La “Torre Pendente di Pisa” es una de las construcciones más famosas alrededor del mundo. Declarada incluso Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Pero lejos de su valor arquitectónico, lo que realmente la ha hecho destacar entre los turistas son sus 5 grados de inclinación hacia el sur, en el corazón de la Toscana italiana.
Una curvatura poco natural para los romanos que construyeron esta torre en la ciudad de Pisa, pero capaz de impulsar su caída en cualquier momento, según las estimaciones de los ingenieros de la Universidad de Bristol en Reino Unido. Esto debido a que la edificación no fue construída para estar “inclinada”, por lo que no cuenta con los refuerzos necesarios para soportar terremotos o desastres naturales intensos.
La Torre inclinada de Pisa no debía estar “inclinada”

Si apreciamos otros monumentos de la época como el Coliseo romano, o el Arco di Tito notaremos que todos siguen una línea estética similar: austera en cuanto a detalles, pero bastante rígida y simétrica. Esto no es una casualidad, sino parte del esquema arquitectónico “recto” que los romanos copiaron de los griegos, ya que creían que así demostraban refinamiento y poder.
Por tanto, cuando los antiguos romanos pensaron originalmente en la Torre de Pisa, en 1173, debieron verla como una edificación rígida que nunca podría caerse ni moverse.
De hecho algunos escritos relatan que querían construir un monumento “eterno”, que fuera visto por todos los ciudadanos dentro de su territorio. De allí su gran altura. Sin embargo, no notaron que el suelo de Pisa era demasiado suave y húmedo como para soportar la magnitud de la torre. Así que terminaron construyendo los dos primeros pisos torcidos hacia el sur.
En lugar de descartar el intento y comenzar de nuevo, como haría cualquier buen ingeniero, los constructores romanos se volvieron creativos. Pensaron que era mejor corregir el ángulo de inclinación a medida que avanzaran, quitando o poniendo material en cada lado.
Cuando llegaron al octavo y último piso, en 1370, se dieron cuenta que la torre no solo seguía inclinada sino que tenía una ligera forma de “plátano”. Un defecto de 6 metros de altura que ya no podían ocultar, a no ser que tumbaran todo el monumento y lo volvieran a reconstruir. Algo que sabemos que nunca pasó.
El ángulo de inclinación de la torre va cambiando cada siglo

Existen muchas teorías sobre por qué esta Torre no fue destruída, a pesar de romper con la rectitud arquitectónica de la época. Algunos sugieren que fue debido a la falta de materiales, ya que los romanos se encontraban en guerra para ese momento. Otros aseguran que el emperador del Sacro Imperio Germánico, Carlos IV, alabó la forma inclinada de la torre y por eso se mantuvo. Pero la teoría más aceptada afirma que, en realidad, la Torre de Pisa en esa época no parecía que pudiera caerse.
Para 1370 la torre romana solo tenía 1,6 grados de inclinación, por lo que a distancia era muy difícil percibir que estaba torcida. No fue hasta en 1990 que el gobierno italiano reportó que la Torre de Pisa se había inclinado otros 8 grados más, por culpa del hundimiento de la tierra en su lado sur.
Esto despertó por primera vez la alarma de las autoridades del país, quienes respondieron a la inclinación tomando medidas muy poco ortodoxas desde el punto de vista de cualquier ingeniero. Entre ellas:
- Colocar 600 toneladas de plomo en el otro lado de la torre para compensar el hundimiento del otro lado.
- Usar talados de excavación para mover los cimientos en el lado norte de la torre e “inclinarla” hacia el otro lado.
- Y secar el suelo en el lado sur, para impedir que la tierra siguiera moviéndose.
De alguna manera, y a pesar de estas medidas tan peligrosas, el gobierno italiano logró reducir la inclinación de la torre un 10%, dejándola en los 5 grados que conocemos ahora. Sin embargo, los ingenieros de la Universidad de Bristol afirman que es solo cuestión de tiempo para que la Torre de Pisa vuelva a precipitarse hacia su caída.
¿Cuándo podría caer la Torre inclinada de Pisa?

Según sus estimaciones, es posible que la Torre de Pisa vuelva a inclinarse otros 5,5 grados en los próximos 300 años. Después de todo, el problema del suelo blando aún sigue presente, por lo que cualquier perturbación intensa podría resultar fatal. Especialmente si hablamos de terremotos o inundaciones.
No obstante, aseguran que para que eso ocurra debe darse un terremoto superior a los 9 grados de magnitud en la escala Richter, pues el pasar de los años ha propiciado dos condiciones que promueven la resistencia de la torre.
Primero, el tiempo de inclinación
Tantas décadas torcida han ayudado a que la tierra debajo de la construcción se compacte a su alrededor. Por tanto, es resistente a las pequeñas vibraciones sísmicas. O al menos así era antes de que el gobierno removiera la tierra para inclinarla al norte.
Segundo, su estructura robusta

Al igual que muchas edificaciones romanas, la Torre de Pisa posee una base el doble de gruesa que su cubierta, por lo que es muy difícil que pueda caerse solo por estar torcida.
Así que, aquellos que no hayan visitado aún la Torre de Pisa no tienen de qué preocuparse por el momento. Sin embargo, no deberían confiarse por el hecho de que Italia es una zona de poca actividad sísmica, ya que los cambios climáticos recientes nos han enseñado que todo es posible.
Referencias:
Is the Leaning Tower of Pisa really falling over? https://www.livescience.com/33379-leaning-tower-pisa-fall-over.html
Leaning Tower of Pisa https://www.towerofpisa.org/