Estamos acostumbrados a imaginar el sonido de las estrellas quemarse, o de los agujeros negros absorbiendo materia en el espacio. Pero realmente, ¿así es cómo suenan estos fenómenos interestelares?
La respuesta más lógica sería que “no”, ya que el espacio técnicamente es un vacío en donde no existe manera posible de generar vibraciones acústicas. Sin embargo, a lo largo de los años, observatorios astronómicos como la NASA y el MIT han iniciado un proyecto de “sonificación” que busca darle a cada cometa, planeta y asteroide un sonido particular. Lo más cercano posible a lo que sería si este fenómeno ocurriera en la Tierra, y no en el Universo.
¿Cómo los observatorios captan estos “sonidos”?

Para esto, los astrofísicos utilizan una gran cantidad de datos cósmicos, obtenidos del objeto en cuestión, a través de observaciones hechas por los distintos tipos de telescopios y sondas espaciales. Datos que suelen utilizarse para medir el tamaño, la temperatura, la fuerza magnética y la cantidad de rayos gamma que emiten los astros recién descubiertos.
Tras recopilar la cantidad suficiente de datos, los investigadores inician un proceso de “traducción” en el que intentan llevar sus estimaciones a distintos tonos y colores musicales dentro de nuestro espectro auditivo. Casi como si intentaran componer una canción, solo que partiendo de frecuencias de luz en lugar de melodías o emociones.
¿Es posible convertir gráficos y ondas en sonidos?
Nuestros oídos perciben el sonido gracias a las vibraciones que genera el aire al entrar por nuestros tímpanos por lo que, teóricamente, somos capaces de percibir cualquier vibración que sea mayor a 20 Hz y menor a 20.000 Hz. Así que, si bien no es posible percibir el sonido real de un planeta o un cometa quemándose en el espacio, sí podemos escuchar las estimaciones sonoras realizadas por estos astrofísicos.
Generalmente, estos científicos siguen un proceso riguroso para hallar a qué frecuencia corresponde cada dato. Nada de “esto me suena a una octava” o “sería mejor si le agregas un Do sostenido”.
Se estima que la NASA aplica entre tres y ocho métodos distintos para dar con estas frecuencias cósmicas. Pero hasta ahora el observatorio solo ha dado a conocer dos maneras de convertir gráficos en ondas de sonido.
La primera, siguiendo el patrón de rayos gamma que libera el astro al espacio
Esto generalmente se aplica a las estrellas, cometas, supernovas o astros que liberan una gran energía de manera constante. Los astrofísicos miden las distintas frecuencias lumínicas y le asignan una banda de frecuencia y un color dentro de nuestra escala de sonido, de acuerdo a la intensidad que liberan.
Por ejemplo, los rayos X más potentes son calificados como “rojos” y producen notas graves. Mientras que los rayos medios y bajos corresponden a tonos más agudos y de colores fríos, entre azul y violeta. De esta manera, pueden ir obteniendo las distintas “notas” en la escala musical del objeto cósmico.
Este método, junto varias estimaciones matemáticas, fue el que utilizó el investigador Edward Morgan del MIT para dar con el sonido que produce un agujero negro en el espacio. Sin embargo, también ha sido utilizado antes por la NASA para descubrir el sonido de las estrellas en el cúmulo Westerlund 2, ubicado a unos 20 mil años luz de la Tierra.
La segunda, a través de las ondas de radio y el choque de partículas en el espacio
Si bien los astrofísicos no pueden escuchar directamente cómo las partículas de polvo golpean las sondas espaciales o los planetas, si pueden medir la frecuencia de su impacto. Este patrón de choque es traducido en chasquidos y silbidos que varían la tonalidad de acuerdo a cuán intensos son. Mientras más frecuentes, más agudo es el sonido.
Como resultado, es posible obtener sinfonías tan curiosas como el sonido de los anillos de Saturno impactando entre sí en medio del espacio, un fenómeno detectado en 2016 por la nave espacial Cassini de la NASA. O el rugido del planeta Júpiter, capturado también por la NASA ese mismo año.
Todos los sonidos del cosmos pronto estarán al alcance de nuestros oídos
El proyecto de “sonificación” de la NASA inició hace menos de cuatro años, y desde entonces, ha capturado los sonidos de varios tipos de estrellas, una supernova, un agujero negro, un cometa y hasta el coro de nuestro astro más brillante, el Sol.
Por tanto, los astrónomos están seguros que para 2100 habrá una biblioteca mucho más extensa de sonidos reales del espacio, que puedan ser utilizados para distintos fines. Ya sea para el estudio de los astros en cuestión, o para utilizarlo como banda sonora en las películas de ciencia ficción.
Si tenemos curiosidad por conocer más sonidos del espacio, siempre podemos visitar la página oficial de la NASA, en donde están todos los sonidos disponible hasta la fecha con opción de descarga.
Referencias:
NASA Has Recorded The First Sounds of The Eerie Void Inside Saturn’s Rings https://www.sciencealert.com/nasa-has-recorded-the-first-sounds-of-the-eerie-void-inside-saturn-s-rings
A NASA project maps sounds to data from space https://ciencia.nasa.gov/un-proyecto-de-la-nasa-asigna-sonidos-datos-desde-el-espacio
Los sonidos del espacio más impresionantes jamás registrados https://es.digitaltrends.com/espacio/sonidos-del-espacio/