El nuevo enfoque basado en pruebas complementarias promente ayudar a detectar el deterioro cognitivo en los perros. Además ayudará a los propietarios a gestionar el cuidado de sus caninos ancianos y servirá como modelo para evaluar la progresión del deterioro cognitivo en humanos con la enfermedad de Alzheimer y los tratamientos para estos.
Pruebas para medir el deterioro cognitivo en perros
En los perros de edad avanzada se puede producir el síndrome de disfunción cognitiva canina (CCDS, por sus siglas en inglés). Este síndrome es similar a la enfermedad de Alzheimer en humanos en el sentido de que el deterioro cognitivo. También está asociado con el desarrollo de placas amiloides, así como con la atrofia cortical, una degeneración progresiva del tejido cerebral. Asimismo, el CCDS también es difícil de diagnosticar.
El CCDS se diagnostica basándose en descartar cualquier condición física obvia y las respuestas del propietario a un cuestionario.
Los cuestionarios solo capturan una parte de los comportamientos que el propietario percibe en el hogar. Puede haber otras razones por las que un propietario puede percibir como deterioro cognitivo, desde una infección no diagnosticada hasta un tumor cerebral. Esto lleva a los investigadores a suponer que se necesitarían otras formas de detectar el deterioro cognitivo vinculado al CCDS.
Los investigadores querían determinar si la función cognitiva se podía cuantificar con precisión en los perros. El objetivo que persiguieron fue reunir varias herramientas para obtener una imagen más completa de cómo se presenta CCDS en los perros.

CCDS en perros
Para saber cómo se manifiesta el CCDS en los canes, los investigadores necesitaron reclutar a 39 perros de 15 razas. Todos ellos estaban en el rango de edad senior y geriátrico, pero en general gozaban de buena salud. Un perro se considera “mayor” si se encuentra en el último 25 % de su esperanza de vida según la raza y el tamaño. Se considera geriátrico si sobrepasa esos niveles.
Los perros se sometieron a exámenes físicos y ortopédicos, así como a análisis de sangre que es un marcador de muerte neuronal. Sus dueños completaron dos cuestionarios de diagnóstico de uso común. Luego los perros participaron en una serie de pruebas cognitivas diseñadas para evaluar la función ejecutiva, la memoria y la atención.
Las pruebas servirían para identificar el deterioro cognitivo de los perros en una etapa temprana. A partir de allí se podría monitorear a medida que avanza la enfermedad, cuantificando los cambios.
El equipo descubrió que los resultados de los análisis cognitivos y de sangre se correlacionaban bien con las puntuaciones del cuestionario. Esrto llevó a suponer que se podría utilizar un enfoque multidimensional para cuantificar el deterioro cognitivo en los perros que envejecen.
Estos hallazgos son prometedores tanto para los perros como para los humanos en términos de mejorar la comprensión de la progresión de estas enfermedades cognitivas, así como para probar posibles tratamientos.
Referencias:
Tests track cognitive decline in dogs: https://www.futurity.org/dogs-cognitive-decline-alzheimers-2737452-2/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=dogs-cognitive-decline-alzheimers-2737452-2
Use of Cognitive Testing, Questionnaires, and Plasma Biomarkers to Quantify Cognitive Impairment in an Aging Pet Dog Population: https://content.iospress.com/articles/journal-of-alzheimers-disease/jad215562