Cuando nos ponemos ansiosos o sufrimos un ataque de ira nuestro corazón empieza a palpitar descontroladamente. Nosotros podemos escuchar este movimiento en nuestro pecho, pero las otras personas no deberían ser capaces de percibir el retumbar de los latidos de nuestro corazón. A menos que hablemos de una película de Hollywood en donde todos pueden escuchar los latidos del protagonista que está a punto de ser capturado.
Sin embargo, los neurocientíficos de la Universidad de Londres aseguran que en la vida real también pueden oírse los latidos ajenos a nuestro propio corazón, a través del rostro.
La cara no puede ocultar los reactivos latidos de nuestro corazón

La neurocientífica Sarah Garfinkel se planteó por muchos años por qué los humanos tenían que narrar cómo se sentían a cada segundo, cuando muchos otros animales eran capaces de inferir el estado de ánimo de sus pares. Esto basándose únicamente en su olor, su mirada o su movimiento.
Para averiguarlo, organizó un estudio improvisado con 120 participantes de diferentes géneros y razas. Todos ellos jóvenes, ya que el experimento consistía en ver un vídeo en Internet. Específicamente una pieza de 10 segundos en donde salían dos personas, una al lado de la otra, acompañadas por la representación visual de cómo uno de estos percibía los latidos de su corazón.
Se les pidió a los participantes que elegieran al dueño de ese latido y, sorpresivamente, más del 90% acertó. Al consultarles sobre su decisión, la mayoría respondió que leyeron el nerviosismo en la cara y en los ojos del hombre.
Con esto, Sarah Garfinkel se dio cuenta que las personas estaban utilizando la lectura corporal para percibir qué es lo que sentía el hombre dentro de su cuerpo. Con lo cual concluyó que los seres humanos también pueden leer el corazón de sus pares muy fácilmente.
Si las personas pueden leer los latidos de otros, entonces ¿por qué no lo hacen frecuentemente?

Ni Garfinkel ni su equipo saben exactamente cómo adivinaron los participantes de quién era el ritmo cardíaco de cada persona. Pero descubrieron que su capacidad para hacerlo disminuía cuando la otra persona cambiaba su expresión. En otras palabras, cuando hacía muecas, giraba la cabeza o miraba hacia otro lado.
“Podría ser que las personas captaron señales visuales sutiles relacionadas con los latidos del corazón, como cambios en el color facial de una persona o en la forma en que se movía”.
Sarah Garfinkel
Esto podría explicar por qué muchas veces las personas hacen malas lectura que acaban en conflicto.
De la interocepción a la exterocepción. Los estados emocionales del corazón

Si bien no es común que otra persona nos diga que tenemos una taquicardia, nosotros siempre hemos podido percibirla, cuando los latidos del corazón son muy intensos. Esto se debe a que tenemos un sexto sentido, llamado la “interocepción”, que nos permite sentir lo que sucede dentro de nuestro corazón.
Gracias a este sistema receptores podemos saber, por ejemplo, si estamos respirando muy fuerte, o si tenemos dolor de estómago.
Por muchos años, los neurólogos han creído que la interocepción era individual y exclusiva en cada individuo. Pero el reciente estudio parece revelar que las personas pueden percibir visualmente la interocepción de otros a través de algo tan básico como los latidos de su corazón. Lo que implica que quizás las personas pueden desarrollar una «exterocepción» hacia los demás.
“Usamos los latidos de nuestro corazón, junto con otras señales internas, para dar forma a nuestros conceptos de emoción. Si tenemos acceso a la misma señal de otra persona, ¿es posible que sea una de las formas en que podemos entender los estados emocionales de otras personas?”.
Sarah Garfinkel
La neurociencia y la psicología han buscado métodos para despertar la empatía en las personas. Es decir, la capacidad de ponernos en los zapatos del otro y sentir lo que él siente. Todo con tal de mejorar la manera en la que nos relacionamos.
Quizás este hallazgo sea la respuesta que tanto buscaban para entender científicamente la empatía de las personas, y lo que es más importante, cómo percibir mejor los propios latidos para evitar que otros malinterpreten las señales de nuestro corazón.
Referencias:
People Can Tell How Fast Your Heart Is Beating Just by Looking at You https://www.vice.com/en/article/epx73k/people-can-tell-how-fast-your-heart-is-beating-just-by-looking-at-you
Seeing through each other’s hearts: Inferring others’ heart rate as a function of own heart rate perception and perceived social intelligence https://psyarxiv.com/e4yj5/