Donde antes solo podías mirar un cuadro, ahora puedes interactuar con él. El arte inmersivo ha hecho posible que podamos caminar por las obras de Van Gogh, o revisitar la cultura egipcia. 

Para los puristas, las pinturas proyectadas cual película de cine no son realmente “arte”. Pero para el resto de nosotros estos espectáculos son mucho más atractivos y enriquecedores ya que nos hacen parte de esas obras y de la cultura que encierran. Y no estamos exagerando en este aspecto. 

La exposición de arte inmersivo de Van Gogh atrajo a más de 300.000 espectadores durante la pandemia de Covid-19, cuando el consumo de cultura estaba en su peor momento. Una cifra que todavía mantiene, y a la que muy pocos museos logran llegar

Después de todo, no es lo mismo contemplar la Monna Lisa o la Noche Estrellada a través del estrecho hueco de decenas de cabezas, que formar parte de la obra en una exposición inmersiva. 

¿Cómo el arte inmersivo nos transporta a otras culturas?

Si no compraste tus entradas para el «Immersive Van Gogh», puede que todavía no entiendas qué tiene de especial el arte inmersivo. Pero no te preocupes, te lo vamos a explicar.

En estos eventos se aprovechan al máximo las nuevas tecnologías de mapeo de proyección para crear espectáculos deslumbrantes. Todos tienen en común el uso de imágenes digitales a gran escala pero, dependiendo del artista o la exposición, pueden haber elementos interactivos como:

  • Efectos de sonido.
  • Túneles de luz que cambian al tacto.
  • Incluso burbujas, niebla u olores.

Por ejemplo, durante la exposición de Van Gogh en la ciudad de Nueva York, los visitantes podían sentarse «dentro» de sus pinturas.

Si comparamos esta experiencia con la que ofrece un museo, donde solo podemos observar las obras en silencio, la brecha es evidente. El arte inmersivo en verdad te hace formar parte de lo que estás viendo, por lo que puedes sentir la cultura que esconden esas expresiones artísticas. Y no solo estamos hablando de pinturas, pueden ser desde cerámicas hasta sarcófagos, como los de la reciente exposición inmersiva sobre el rey Tut.

“Desdibujas las líneas entre lo que es real y lo que es surrealista, lo que es digital y lo que es físico».

Jamie Reilly, gerente de Moment Factory que maneja las proyecciones artísticas 

Es por eso que las exposiciones inmersivas de Van Gogh, Monet, Frida Kahlo y Klimt recaudaron alrededor de 200 millones de dólares en un mes, mientras que los museos tradicionales apenas logran recaudar 2 millones al año.

¿Por qué es importante el arte inmersivo?

VíaCréditos: TexasHighways

A medida que la tecnología avanza, las personas se vuelven más reacias a salir de casa y relacionarse entre sí. Y eso es un gran problema pues somos seres sociales por naturaleza.

Involucrar a los espectadores en una pieza y que esta se transforme con ellos implica no solo una manera alternativa de disfrutar del arte, sino también una forma diferente de entenderlo. El arte inmersivo busca hacernos salir de casa para vivir experiencias únicas a través de la cultura.

La exposición de Van Gogh, por ejemplo, revela cómo era la cultura francesa de fin de siglo. Los sarcófagos virtuales del rey Tut, nos sumergen en las costumbres egipcias. E incluso el arte Frida Kahlo nos enseña cuán duro era el papel de la mujer en la sociedad.

Más allá de lo histórico o trascendental que pueda ser esto, crear experiencias que les den a las personas una razón para ser más curiosos siempre es positivo. 

Además, el arte inmersivo apela a un nuevo tipo de necesidad en el mundo moderno: la emocional. Básicamente, el buscar experiencias que nos enriquezcan como personas y nos hagan sentir parte de algo. Así que podríamos decir que todo lo que engloba este tipo de arte nos acerca a nuevas perspectivas que nunca antes habríamos imaginado.

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