Científicos del Centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ) estudiaron la respuesta inmunitaria humana a la vacuna contra la malaria y encontraron que posee corta duración.

El objetivo de los investigadores era averiguar contra qué componentes proteicos se dirigen las células T auxiliares. Para su sorpresa, las células T colaboradoras reaccionaron exclusivamente a la secuencia de la proteína de la cepa de la vacuna. Sin embargo, apenas mostraron reactividad cruzada con las variantes del patógeno natural. Esto podría explicar por qué las infecciones naturales ofrecen poca protección frente a nuevas enfermedades con otras cepas. Además darían una explicación de por qué el efecto de la vacuna disponible hasta la fecha dura poco tiempo.

Según la OMS, más de 600 000 personas en todo el mundo todavía mueren cada año a causa de la enfermedad tropical. La gran mayoría de los casos fatales de malaria se producen ​​por el patógeno Plasmodium falciparum. Hasta la fecha, solo hay una vacuna aprobada contra la malaria y su eficacia es bastante baja y de corta duración.

La vacuna está dirigida contra CSP, la proteína cuantitativamente dominante en la superficie de los «esporozoitos». Los esporozoitos son la etapa del patógeno de la malaria que se transmite con la picadura del mosquito y entra en la sangre humana.

Los científicos necesitan comprender qué anticuerpos protectores se requieren para alcanzar la inmunización. Pero la producción de dichos anticuerpos depende en gran medida de la ayuda de las llamadas células T auxiliares foliculares.

Vía Pexels.

Análisis de los patógenos de la malaria

Para estudiar en detalle la respuesta de las células T auxiliares contra la CSP, el equipo de investigadores examinó la sangre de voluntarios infectados con esporozoitos de P. falciparum. Los voluntarios eran descendientes de europeos y no habían tenido contacto previo con patógenos de la malaria. Los investigadores analizaron las células T auxiliares foliculares específicas de Plasmodium inducidas a nivel de células individuales. En particular, centraron su investigación en qué secuencias de CSP se pueden reconocer por los receptores de las células T colaboradoras.

Los análisis revelaron que los receptores de células T se dirigieron principalmente a los aminoácidos 311 a 333 de la CSP. Pero otra observación sorprendió a los investigadores: prácticamente no hubo reactividad cruzada entre los clones de células T individuales. Los científicos comprobaron que los receptores se unen de manera altamente específica solo a los epítopos de CSP de la cepa de vacuna utilizada. En algunos casos, incluso las desviaciones de un solo componente de aminoácido no fueron toleradas.

En la población natural de P. falciparum se dan en alto grado polimorfismos de secuencia en esta región de la CSP. Según los científicos, la especificidad de los clones de células T evita que las infecciones naturales constantemente recurrentes con el patógeno actúen como un ‘refuerzo’ natural. Esto podría explicar por qué el efecto protector de la vacuna contra la malaria desaparece tan rápido. Los investigadores recomiendan que un mayor desarrollo de la vacuna pruebe si la inducción de un espectro más amplio de células T auxiliares podría generar una protección inmunitaria más duradera.

Referencias:

Clonal evolution and TCR specificity of the human TFH cell response to Plasmodium falciparum CSP: https://www.science.org/doi/10.1126/sciimmunol.abm9644

Why vaccination against malaria quickly loses its protective effect: https://medicalxpress.com/news/2022-06-vaccination-malaria-quickly-effect.html

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