La oxitocina es para muchos una “droga del amor”. Esta pequeña proteína de solo nueve aminoácidos, reduce nuestras inhibiciones y favorece la unión de parejas, el cuidado materno y otros comportamientos afectivos. Razón por la cual los neurocientíficos ven a la oxitocina como una sustancia prometedora para inculcar el aprendizaje social entre los niños. Pero ¿qué tan útil es la hormona de amor?

De hormona del amor a inhibidor de sensaciones

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Durante mucho tiempo se creía que la oxitocina funcionaba de manera similar a la dopamina en el cerebro. Es decir, estimulaba sensaciones positivas en el cuerpo para hacerle entender a la persona qué cosas le producían satisfacción y qué cosas no. Solo que a diferencia de la dopamina, que trabajaba con recompensas, la oxitocina identificaba quiénes eran los seres más importantes en la vida de cada persona.

Sin embargo, un equipo de investigadores descubrió durante un estudio en ratones que la oxitocina juega también un papel importante en el aprendizaje social; ya que cuando accidentalmente se bloqueó su producción, los ratones no pudieron reconocer a sus seres “queridos”. 

Al registrar la actividad neuronal de los ratones, los científicos hallaron dos importantes estructuras involucradas con la oxitocina:

  • El olfato. La oxitocina reprime la activación aleatoria de las células nerviosas, lo que permite que el cerebro pueda percibir mejor los olores que le rodean. Incluídas las feromonas que segregan otros seres vivos, y que sirven para atraer a miembros de la misma especie.
  • El sistema de recompensa del cerebro. La oxitocina hace que el cerebro deje de buscar cosas nuevas en el entorno y se centre únicamente en aquellas que le ofrecen “recompensas” o aprendizajes.

Viviendo el amor a través de la oxitocina 

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Entonces, los investigadores concluyeron que la oxitocina es más una hormona sensibilizadora que una relacional. Es decir, esta no es capaz de crear vínculos de amor o amistad por sí sola, pero si puede hacer que las relaciones con otros se vean mucho más felices y “brillantes”. Esto debido a que agudiza los sentidos.

De allí que muchas personas enamoradas afirmen que el mundo es más brillante y más agradable al lado de su pareja. 

“Cuando miras a tu pareja a los ojos, la oxitocina podría hacer que el mundo sea más vívido, pero el mundo no cambió. Es una sensación temporal”.

Larry Young, neurocientífico del comportamiento de la Universidad de Emory

¿La hormona del amor podría servir para tratar trastornos de aprendizaje social?

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Esta nueva reformulación de la oxitocina como un estimulador de los sentidos es la que ha llevado a los neurocientíficos a considerar que podría ser utilizada para tratar problemas relacionadas con el aprendizaje. Principalmente porque este tipo de trastornos infantiles se caracterizan por una mala percepción del entorno y quienes lo rodean. 

Sin embargo, hasta ahora los experimentos en animales no parecen sugerir que la oxitocina pueda desencadenar conductas de aprendizaje social. Solo agudiza las funciones cognitivas del cerebro.  

Esto puede complicar los intentos de tratar el autismo, ya que solo aumentaría su pánico social. Pero podría ser efectivo para tratar otros trastornos mentales vinculados con la atención en niños como el TDAH. Particularmente porque este tipo de trastorno es mucho más leve y solo requiere enfoque mental.

“Hay mucho ruido en el cerebro. Muchos procesos se están llevando a cabo a la vez. Pero cuando se libera oxitocina, se reduce la estática, por lo que la señal llega mucho más claramente”.

Larry Young

Medicamentos con oxitocina… ¿Una terapia a futuro?

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Estudios anteriores plantearon el uso de oxitocina inyectable para solucionar los conflictos de pareja, pero encontraron ciertos problemas en el camino. 

Para empezar, la oxitocina en grandes cantidades puede generar adicción, al igual que las anfetaminas. Después de un par de semanas, los investigadores notaron que las parejas inyectadas con suplementos de oxitocina comenzaron a volverse adictas a sus parejas, generando conductas sociales desagradables. 

Lo que nos lleva al siguiente problema: los efectos secundarios inesperados. Es posible que los tratamientos con oxitocina mejoren el aprendizaje social, pero también impulsen otros comportamientos posesivos o agresivos en un intento por defender aquello que “aman”.

Por tanto, los científicos no pueden asegurar que en un futuro cercano existan tratamientos completamente seguros esta hormona. Sin embargo, algunos terapeutas ya están desarrollando modelos de aerosoles intranasales y parches de oxitocina para los niños con trastornos de aprendizaje social. Así que no perdamos las esperanzas.

Referencias: 

Oxytocin: Why the “love hormone” could lead to new forms of therapy https://www.inverse.com/mind-body/oxytocins-love-hormone-therapy 

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