El gobierno ruso, tras la invasión a Ucrania, está tratando de controlar la narrativa de sus actos. Y una manera fácil de conseguirlo ha sido a través de las aplicaciones de mensajería encriptada, tales como Telegram y WhatsApp.
Es comprensible que Rusia haya optado por acudir a esas vías alternas. Muchas redes sociales, tales como Twitter, Facebook y YouTube han bloqueado a los medios que apoyan directamente a Putin. Incluso bloquearon los ingresos publicitarios de medios como RT, Sputnik, TASS. Y Twitter hace poco emitió etiquetas de advertencia a los enlaces de esos sitios web que comparten dichos tweets.
Sin embargo, esos tweets o publicaciones que han sido marcados por otras redes igual circulan en otros medios: las aplicaciones de mensajería encriptada.
¿Qué pasa con la información en las aplicaciones de mensajería encriptada?

WhatsApp es una de las aplicaciones más usadas en Rusia, pero en este conflicto se está usando mucho Telegram. Recordemos que esta última app destaca por ser híbrida, ya que en ella puedes crear chats (incluso privados) o canales para compartir información con un gran público.
En dichas aplicaciones, así como en Signal, los mensajes son encriptados. Eso significa que las mismas plataformas no pueden ver lo que los usuarios comparten entre sí, excepto en el caso de los canales públicos de Telegram.
Esa función de cifrado ha sido realmente útil, pero en el pasado trajo muchos problemas, pues se usó para poder compartir información falsa entre usuarios. Hecho que llevó a apps como WhatsApp a crear campañas para contrarrestar la información que estaba creando confusión en su plataforma.
Sin embargo, no se sabe si el gobierno de Putin ha estado usando una maquinaria de propaganda en WhatsApp. Honestamente, saber lo que ocurre en estas apps, puede llegar a ser realmente complicado.
La contrapropaganda también está presente
Pero más allá de las posibles consecuencias negativas de estas aplicaciones de mensajería cifrada, últimamente han tomado un rol muy importante: amplificar la contrapropaganda, las voces de los manifestantes rusos y las experiencias de los ucranianos.
Al respecto, el profesor de historia rusa Ian Garner, comenta: “Debido a que el gobierno no puede instalar sus propios moderadores y el control directo sobre la censura de ambas plataformas, estamos descubriendo que es un espacio realmente libre para que los rusos puedan discutir cualquier cosa que quieran sobre la guerra”. Y eso significa que: “”El hecho de que estas discusiones se lleven a cabo de manera bastante abierta y, sin embargo, anónima para los usuarios individuales, significa que el gobierno tiene un problema entre manos”.
Se sabe que el gobierno ruso maneja varios canales de Telegram para sus medios afiliados al estado, tales como Sputnik o RT. Esos canales tienen más de miles de seguidores, pero no se sabe cuántos de estos son personas reales o bots. Recordemos que en un pasado, Rusia dependía de los bots para amplificar sus mensajes y aumentar la popularidad de sus publicaciones.
En esta situación de guerra, ciertamente las publicaciones erróneas se compartirán a la velocidad de la luz, pero también las experiencias de los civiles que están luchando contra todo esto y sus redes de ficción.