Los árboles y helechos juegan un rol fundamental al momento de capturar dióxido de carbono del ambiente. El principal gas causante del efecto invernadero y del calentamiento global que estamos viviendo. Es por eso que la mayoría de planes ambientales sugieren que se plante un “un árbol por persona” para frenar el cambio climático.
Pero accidentalmente al hacer esto están omitiendo una forma mucho más rápida y eficaz de capturar CO2. El “carbono azul” si bien no figura en ninguna hoja de ruta, podría ser la esperanza para salvar la biodiversidad del planeta. Pero, ¿qué es exactamente?
El carbono azul, un método y un resultado

El carbono azul es como los científicos denominan al dióxico de carbono que se almacena naturalmente en los ecosistemas costeros. Tales como, los manglares, humedales y pantanos, que capturan la mitad del carbono debajo del océano y la otra parte en su cuerpo.
Aunque a veces pasa desapercibido entre los pastos marinos, este carbono aprisionado es un método vital para la salud del planeta. A medida que los gases de efecto invernadero aumentan en la atmósfera, causan impactos negativos en las plantas y sedimentos marinos. Con lo cual tener un sumidero natural de carbono como el que ofrecen estos helechos marinos podría reducir el calentamiento global del planeta de una forma más eficiente que los bosques.
“Son más pequeños que los bosques, pero estos manglares secuestran el carbón a un ritmo más acelerado y lo pueden mantener atrapado durante millones de años. Son 10 veces más efectivos que cualquier bosque terrestre”.
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA)
Además, estas zonas de carbono azul son un sustento fundamental para muchas especies marinas, pues generan una gran cantidad de alimentos.
¿Se puede usar el carbono azul para frenar el cambio climático?

En este sentido, los manglares, las marismas de marea y los pastos marinos podrían utilizarse para capturar el carbono y enterrarlo por miles de años sin perjudicar al medioambiente.
Ahora bien, ese futuro idealizado de un mundo sostenible es todavía lejano, ya que el carbono azul no figura en ninguna hoja de ruta oficial. No porque no se conozca en el gremio, sino porque son pocos los proyectos ambientales que se han planteado desde su propuesta como método para frenar el cambio climático.
Para los investigadores del laboratorio de carbono azul de Deakin resulta bastante insólito que, después de 30 años, los gobiernos y los organismos medioambientales rechacen al carbono azul. Sobre todo, después de haber demostrado su potencial para capturar carbono y limpiar las costas. Pero entienden que en la carrera por frenar el cambio climático todo lo que genera incertidumbre es rechazado. Y el carbono azul está rodeado de complicaciones más allá de la hoja de ruta.
Los “problemas” del carbono azul como método para frenar el cambio climático
Aunque puedan parecer algas comunes, estas reservas naturales se originaron hace millones de años, por lo que realmente es difícil saber cómo podrían manipularse. Todo lo que se supone hasta ahora es que:
Los manglares y pastos marinos no pueden plantarse

A diferencia de los árboles, el método de carbono azul que utilizan estas plantas no se ha visto en ninguna de las especies cultivadas en Filipinas o las Islas Visayas tras la pérdida del 80% de sus manglares originales. Lo que significa que la restauración de un sumidero natural de carbono no puede arreglarse de la noche a la mañana.
Es por eso que muchos gobiernos rechazan la idea de plantar árboles de mangle que no se sabe si prosperarán después de una década o de un siglo.
Los sumideros de carbono azul se destruyen fácilmente

Asimismo, al ser pastos marinos, es bastante difícil verlos desde la superficie. De allí que la mayoría acaban siendo destruidos por la construcción de estanques o durante el arrastre de peces. Liberando a la atmósfera todo el carbono azul que habían guardado durante siglos.
Por tanto, incentivar programas de plantación y conservación de manglares parece contraproducente para los defensores ambientales.
Sin embargo, la mayoría de estos supuestos problemas son resultado de los malentendidos y la confusión sobre cómo usar el carbono azul, por lo que podrían corregirse con una simple hoja de ruta estratégica. Es decir, un cronograma en el que se expliquen propuestas viables para el uso de los maglares y pastos marinos a largo plazo.
Una hoja de ruta sería todo lo que el carbono azul necesita

De momento, el equipo de biólogos del Deakin se han unido con varios ecólogos, matemáticos, bioquímicos de carbono azul y comerciantes mundiales para redactar el primer capítulo de esta hoja de ruta: los retos.
- Mejorar las políticas para garantizar una distribución equitativa en los proyectos medioambientales.
- Profundizar en los conocimientos sobre el carbono azul y su utilidad.
- Y desarrollar sensores y herramientas computacionales para medir la captura de carbono azul.
Esperemos que este esfuerzo ayude a que el carbono azul forme parte de las políticas globales del medio ambiente. De tal manera que en un futuro, cuando se hable de árboles y captura de carbono, no solo se piense en los helechos terrestres.
Referencias:
Why we need a blue carbon investment roadmap https://phys.org/news/2022-05-blue-carbon-investment-roadmap.html
Operationalizing marketable blue carbon https://dx.doi.org/10.1016/j.oneear.2022.04.005
¿Qué es el carbono azul? https://www.conservation.org/peru/novedades/2019/10/29/q