No todas las cabezas reducidas que se ven en los museos son reales, algunas de ellas son falsas.

A las cabezas reducidas se las conoce como tsantsas, y era una práctica funeraria del pueblo indígena shuar ecuatoriano que consistía en encoger cabezas humanas al tamaño de una manzana. Estas cabezas tenían los ojos y los labios cosidos, una imagen un tanto macabra pero que formaba parte de la cultura de este pueblo.

Lo cierto es que las tsantsas pueden ser fáciles de falsificar por lo que es muy común ver muchas cabezas reducidas falsas exhibidas como si fuesen reales.

Debido a esta situación, investigadores de Western University y Object Research Systems en Canadá y la Universidad de San Francisco, de Quito, Ecuador, han creado una herramienta para distinguir cuáles son falsas.

Vía Depositphotos.

El ritual de reducir cabezas hasta el tamaño de una manzana

Se sabe que los Shuar realizaban este ritual funerario de quitar y preservar cabezas de esta manera para atrapar el alma de un individuo. Según los escasos registros históricos, esta práctica se remontaría al siglo XVI.

Siempre se pensó que este ritual era practicado por los Shuar con sus enemigos, como el pueblo achuar amazónico. Sin embargo, las actuales autoridades de los Shuar afirman que esta era una técnica que también se realizaba con líderes respetados de la comunidad.

Los pasos que los Shuar debían seguir para conseguir este tamaño en las cabezas eran los siguientes: primero las cabezas se cortaban en la base del cuello y se ensartaban en una vid o se arrojaban a una canasta para llevarlas de vuelta para su procesamiento.

Luego, el cuero cabelludo se abría con un cuchillo de bambú, una piedra afilada o una concha, para extraer el cráneo y descartarlo.

Posteriormente, la piel se hervía durante un máximo de dos horas. Con este paso se conseguía eliminar los microbios y encoger ligeramente la carne.

Después de realizado este proceso, se procedía a dar vuelta la cara y el cuero cabelludo para retirar la mayor cantidad de tejido conectivo.

Una vez completado este paso, se continuaba con la costura de los ojos con fibras de la palma de Astrocaryum chambira. Luego, todo se colocaba en su posición correcta.

La boca también podía coserse o cerrarse con clavijas de bambú, al igual que otras incisiones. Posteriormente, se rellenaba la cabeza con rocas calientes que ayudaban a encogerla aún más. Luego se terminaba de rellenar con arena caliente que ayudaba a secar la cabeza y conservarla mejor.

Una vez listas, las cabezas reducidas se colgaban de postes.

Vía Depositphotos.

¿En qué consiste el método para distinguir las tsantsas falsas de las reales?

Debido a la demanda de cabezas reducidas y las altas recompensas, surgió la tentación de convertir esta práctica en algo más comercial.

Entonces empezaron a aparecer falsificaciones de tsantsas, pero hechas con pieles de cerdos, monos y perezosos.

A veces, distinguir las tsantsas reales de las falsas resulta una tarea difícil. Por eso, los investigadores de este estudio idearon un método para distinguir las cabezas reducidas reales de las falsas.

Los científicos recurrieron a diferentes resoluciones de escaneos de rayos X para revelar niveles contrastantes de detalle en cortes, anatomía y costura. Mediante estos pasos, los investigadores pudieron detectar diferencias clave que separan las tsantsas ceremoniales de las comerciales.

Esto criterios se probaron en una tsantsa del Museo Chatham-Kent en Ontario, Canadá. Según los análisis, la tsantsa sería de un humano. Sin embargo, los investigadores dudan si fue hecha para fines ceremoniales.

Referencias:

Correlative tomography and authentication features of a shrunken head (tsantsa): https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0270305

Not All ‘Shrunken Heads’ in Museums Are Real. But There’s a Way to Tell: https://www.sciencealert.com/not-all-museum-shrunken-heads-are-the-real-deal-this-method-could-tell-us-which-are

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