Cuando las misiones Apolo 15 y 17 de la NASA regresaron a la Tierra, traían consigo dos grandes bolsas selladas al vacío con fragmentos de la Luna. La idea era que los científicos estudiaran su composición entre 1971 y 1972, pero la NASA tomó este sellado como una señal de que las rocas debían reservarse para la posteridad. Tal y como si fueran una cápsula del tiempo espacial.
Afortunadamente su postura sobre este tema cambió en 2019, cuando anunciaron que habría una próxima misión Artemis a la Luna. Ese mismo día seleccionaron a nueve equipos científicos para analizar las rocas preciosas traídas por los Apolos. Así que, por primera vez después de medio siglo, la ciencia está un paso más cerca de entender si la Luna es fértil a pesar de tener tantos cráteres.
La travesía por analizar las muestras de Luna continúa

Es importante aclarar que los investigadores aún no han empezado a analizar los secretos que esconden estas muestras espaciales. No por falta de interés sino por lo complicado que ha sido su proceso de traslado desde Texas a los laboratorios de la NASA en Washington D.C.
Para mover estas bolsas de vacío, los científicos tuvieron que construir primero una instalación especializada en el Centro de Vuelo de Maryland que pudiera mantener las rocas a una temperatura óptima. Esto como parte de los requerimientos de la NASA, que si bien cedió los fragmentos de la Luna para su estudio, sigue viéndolos como un “tesoro nacional”.
La construcción de este espacio demoró cuatro años, pues incluyó:
- El desarrollo de un frigorífico que mantuviera las piezas a menos de 20°.
- Y la creación de guantes de goma especializados que protegieran a los investigadores del nitrógeno y a las piezas de la grasa humana.
Sin embargo, para los investigadores de la NASA, esta espera ha valido totalmente la pena pues, a simple vista, los fragmentos de la Luna contienen una historia.
Gases, aminoácidos y fisuras, ¿qué nos dicen estos fragmentos sobre la Luna?
Natalie Curran, la principal investigadora del equipo, asegura que estas muestras han estado expuestas a rayos cósmicos potentes en la superficie de la Luna. Esto debido a que poseen leves fisuras superficiales, que nada tienen que ver con la manipulación humana.
“Los rayos cósmicos pueden dañar el material orgánico que puede haber en una muestra. Comprender la duración ayuda a determinar los efectos que ha tenido la exposición sobre lo orgánico”.
Natalie Curran, investigadora de Gases Nobles del Atlántico Medio en Maryland
Un año antes de que el Apolo 17 aterrizara, los investigadores habían encontrado estas grietas junto con aminoácidos en las rocas lunares de otros planetas. Los aminoácidos son un componente básico en los suelos terrestres, que indican que una superficie es prebiótica y fértil. Si estos componentes se encuentran también en las muestras selladas nuestra Luna significa que es posible generar vida en el satélite. Una idea que muchos expertos han sugerido a lo largo de los años, pero que pocos han comprobado.
Un análisis de entrenamiento para la misión Artemis

En cualquier caso, todavía es muy pronto como para tener las respuestas a estas grandes incógnitas del Universo. Los investigadores de la NASA están todavía adaptándose al frío extremo de estos fragmentos de Luna, por lo que los grandes análisis de composición tardarán otro par meses en iniciar.
Sin embargo, han decidido tomar este tiempo como parte de un entrenamiento para cuando lleguen las muestras de la próxima misión Artemis, que deberían seguir el mismo protocolo de preservación. Eso sí, siempre y cuando la NASA no decida almacenar por otro medio siglo esas nuevas muestras.
Referencias:
Untouched Moon Fragments Kept in Storage For 50 Years Are Finally Being Studied https://www.sciencealert.com/nasa-research-on-untouched-pieces-of-the-moon-has-at-last-begun
Cincuenta años después, científicos revelan una de las últimas muestras selladas del Apolo https://ciencia.nasa.gov/cientificos-revelan-una-de-las-ultimas-muestras-selladas-del-apolo