Como sabemos, la contaminación es un fenómeno generalizado en todo el mundo.
Los microplásticos y las sustancias químicas han convertido los océanos en vertederos y el aire en un contaminante importante para nuestros pulmones. Pero existen dos químicos que están tomando especial relevancia este año: el perfluoroalquilo y el polifluoroalquilo.
Estas sustancias forman parte de lo que coloquialmente se conoce como “químicos para siempre”, es decir, compuestos no degradables que contaminan el entorno. Sin embargo, lo que los hace especiales frente al resto es su capacidad para impactar en la salud de las personas y en la de sus futuros descendientes.
¿Qué son exactamente estos “químicos para siempre”?

El perfluoroalquilo y el polifluoroalquilo, también conocidos como PFAS, son químicos fluorados tensoactivos. Básicamente, cadenas de átomos de carbono y flúor que se usan para recubrir textiles como los impermeables, o utensilios de cocina antiadherentes.
Gracias a sus enlaces carbono-flúor, los PFAS pueden repeler fácilmente el agua y el aceite, lo que las ha vuelto sustancias muy codiciadas en la industria de la moda. Pero, a su vez, esto ocasiona que sean mucho más resistentes a las condiciones ambientales. Con lo cual pueden tardar siglos en descomponerse a la intemperie.
Y eso sería en el mejor de los casos, pues tal y como su nombre lo indica, son químicos propensos a “vivir para siempre”. Bien sea en los océanos o dentro de nuestros cuerpos.
Los PFAS están destruyendo nuestra salud poco a poco
Un equipo de investigadores de la Universidad Brown en Estados Unidos confirmó recientemente que los PFAS pueden ocasionar obesidad y resistencia a la insulina, el precursor de la diabetes tipo 2. En esencia, porque alteran la epigenética del sistema metabólico.
Asimismo, estos químicos pueden afectar para siempre la lactancia materna, reduciendo el tejido mamario y la cantidad de leche que expulsa la mujer.
Por lo tanto, podríamos decir que son sustancias capaces de afectar las principales etapas de concepción, gestación y desarrollo de los seres humanos. Esto a través del uso diario de tales sustancias en las prendas, o de su consumo en el agua potable y los alimentos contaminados. Porque sí, al igual que los microplásticos, estas sustancias pueden llegar a la sangre a través de peces contaminados.
“Realizamos evaluaciones detalladas de la salud de los niños, desde el comportamiento, el aprendizaje, la memoria, las habilidades motoras y las tasas metabólicas. Nos fijamos en la epigenética y encontramos modificaciones hereditarias que podrían verse influenciadas por productos químicos”.
Joseph Braun, epidemiólogo en la Universidad Brown
¿Podemos evitar los químicos para siempre?
Nos gustaría que los químicos para siempre no fueran tan fieles a su nombre, pero lamentablemente ese no parece ser el caso.
Actualmente, casi todos hemos estado expuestos a estos químicos a través del aire o el agua, por lo que, aunque viviéramos en una burbuja, nos sería imposible evitar sus efectos tóxicos.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad Brown están trabajando para disminuir su exposición en el futuro. Esto a través del uso de dispositivos de filtración para evitar las moléculas invisibles.
El objetivo a largo plazo es desarrollar un filtro sencillo y asequible para el agua, y otro para filtrar el aire. Así que por el momento intentemos al menos evitar la exposición directa a estos dos químicos para siempre, alejándonos de los siguientes productos:

Referencias:
What Do We Know About “Forever” Chemicals and Health? https://www.futurity.org/forever-chemicals-pollutants-health-2776082-2/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=f
PFAS – the ‘Forever Chemicals’ https://chemtrust.org/pfas/