Bajo el mar no existe una sociedad utópica formada por peces, pero sí una “Ciudad Perdida”. 

Los investigadores descubrieron cerca de una montaña submarina, al oeste de la Cordillera del Atlántico Medio, varias torres en la que podrían vivir cientos de criaturas. Las paredes están hechas de carbonato y varían en altura, desde pequeñas pilas del tamaño de hongos venenosos hasta un gran monolito de 60 metros de altura. 

Durante al menos 120.000 años, o tal vez más, esta ciudad ha estado oculta a 700 metros de profundidad. Pero ahora, los investigadores han tomado unas imágenes que despertaron un nuevo debate en la comunidad científica: ¿Es acaso una formación natural o algo más? 

La Ciudad Perdida en el Atlántico

Torres de carbonato, la esencia de la Ciudad Perdida / Vía Wikimedia

Este ecosistema no se parece a nada que hayamos visto antes en el océano. Parece muerto, pero en el interior de las grietas y hendiduras viven una variedad de microbios, cangrejos, camarones, erizos de mar y anguilas. 

¿Cuál es el secreto? Pues bien, la Ciudad Perdida en realidad es un campo gigante de fuentes hidrotermales. Los investigadores consideran que es el más grande conocido hasta el momento, y con un aspecto azul muy atractivo por la interacción del agua y la roca peridotita.

«Este es un ejemplo de un tipo de ecosistema que podría estar activo en Encelado o Europa en este mismo segundo. Luce como algo que podríamos ver en las lunas de Saturno, Júpiter o tal vez en Marte».

William Brazelton, microbiólogo de la Universidad de Washington

Si bien es probable que existan otros campos hidrotermales como este en el océano, la Ciudad Perdida o Lost City, como se le conoce, tiene sus peculiaridades.

Una de las criaturas que recorren la Ciudad Perdida / Créditos: Smithsonian

En las profundidades, rumbo al origen de la vida 

A diferencia de los volcánicos submarinos, que también se consideran ecosistemas, la Ciudad Perdida no depende del calor del magma para atraer seres vivos arrojando gases de hasta 40 °C. 

Los ahumadores negros en las paredes usan reacciones químicas en el lecho marino profundo para generar hidrógeno y metano. En pocas palabras, los dos hidrocarburos básicos para la vida. Por lo tanto, esto deja abierta la posibilidad de que las primeras criaturas terrestres se hayan originado en un hábitat como este. Incluso podrían haber evolucionado en la Ciudad Perdida. 

“Durante decenas de miles de años, ha sido un testimonio de la fuerza perdurable de la vida. Esos respiraderos ‘lloran’ fluidos para producir grupos de carbonato delicados».

William Brazelton
Imagen microscópica de los microbios en las grietas / Créditos: Smithsonian

Para la comunidad científica, la Ciudad Perdida es el ecosistema más valioso que hay en medio del Atlántico Norte. Sin embargo, actualmente está en peligro. 

Cualquier columna o descarga provocada por la minería, fácilmente podría inundar la ciudad o derribar las torres. Y con ellas, a todas las criaturas exóticas que viven en las grietas. Es por eso que algunos expertos piden que la Ciudad Perdida sea ahora catalogada como Patrimonio de la Humanidad, para proteger esta maravilla natural antes de que sea demasiado tarde.

No sabemos todavía cuál será el destino de este ecosistema a 700 metros de profundidad, pero algo es seguro: se trata de una verdadera ciudad perdida en el océano. Tal vez no cómo la imaginamos pero al menos, en honor a la Atlántida, los investigadores han llamado a la torre más alta “Poseidón”.

Referencias:

Diving Deep to Reveal the Microbial Mysteries of Lost City https://www.smithsonianmag.com/science-nature/diving-deep-reveal-microbial-mysteries-lost-city-180970234/

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