En un viaje de revisión al lago epishelf Milne Fiord, a 800 kilómetros del Polo Norte, un equipo de investigadores encontró algo sorprendente: hay virus gigantes sobre las algas microscópicas del Ártico.

Los cuerpos de agua dulce suelen estar infestados de virus en todas las regiones del mundo, ellos son parte del ecosistema. Sin embargo lo que sorprendió a los investigadores no fue el hecho de encontrar organismos virales en el agua, sino que estos fueran tan grandes como una bacteria.

Una de las características de los virus es su tamaño diminuto. Estos agentes infecciosos son mucho más pequeños que la bacteria más microscópica de 0,5 micrómetros de longitud. Es por eso que los virus solo portan unos pocos genes para replicarse.

Sin embargo, existe un grupo de virus gigantes llamados “megaviricetes” que pueden llegar a medir hasta 5 micrómetros. Lo que vendría siendo similar, o incluso superior, al tamaño de la bacteria más grande.

Este precisamente es el tipo de virus que los investigadores de la Universidad Laval encontraron en las algas del Océano Ártico.

Los megaviricetes y el frío ártico

Vía Pixabay

El objetivo de estos microbiólogos canadienses era identificar los virus típicos que había en el agua salada. Pero ese plan cambió cuando se dieron cuenta que el agua dulce tenía una gama de virus más rica y diversa.

Durante su exploración encontraron más de 2.000 virus en las aguas del lago que eran parte de alguna de las 5 familias de virus típicos. Y junto a ellos, descubrieron varios virus que estaban justo en el límite entre el agua dulce y el agua salada: los megaviricetes.

También llamados “pandoravirus”, este tipo de organismos gigantes fueron descubiertos hace unos 20 años aproximadamente. Se sabe muy poco sobre ellos, pero algunos científicos piensan que tienen genes mucho más avanzados por culpa de su tamaño. Tales como proteínas capaces de producir más energía, o algún factor caníbal que les ayuda a sobrevivir parasitando otros organismos diminutos. 

El equipo solo encontró virus megaviricetes en las algas microscópicas del Ártico. No saben por qué están ahí o si tienen la capacidad de infectar a otros organismos, pero es un hecho que están bastante ocultos.

Lagos de agua dulce como el epishelf en realidad son muy poco comunes en el Océano Ártico, pues no tienen un fondo físico. El agua dulce flota sobre el agua salada porque es menos densa, y la cubierta de hielo sobre el lago protege al agua dulce de las olas o el viento que harían que se mezclara con el agua de mar. Así que estos virus viven prácticamente confinados dentro de las algas del Ártico.

De hecho, si la presa de hielo se rompe, como ha sucedido en otros fiordos, el lago Epishelf de Milne Fiord se perderá. Y con él, los ecosistemas de pandoravirus que hay en esa región. 

De los virus al cambio climático

Imagen del lago Epishelf de Milne Fiord / Créditos: Universidad de Laval en Cánada

Los autores piensan que el descubrimiento de estos virus gigantes en las algas será vital para mejorar el ecosistema del Ártico en un futuro.

El calentamiento global sigue siendo un problema constante que amenaza la fauna y la flora en los polos. Tanto directamente, por el aumento de las temperaturas, como indirectamente por la destrucción del permafrost, los glaciares y los lagos de agua dulce.

Así que toda información sobre los ecosistemas perdidos es bien recibida, aun cuando hable sobre virus extremadamente grandes. 

Referencias:

Giant Viruses Are Infecting Algae in a Rare, Floating Lake in The Arctic https://www.sciencealert.com/giant-viruses-are-infecting-algae-in-a-rare-floating-lake-in-the-arctic 

Climate-Endangered Arctic Epishelf Lake Harbors Viral Assemblages with Distinct Genetic Repertoires https://doi.org/10.1128/aem.00228-22

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