El amor es uno de los sentimientos más placenteros y mágicos que hay, eso nadie lo pone en duda. Pero estamos acostumbrados a ver el amor como algo único, ligado al propio destino, que nos vincula tarde o temprano con nuestra alma gemela. Una visión que le debemos al cine, en donde todo es idílico y posible, pero que nada tiene que ver con la realidad.
Si bien el amor romántico ha sido parte de la naturaleza humana durante miles de años, los psicólogos evolutivos aseguran que cosas como las almas gemelas o el amor predestinado no existen. Todo ello es el resultado de un maravilloso proceso evolutivo en nuestra mente.
¿Cómo era el amor hace miles de años?

Actualmente creemos que el matrimonio y las cartas de amor son formas tradicionales de expresar cuánto nos importa la otra persona. Sin embargo, hace 4000 años, estas prácticas eran parte de un contrato.
Nuestros ancestros priorizaban las uniones por conveniencia, ya que de esta manera tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Y lo que impulsaba el vínculo no era el amor predestinado o los ideales hacia a la otra persona, era la cantidad de bienes y estatus que pudieran obtener con esa unión.
En este sentido, el amor no nació siendo un sentimiento romántico, pero se volvió un vínculo verdaderamente mágico para la ciencia, pues era como firmar un contrato de arrendamiento biológico.
¿Por qué la gente busca un contrato de alquiler? Pues porque esperan que eso les proporcione estabilidad, seguridad y otra serie de necesidades básicas. Buscar un inquilino o un apartamento perfecto es un proceso mucho más complejo y costoso, por lo que las personas tienden a evitarlo para asegurar su supervivencia. De allí nace lo que hoy conocemos como “el miedo al compromiso”.
Es por ello que la psicología evolutiva considera que el amor es un sentimiento mágico, pues ha garantizado la reproducción y la evolución del ser humano desde hace miles de años. Y todavía lo sigue haciendo.
El amor moderno es otro tipo de contrato

La psicología evolutiva se centra en la idea de que las personas piensan y actúan de la manera en que lo hacen hoy porque así lo hacían sus ancestros hace millones de años. Con lo cual es posible que nuestra manera de actuar o de enamorarnos siga estos patrones de “contrato biológico”.
Por supuesto, eso no significa que todas las parejas busquen llegar al matrimonio, o que intercambien bienes para poder tener una relación. Lo que estos expertos sugieren es que la sensación vertiginosa y mágica de enamorarse, que idealizamos a diario, es en realidad un sesgo de la evolución.
La mente humana evolucionó para priorizar las cosas que contribuyen a su supervivencia, como los alimentos altamente nutritivos o las parejas potenciales que podrían criar descendencia saludable. Con lo cual, al momento de enamorarnos, la mente no sigue los ideales que se ven en el cine, sino que se sustenta en elegir a aquellas personas que podrían firmar un contrato de arrendamiento.
Esto, aunque no lo parezca, resuelve muchos problemas a largo plazo. Por ejemplo, el miedo al compromiso que muchas parejas experimentan después de estar varios años juntos.
“Las personas enfrentan un problema de compromiso casi idéntico cuando se trata de elegir socios. Es probable que los humanos hayan evolucionado para favorecer las relaciones monógamas que duran lo suficiente como para compartir la crianza de los hijos”.
Benjamin Kaveladze, psicólogo en la Universidad de California
También, la angustia de la descendencia, pues buscar una “pareja perfecta” puede consumir mucho tiempo y limitar la fertilidad. O incluso la crianza de los hijos, en el caso de las personas de la comunidad LGBTQ.
Así que el amor es un sentimiento impresionante que, después de atravesar la mágica fase del enamoramiento, ayuda a asegurar el compromiso con el otro.
El amor sigue siendo un sentimiento mágico

Quizás llamar al amor un “contrato biológico” pueda sonar desagradable, pero esa no es la intención. Por el contrario, lo que los psicólogos de la Universidad de California quieren dar a entender es que el compromiso evolutivo que tiene implícito el amor es mucho mejor que el idealizado en las películas.
Primero, porque asegura la estabilidad de la relación a largo plazo. Las personas en relaciones sólidas perciben a otras parejas potenciales como menos atractivas, lo que evita que busquen nuevas opciones románticas.
En segundo lugar, porque este tipo de amor provoca celos. Un sentimiento que, si bien llevado al extremo es peligroso, en condiciones normales se le considera positivo. Esto debido a que es una adaptación natural de “protección hacia la pareja”, que motiva la vigilancia y la actitud defensiva hacia aquellos que podrían ser una amenaza.
Y finalmente, porque aumenta el valor de la relación. No todos firman un contrato de arrendamiento, es necesario hacer un enorme compromiso con la otra persona y con sus intereses. Eso favorece la confianza en la pareja.
Así que, puede que el amor mágico no tenga sentido, pero el amor sí es un sentimiento “mágico”.
Referencias:
Why does love feel magical? It’s an evolutionary advantage https://phys.org/news/2022-07-magical-evolutionary-advantage.html
Real Love Is The Difference Between A Contract And A Covenant https://psiloveyou.xyz/real-love-is-the-difference-between-a-contract-and-a-covenant-f82df8fdb130