Para un niño, la playa es solo otro espacio de ocio para jugar con el agua o ver peces. Algo parecido ocurre con los ríos y los acuarios. Pero cuando somos adultos entendemos los verdaderos beneficios que ofrecen estos espacios azules.
En un mundo cada vez más urbano, el mar nos aporta bienestar. Diversos estudios han demostrado que los llamados “espacios azules” pueden reducir significativamente el estrés, mejorar el estado de ánimo y reforzar nuestra salud mental.
Algunos beneficios de la playa o los acuarios son similares a los beneficios que nos ofrecen los famosos espacios verdes, es decir, los parques y los bosques. Sin embargo, hay una diferencia crucial más allá del color: los espacios azules parece que tienen un efecto prolongado en las personas que persiste durante décadas.
¿Por qué deberías visitar más espacios azules?

Todos sabemos que es mejor pasar tiempo en la naturaleza que en las grandes ciudades, ya que el aire es más puro y el ambiente es más tranquilo.
Existe toda una teoría sobre por qué los colores de la naturaleza nos producen bienestar. Pero no todos los espacios naturales son iguales. Los espacios azules, por ejemplo, están más vinculados a la salud mental que los espacios verdes.
Dentro de esta categoría podemos encontrar a los océanos o los ríos, así como lugares artificiales con grandes masas de agua, como los estanques o incluso las fuentes ornamentales.
Cuando se les preguntó a más de 16.000 personas en todo el mundo sobre su bienestar emocional y psicológico, los adultos que jugaron en espacios azules cuando eran niños fueron los únicos que expresaron estar alegres y de buen humor todo el día.
Al indagar un poco más en el asunto, un par de científicos notaron que los beneficios de los espacios azules eran más prolongados en estas personas en comparación con otros espacios naturales. Esto debido a que esas personas vivieron experiencias placenteras en estos espacios desde su nacimiento hasta los 16 años aproximadamente, y esas vivencias les motivaron a seguir visitando esos espacios con más frecuencia.
En consecuencia, los adultos que habían ido a espacios azules en su infancia tenían una mejor salud mental en la edad adulta.
“La motivación intrínseca o el deseo de hacer algo porque es placentero mejora nuestra salud mental y la sensación de bienestar. Alguien intrínsecamente motivado para realizar una actividad tiende a estar más relajado, más concentrado y menos agobiado por las emociones negativas”.
Valeria Vitale, doctora en el Instituto de Estudios Clásicos
¿La playa o la montaña?

Muchos doctores recomiendan caminar por el bosque al menos una hora cada día para estar más alegres y dejar de pensar en los deberes urbanos que acaparan nuestra atención. Pero muchas personas no siguen estos consejos porque no están acostumbradas a ir a espacios verdes.
En cambio, a nadie le molesta que un doctor les diga que vayan a la playa. Parece haber una motivación intrínseca en estos lugares, por lo que es más fácil disfrutar los beneficios de los espacios azules. Pero eso no significa que los espacios verdes sean malos para nuestra salud.
Lo que sugieren estos hallazgos es que podría ser bueno para los niños pequeños juegar alrededor del agua y encariñarse con ella ya que, en su adultez, eso los motivaría a desconectarse de las grandes ciudades. Así que puede que, si fomentamos las excursiones o el alpinismo en la niñez, el efecto sea similar.
Aunque lo más recomendable sería mezclar ambas experiencias, pues no todos viven cerca de una montaña o junto a la playa. Mientras más cómodos se sientan los niños en entornos naturales, más felicidad tendrán a largo plazo.
Por lo tanto, los padres son los que tienen que tomar esa decisión: elegir los beneficios físicos de los espacios verdes, el bienestar mental de los espacios azules o ambos.
Referencias:
‘Blue Spaces’ Seem to Have an Effect on People That Ripples Even Decades Later https://www.sciencealert.com/blue-spaces-seem-to-have-an-effect-on-people-that-ripples-even-decades-later
Mechanisms underlying childhood exposure to blue spaces and adult subjective well-being: An 18-country analysis https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2022.101876