Imagina caminar por la playa, recoger un caracol entre las olas y ver en su concha el registro evolutivo de su peor enemigo, el cangrejo. Seguramente no sea algo que se ve todos los días, pero afortunadamente el equipo de Paleontología de la Universidad de Victoria pudo vivirlo durante su viaje a California. 

Gracias a esto, y a un par de conchas fosilizadas de caracol, los paleontólogos finalmente han descubierto cómo lucían los cangrejos hace 120.000 años.

Los cangrejos no han evolucionado mucho desde el Pleistoceno Superior 

Cangrejos «piedra», uno de los crustaceos más comúnes del Pacífico | Créditos: Enciclopedia

Todo parece indicar que, a diferencia de los caracoles y los peces, la evolución de los cangrejos piedra no estuvo mediada por el tamaño. Es decir, estos crustaceos no se hicieron más pequeños con el paso del tiempo. 

Las astillas encontradas en los caracoles modernos, tienen la misma profundidad que las recolectadas en los fósiles de caracol que datan de 80.000 años atrás. Con lo cual este debe haber tenido el mismo diametro en sus tenazas y la misma fuerza de ataque en su cuerpo y patas. 

“Estas cicatrices que estropean el caparazón del caracol cerca de su centro significan que el cangrejo intentó, y fracasó, comerse el caracol, por lo tanto, era un depredador más débil”.

Kristina Barclay, paleoecóloga de la Universidad de Victoria en Canadá

Lo único que evolucionó a lo largo de estos 120.000 años fue la interacción entre los caracoles turbante negro y los cangrejos. Básicamente porque, en el Pleistoceno, estos caracoles eran el doble de grandes. Los cangrejos posiblemente tuvieron que cambiar de dieta hasta que los caracoles se volvieron lo suficientemente vulnerables. 

Midiendo la población de cangrejos a través de las heridas de los caracoles

Diámetro de las cicatrices que dejan los cangrejos en los caracoles | Créditos: Frontiersin

Actualmente, los caracoles turbante negro han evolucionado para convertirse en una de las presas favoritas de los cangrejos. Especialmente de aquellos que habitan en la costa del Pacífico de América del Norte, ya que está plagada por esos moluscos. 

Los paleontólogos aprovecharon esta preferencia para medir también la población de cangrejos en la zona, con respecto a la que existía hace 120.000 años.

Inesperadamente, descubrieron que los caracoles modernos tenían una taza de cicatrización entre un 10% y un 15% más baja que sus contrapartes del Pleistoceno. Lo que significa que el número de cangrejos depredadores ha disminuído. 

“Me complació mucho ver que esta es una información adicional que puede respaldar la historia que ya estamos escuchando sobre los cangrejos y la gestión de estas pesquerías”.

Kristina Barclay

El futuro de los cangrejos “piedra” es incierto

Ella Cangrejo, Cangrejo Violinista, Salobre
Vía Pixabay

Las paleontólogas de este estudio, Kristina Barclay y Lindsey Leighton, creen que las cicatrices en los caracoles turbante pueden utilizarse también para rastrear la evolución de estas poblaciones de cangrejos piedra que habitan el pacífico. Con lo cual los locales y centros cercanos a la costa podrían cuidar mejor a estas criaturas. 

Sin embargo, los crutaceos no son el foco de atención de los gobiernos que apuestan por la biodiversidad. Al igual que tampoco lo son los reptiles o los peces. Así que tendrán que luchar en solitario si es que desean sobrevivir otros 120.000 años.

Referencias:

Scars on Snails Offer a 100,000-Year Record of Crab Populations https://www.smithsonianmag.com/science-nature/scars-on-snails-offer-a-100000-year-record-of-crab-populations-180979996/ 

Predation Scars Reveal Declines in Crab Populations Since the Pleistocene https://doi.org/10.3389/fevo.2022.810069

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