El mundo cada día se va haciendo más tecnológico. Solo pensemos en la serie “Black Mirror”, justo en ese episodio cuando veíamos a los protagonistas insertar un chip en su cerebro para repasar todos sus recuerdos. Algo así podría pasar dentro de poco cuando el cerebro humano logre fusionarse con las computadoras.
Ante semejante hecho muchos se preguntan si los seres humanos cambiaremos mucho. Y a veces solo se interrogan esto: ¿por qué los seres humanos estamos obsesionados con crear ese tipo de tecnología? Todas estas interrogantes trataremos de abordarlas en este artículo. Donde, más allá de encontrar una respuesta definitiva, solo queremos ahondar un poco en esta necesidad de crear una fusión tan íntima con la tecnología.
¿En qué nos convertiremos? ¿Esta futura fusión del cerebro humano con las computadoras se puede frenar?
Creemos que la respuesta sobre el posible cambio o en qué nos convertiremos podemos hallarla en este simple escenario: el ser humano con su cerebro posee un gran intelecto, al punto de lograr llegar a realizar grandes invenciones. Entonces, si es capaz de hacer eso de forma natural, ¿qué podría lograrse al fusionar el cerebro humano con las computadoras? Nuestra respuesta a esto es lo siguiente: poder y una mayor facilidad para resolver cosas.
Sin embargo, también en algunas personas podría llegar a ser un arma terrible, incluso podrían resultar de allí una serie de trastornos psicológicos complejos. Muchas cosas nos esperan, pero nadie sabe exactamente qué podría suceder. El futuro y sus variantes sobre esto es muy vasto, así que esta vez solo nos limitaremos a mencionar estas posibilidades. Después de todo, aquí solo estamos haciendo una simple exploración, queremos saber lo que podría pasar.
Bien, ya tenemos en mente que el ser humano cambiaría, ¿pero habría alguna forma de detener todo esto? Lamentamos decir que no. Solo mira a tu alrededor, todos están siempre enfocados en sus smartphones, nadie quiere estar desconectado. La relación que los seres humanos estamos estableciendo con nuestros dispositivos se ha hecho más íntima, así que una fusión total con nuestro dispositivo no parece algo que pueda detenerse. Sobre todo porque, de alguna manera, las personas necesitan estar en ese mundo.
Los humanos evolucionamos y nos adaptamos de acuerdo a nuestro entorno. Ahora el entorno solo está repleto de pantallas luminosas. Por ello, el futuro próximo será esta especie de IA personal que resultará de nuestra fusión con las computadoras.
¿La IA personal es una idea inusual?

No creemos que lo sea. De hecho, durante los últimos 65 años, la humanidad ha estado luchando para que este término llegara a concretarse lo más pronto posible. Solo recuerda alguno de estos hechos:
- El concepto de inteligencia artificial apareció en 1956 después del “Dartmouth Seminar”, una conferencia sobre inteligencia artificial en el Dartmouth College. La idea inicial era crear un mecanismo capaz de reemplazar una calculadora humana. En otras palabras: querían crear una máquina capaz de simular la multiplicidad de conexiones neuronales utilizando una red neuronal técnica artificial.
- A finales de los años ochenta, el procesamiento de la información se convierte en el objetivo principal. ¡Empezaron a utilizarse algoritmos flexibles!
- A principios del siglo XXI, con base en el crecimiento del poder de cómputo, surgió el aprendizaje automático. Un nuevo algoritmo que no solo retuvo su flexibilidad anterior, sino que también logró mover los parámetros límite, cambiando el rango mismo de una posible respuesta.
- Y pronto, gracias al uso de sistemas informáticos de alto rendimiento, se creó una máquina que aprendiera y acumulara experiencia utilizando enormes bases de datos y redes neuronales técnicas multicapa. Esto dio como resultado el aprendizaje profundo, método que funciona según el principio de una caja negra, pero que impresiona por su precisión y eficiencia.
Ten en cuenta que, cada vez más, los seres humanos nos estamos alejando de la idea de crear una alternativa a nosotros. Lo que este pequeño repaso de avances tecnológicos nos demuestra es lo siguiente: queremos una herramienta que nos ayude a encontrar soluciones y sirva como una extensión de nosotros mismos.
De hecho, la nueva interfaz cerebro-computadora se convertirá en esa herramienta: esto es lo que permitirá que el cerebro convierta una computadora en un componente del sistema nervioso.
Entonces, la IA personal se puede comparar con un grupo de programas de aprendizaje profundo que nuestro cerebro creará y desarrollará por sí mismo. Y sin la participación de un programador externo.
¿Este sistema informático podrá manejar la avalancha de datos de miles de millones de neuronas vivas?
El cerebro humano contiene aproximadamente 86 mil millones de neuronas. Técnicamente, la interfaz de la inteligencia artificial individual podrá rastrear la reacción de una sola neurona, pero en la práctica no se requiere tal discreción. Por ello, trabajar con grupos neuronales que suman varios miles de neuronas proporciona una claridad bastante aceptable en la formación e interpretación de la señal.
El escáner de la interfaz cerebro-computadora es una puerta de enlace y un regulador de la cantidad de datos entrantes.
El elemento más importante de la interfaz es un escáner que lee información de balizas moleculares (objetos marcadores binarios) que se inyectan en el tejido cerebral. La parte principal del escáner es una densa red de elementos sensores basados en nanotubos de carbono multicapa especialmente modificados y bien aislados. En la versión de prueba, esta parte se puede ubicar en la superficie de la epidermis. En cambio, con la versión de trabajo, la red de nanotubos de carbono funcionará en la capa interna de la piel (en la capa de fibroblastos).
¿Y cómo será el procedimiento de instalación del escáner? Digamos que se parecerá al procedimiento de aplicación de un tatuaje, aunque debería ser mucho más fácil en cuanto al grado de lesión. Debido a que las células del sistema inmunitario (macrófagos) no podrán “comer” partículas del material del escáner.
En este punto es importante comprender que el poder del flujo de datos de las neuronas cerebrales también depende del número de puntos de fijación de la señal presente en el escáner. Para un correcto funcionamiento, el escáner debe actualizarse a una frecuencia de al menos 250 Hz. Además, la arquitectura del sistema sugiere la posibilidad de cambiar estos parámetros no solo para reducir o aumentar el flujo de datos entrantes, sino también para combatir los artefactos distorsionadores.
En conclusión: al cambiar la sensibilidad del escáner o la frecuencia de actualización, la cantidad de datos siempre coincidirá con las capacidades del sistema.
Después de leer esto, ¿todavía quieres que el cerebro humano se fusione con las computadoras? Nosotros todavía no lo sabemos, pero ya el tiempo nos lo dirá.