También conocidos como “osos de agua”, los tardígrados son criaturas sorprendentes que han protagonizado varios estudios de la NASA.
A pesar de su tamaño, menor a los 2 milímetros, estos invertebrados tienen una habilidad muy codiciada: sobrevivir a situaciones que matarían a la mayoría de los organismos.
Los tardígrados pueden soportar casi todo, desde rayos X hasta condiciones de deshidratación extrema o cambios de gravedad. Y lo más curioso de todo es que los climas hostiles no parecen influir en su estilo de vida. Todo lo contrario, aunque no haya agua o comida disponible, los osos de agua pueden resistir hasta los 30 años en perfectas condiciones.
¿Cómo? Pues haciendo uso de su genética.
Los tardígrados lidian con la deshidratación usando la fuerza física
El truco de los osos de agua, por absurdo que parezca, está en cómo sus células lidian con el estrés de la deshidratación.
Se cree que cuando una de estas criaturas “se seca”, en realidad mantiene sus células intactas. Esto debido a que, a medida que el agua sale de una célula, algún tipo de proteína le da la fuerza física que necesita para conservar su forma. Un factor determinante ya que, sin esta fuerza, las células colapsarían sobre sí mismas.
De esta manera es que los tardígrados pueden sobrevivir a la deshidratación extrema por décadas, y recuperar su torpe forma de caminar una vez que entran en contacto con el agua.
Los investigadores que dieron con este mecanismo aseguran que esta proteína lo que crea es un gel protector fuera de las células. Algo que también ocurre en otros animales como los insectos, solo que en los tardígrados el proceso está mucho más desarrollado.
Un par de proteínas pueden frenar la deshidratación extrema
Estas criaturas diminutas tienen varias proteínas solubles en el citoplasma que son exclusivas de su especie y reciben el nombre de CAHS.
Las proteínas CAHS pueden detectar cuando una célula se seca, gracias a las redes de filamentos que forman en su interior. Y en consecuencia, actuar en cuestión de segundos para evitar que la deshidratación sea fatal.
Aunque lo que hacen realmente no es mucho, solo sostienen el material celular y las biomoléculas secas durante los períodos hostiles. No son precisamente proteínas complejas.
Pero es justo por eso que han captado la atención de los científicos, pues ellos creen que es posible replicar estas proteínas de los tardígrados en los humanos, para evitar así la deshidratación extrema. Un problema que al año cobra cientos de vidas humanas.
¿Pero realmente podemos ser como los tardígrados?

Durante su estudio, el equipo se dio cuenta que las proteínas CAHS pueden inyectarse en las células de los insectos y humanos. De hecho, probaron cómo reaccionan nuestras células a este tipo de proteínas, y la respuesta fue bastante prometedora.
Los filamentos fabricados por las proteínas CAHS se replicaron con éxito a medida que la célula humana se deshidrataba. Sin embargo, saber cómo aislar y activar estas proteínas especiales es solo el comienzo.
El equipo piensa que deben haber otras proteínas dentro de los tardígrados que no solo aseguren su resistencia a la deshidratación, sino también su supervivencia en climas hostiles. Con lo cual han pensado analizar las otras 300 proteínas recolectadas en busca de una “mina de oro”.
¿Qué significa esto? Pues que el uso de las proteínas CAHS para la fabricación de medicamentos sufrirá un pequeño retraso.
Si todo sale bien, los investigadores encontraran pronto nuevas formas de extender la vida útil de las células secas. Si no, al menos sabrán que los tardígrados tienen otra habilidad fascinante para estudiar.
Referencias:
How tardigrades survive dehydration https://phys.org/news/2022-09-tardigrades-survive-dehydration.html
Stress-dependent cell stiffening by tardigrade tolerance proteins that reversibly form a filamentous network and gel https://dx.doi.org/10.1371/journal.pbio.3001780