Si piensas que la ira y la frustración son algo malo, entonces has subestimado el poder de estas emociones negativas.

El mal humor en realidad te hace más productivo, porque te permite detectar errores en el lenguaje que pasan desapercibidos cuando estás de buen humor. Así lo explican los investigadores de la Universidad de Arizona, quienes probaron esta teoría con una docena de voluntarios. 

Sus hallazgos demuestran que cuando las personas están en un estado de ánimo negativo, son más cuidadosas y analíticas. Esto debido a que examinan lo que realmente se dice, en lugar de seguir su conocimiento predeterminado del mundo.

Por lo tanto, el mal humor podría ayudar a las personas a concentrarse en tareas más orientadas a los detalles, como corregir exámenes o editar textos. 

Mal humor vs. buen humor

Estados de ánimo / Vía Pixabay

En su estudio, el equipo analizó cómo reacciona el cerebro a los cambios en el estado de ánimo. Para ello, utilizaron películas y series que pudieran alterar las emociones de los participantes, como escenas de Friends (para el buen humor) o clips de La decisión de Sophie (para el mal humor).

Luego, los participantes escucharon una serie de grabaciones neutrales que contenían una «oración crítica». Es decir, una afirmación que apoyaba o violaba lo dicho anteriormente. Esa oración se mostraba una palabra a la vez en una pantalla del ordenador. Todo esto mientras, en una computadora, los investigadores medían sus ondas cerebrales. 

Ambos grupos prestaron atención a las historias neutrales pero, curiosamente, solo las personas que estaban de mal humor identificaron la oración crítica. 

Por ejemplo, una de las historias que les presentaron fue sobre conducir de noche. Esta empezaba así: “Con las luces encendidas, puedes”, y terminaba con la oración crítica “ver menos”. Aunque esa declaración tiene todo el sentido del mundo si estás observando estrellas, la idea de que encender las luces haría que una persona viera menos es un concepto mucho menos familiar que la idea de encender las luces para ver más.

Sin embargo, las personas que estaban de buen humor no le dieron importancia a este detalle como sí lo hicieron los participantes molestos o frustrados. 

Por lo tanto, para los investigadores esto evidencia que el mal humor te hace más analítico con el lenguaje

Aprovecha el mal humor en el trabajo

Intensidad de las ondas cerebrales en las personas con buen humor vs. las personas con mal humor / Créditos: Universidad de Arizona

Los participantes del estudio completaron el experimento dos veces: una con un estado de ánimo negativo y otra con un estado de ánimo feliz. Cada ensayo se llevó a cabo con una semana de diferencia, y con las mismas historias presentadas. Pero curiosamente, una vez que el mal humor se iba, el cerebro de la persona en cuestión dejaba de percibir oraciones críticas. 

¿Por qué? La respuesta está en su estado de ánimo. Las personas que estaban de mal humor mostraron una mayor actividad cerebral relacionada con el reanálisis, lo que demuestra que analizaron los textos con más cuidado. Es gracias a esto que pudieron encontrar los errores.

“Todos veían de manera diferente las mismas historias cuando el estado de ánimo cambiaba. Esto confirma que el estado de ánimo importa, y quizás cuando hacemos algunas tareas deberíamos prestar atención a nuestro humor”.

Vicky Lai, profesora asistente de psicología en la Universidad de Arizona 
Persona feliz respondiendo un correo / Vía Pixabay

En teoría, el estado de ánimo y el lenguaje se manejan en diferentes redes cerebrales. Pero los dos se procesan en el mismo cerebro, por lo que hay mucha interacción. Así que podríamos decir que nuestras emociones pueden mejorar o perjudicar nuestra capacidad para leer, hablar o comprender una tarea. Todas ellas, cualidades indispensables en cualquier trabajo.

Con lo cual, si estás teniendo un mal día, sería una buena idea canalizar ese mal humor en lugar de irte a la cama. Respira, vuelve a leer ese documento y seguramente encontrarás el error que no viste hace un par de minutos.

Referencias:

Negative affect increases reanalysis of conflicts between discourse context and world knowledge https://doi.org/10.3389/fcomm.2022.910482

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