Los hallazgos de un estudio publicado en la revista Journal of Pineal Research muestran que más exposición a la luz solar podría ser una solución a los problemas para dormir que tienen las personas.
El estudio se enfocó en medir los patrones de sueño de estudiantes universitarios. Durante la investigación, los científicos descubrieron que los estudiantes duermen más tarde por la noche y se despiertan más tarde por la mañana en invierno, cuando hay menos horas de luz y el cielo está más nublado que en otras estaciones.

La explicación de este comportamiento estaría vinculada con la cantidad de luz que reciben los estudiantes durante el día. En otras investigaciones ya se había descubierto que el hecho de no recibir suficiente luz durante el día provoca problemas para dormir.
Horacio de la Iglesia es el autor principal del estudio y explica que «nuestros cuerpos tienen un reloj circadiano natural que nos dice cuándo ir a dormir por la noche. Si no recibimos suficiente exposición a la luz durante el día, cuando el sol está fuera, eso ‘retrasa’ nuestro reloj y retrasa el inicio del sueño por la noche».
La luz solar y su influencia en los patrones de sueño
El estudio utilizó monitores de muñeca para medir los patrones de sueño y la exposición a la luz de 507 estudiantes universitarios de 2015 a 2018.
En los días de escuela durante el invierno, los estudiantes se iban a la cama en promedio 35 minutos más tarde. Además, se despertaban 27 minutos más tarde que los días de escuela de verano. Por lo tanto, algo en el invierno estaba «retrasando» los ciclos circadianos de los estudiantes.
En general, los datos del sueño indicaban que los ciclos circadianos se retrasaban hasta 40 minutos en invierno en comparación con el verano.
El equipo se centró en la luz como posible explicación de este retraso invernal. Pero la luz tiene efectos diferentes en los ritmos circadianos a distintas horas del día.

En el estudio, los investigadores comprobaron que la exposición a la luz diurna tenía un mayor impacto que la exposición a la luz nocturna. Cada hora de luz diurna ‘adelantaba’ 30 minutos las fases circadianas de los estudiantes.
Incluso la exposición a la luz exterior en los días nublados tuvo este efecto. Esto se debe a que esa luz sigue siendo significativamente más brillante que la iluminación artificial interior. Mientras que cada hora de luz nocturna retrasaba las fases circadianas una media de 15 minutos.
Por lo tanto, este estudio demuestra que salir, aunque sea un rato y especialmente por la mañana, es importante para conseguir esa exposición a la luz natural. Pero, además, es crucial minimizar el tiempo de pantalla y la iluminación artificial por la noche para ayudarnos a conciliar el sueño.
Referencias:
Daytime light exposure is a strong predictor of seasonal variation in sleep and circadian timing of university students: https://doi.org/10.1111/jpi.12843