Si miráramos la evolución humana, veríamos que algunos ancestros primates tenían algún tipo de cola. Pero, ¿qué hubiese pasado si los humanos desarrollaban una? ¿Cambiaría nuestras vidas?
Las colas desaparecieron cuando los grandes simios se separaron de los monos, hace aproximadamente 25 millones de años. Quizás nuestros antepasados se deshicieron de sus colas para ahorrar energía a medida que se volvían bípedos.
Pero, tampoco nos liberamos del todo de las colas. En raras ocasiones los bebés nacen con espina bífida, es decir, con un cóccix irregular que da la impresión de «pseudocola» vestigial. Dichas colas serían crecimientos carnosos que contienen músculo, tejido conectivo y vasos sanguíneos, pero no hueso ni cartílago. Estas pseudocolas no serían funcionales y suelen eliminarse poco tiempo después del nacimiento.

Si hoy los humanos tuvieran colas
La evolución les quitó a los humanos la posibilidad de tener colas. Pero, algunos parientes lejanos aún mantienen sus colas. Por ejemplo, existen monos nativos de América del Sur y Central, llamados monos del «Nuevo Mundo», que poseen colas prensiles. Con estas colas, dichos animales pueden agarrar objetos, enroscarse alrededor de las ramas de los árboles e incluso sostener su peso corporal.
Estos monos no serían nuestros parientes con colas más cercanos. Pero, los llamados monos del «Viejo Mundo» sí. Estos viven actualmente en África, Asia y el sur de Europa. Entre ellos estarían los babuinos y los macacos, cuyas colas les sirven principalmente para mantener el equilibrio.
Por lo tanto, si hoy los humanos tuviesen colas no serían prensiles sino que quizás se parezcan más a las colas de los macacos o de los babuiinos. Esta cola larga y peluda nos podría servir para abrigarnos, como si fuese una bufanda. Mientras que si hubiéramos evolucionado para hibernar, nuestras colas podrían ser útiles como un sistema de almacenamiento de grasa.
Además, si tuviésemos colas como otros bípedos, la historia sería diferente. Por ejemplo, si nuestras colas fuesen como las de los canguros, que tienen colas robustas que usan como un trípode, nuestra locomoción sería diferente. Los canguros usan sus colas para soportar su peso y agregar potencia a su zancada. En nosotros, una cola como canguro solo nos volvería muy torpes.
Con una cola larga corremos el riesgo de ser lastimados diariamente sin darnos cuenta. Por ejemplo, podrían pisarlas o cerrar las puertas accidentalmente sobre ellas. Si, por el contrario, tuviésemos colas cortas, sentarnos en una silla sería algo más dificultoso.
Tal vez las colas abrirían nuevas posibilidades de moda, con accesorios especiales para decorarlas. Pero, incluso así, tener una cola sería un dolor de cabeza constante.
Referencias:
What if humans had tails?: https://www.livescience.com/what-if-humans-had-tails