Hacerse con un equipo informático nuevo resulta en una tarea bastante compleja no solo por las horas de investigación que requiere encontrar los componentes que deseas con el precio que mejor se adapte a tu presupuesto, sino también por el tipo de componentes a elegir y la compatibilidad que puedan tener entre ellos. Por ello, uno pensaría que la elección de un monitor para su ordenador podría ser mucho más sencilla, dado que únicamente cumple la función de reflejar las imágenes que carga el equipo. Sin embargo, la realidad es que también existen muchos factores a tener en cuenta a la hora de elegir el tipo de monitor que necesitas, ya que cada uno de ellos cuenta con una serie de parámetros que deberás considerar en base al uso que vayas a hacer del mismo.
La tasa de refresco
Independientemente del tipo de usuario que seas, la tasa de refresco se trata de un parámetro muy importante a tener en cuenta a la hora de elegir un monitor. Al fin y al cabo, la tasa de frecuencia de actualización hace referencia al número de veces que la imagen se actualiza en un ordenador por cada segundo. Por ejemplo, un monitor con frecuencia de 144 Hz se actualiza 144 veces por segundo, mientras que otro con frecuencia de actualización de 60 Hz lo hace 60 veces por segundo.
Esto resulta especialmente importante para los gamers ya que, incluso si están jugando a 120 FPS, un monitor de 60 Hz estará limitado a un framerate de 60 FPS.
El tipo de pantalla que vas a utilizar
Otro aspecto muy importante que deberás considerar a la hora de hacerte con un monitor es averiguar el tipo de pantalla que integra. LCD, IPS, Oled… cada una de ellas plantea diferentes niveles de contraste, ángulo de visión o tasas de refresco, parámetros que podrán verse limitados o potenciados por este tipo de tecnologías. Lo mejor que puedes hacer es investigar acerca de cada una de ellas y, en base a tus necesidades como usuario, elijas la que mejor se adapte a ti.
El tamaño y la resolución
El tamaño de la pantalla guarda una relación directamente proporcional con la productividad del usuario: mientras más grande sea, el usuario podrá disfrutar de un mayor rendimiento en sus diferentes tareas. A pesar de este dato, los monitores que suelen utilizarse en las oficinas son aquellos con dimensiones de entre 24 y 32 pulgadas, dado su reducido espacio que permite colocarlos en cualquier sitio y los económicos precios por los que se venden. Si en tu vivienda dispones de más espacio, puedes optar incluso por la compra de dos monitores o por uno único que sea curvo y ultrapanorámico.
Sus conexiones
Por último, pero no por ello menos importante, los diferentes conectores del monitor determinarán el tipo de disopsitivos que podrán enchufarse al él. Por lo general, los más habituales son los puertos HDMI y los DisplayPort. Sin embargo, también hay modelos con conexiones USB que permiten conectar una webcam o un disco duro interno, así como conectores DVI cuya interfaz de vídeo ya ha sido reemplazado en los modelos más recientes por los HDMI o los DisplayPort.