En los anillos de varios árboles con más de 1.200 años de vida, un equipo ha encontrado seis misteriosas marcas de radiación cósmica. 

Dado que los rayos cósmicos del Sol chocan constantemente con nuestra atmósfera, es normal que los árboles tengan pequeñas marcas en sus troncos. En especial los más longevos, ya que sus anillos absorben el carbono 14 radiactivo que se produce cuando la radiación golpea la Tierra. 

Sin embargo, estas marcas suelen estar ligadas a un evento único, ya sea una explosión de las manchas solares o una llamarada instantánea. En este caso, los picos de radiación cósmica en los árboles ocurrieron de manera intermitente en el año 7176 a. C., el 5410 a. C., el 5259 a. C., el 660 a. C., el 774 d. C. y el 993 d. C. respectivamente. Lo que significa que estos eventos no están correlacionados con la actividad de las manchas solares, sino con alguna tormenta cósmica que se repite cada mil años.

Manchas cósmicas en los árboles

Los árboles desarrollan anillos concéntricos en sus troncos a medida que envejecen. Estos anillos se usan para determinar su edad, su tasa de crecimiento y la cantidad de isótopos de carbono que hay en la atmósfera. 

Con estos datos los científicos pueden fechar sequías, inundaciones, erupciones volcánicas cercanas al árbol o incluso picos de radiación cósmica conocidos como “eventos Miyake”. Por lo tanto, los árboles milenarios son testigos confiables de episodios que se remontan a miles de años atrás.

Justo por eso temen que esta rara tormenta que acaban de detectar vuelva a repetirse en 2030.

Un gran aumento en el radiocarbono que se encuentra en los árboles de todo el mundo significa un ligero aumento en la radiación cósmica de la Tierra. Y esas son muy malas noticias para el ser humano, pues no estamos diseñados para soportar altos niveles de radiación.

En 1859, un astrónomo inglés llamado Richard Carrington vio dos manchas de luz que se movían a través del Sol. Poco después, una poderosa tormenta geomagnética azotó la Tierra, provocando que los telégrafos chispearan y que los cables eléctricos se incendiaran.

Cada vez que el Sol entra en su ciclo de 11 años de actividad, el planeta Tierra experimenta los efectos de las erupciones de plasma. Pero ni siquiera estos estadillos modernos pueden compararse con alguno de estos eventos cósmicos que quedaron registrados en los anillos de los árboles.

Si un evento de Miyake realmente ocurriera hoy, probablemente causaría lo que los científicos llaman una “‘apocalipsis en línea”. Muchas infraestructuras se dañarían, la salud de los viajeros aéreos estaría en riesgo e incluso perderíamos parte de las centrales eléctricas por el impacto residual.

¿Qué podemos esperar de esta tormenta cósmica?

Simulación de la tormenta del año 774 d. C. / Créditos: NASA

Hay muchos mecanismos que pueden causar manchas en los anillos de los árboles. Las erupciones solares son las más comunes, pero esta serie de eventos radiativos no corresponden con el daño que provoca el Sol en erupción. En cambio, parece que los árboles registraron una tormenta de radiación cósmica nunca antes vista.

Por lo tanto, todavía no se sabe qué pudo haberla causado, aunque existen algunas teorías. Como por ejemplo, que esta tormenta misteriosa es el remanente de una supernova cuya radiación llegó hasta la Tierra en el año 774 d. C.

Sin embargo, esa teoría no explica los otros cinco picos de radiación detectados en los árboles milenarios. Así que no existe una explicación simple para estos eventos de Miyake, lo único que podemos esperar es que no se repitan.

Los datos disponibles sugieren que hay alrededor de un 1% de posibilidades de ver otra tormenta cósmica devastadora en la próxima década. Pero puede que estos datos no sean precisos, ya que los científicos aún no saben cómo predecir tales eventos o qué daño podrían causar más allá de dejar marcas en los árboles.

Referencias:

Radiation Spikes in Tree Rings Came From Mystery Cosmic Storms, Scientists Say https://gizmodo.com/miyake-events-tree-rings-mystery-cosmic-storms-1849699178 

Modelling cosmic radiation events in the tree-ring radiocarbon record https://doi.org/10.1098/rspa.2022.0497

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