Las comodidades de la vida moderna han ido poco a poco mermando nuestros sentidos, hasta el punto de volvernos criaturas diurnas que llevan a cabo la mayor parte de sus labores bajo la luz del sol. Pero en las adaptaciones en el reino animal, han sido muy distintas.
Allí no existen linternas ni pantallas que iluminen la noche, por lo que muchas especies han convertido a la oscuridad en su mejor aliado, y han adaptado sus sentidos para prosperar en el mundo nocturno. Después de todo, el planeta experimenta cerca de 8 horas de oscuridad total que pueden aprovecharse para cazar, esconderse o aparearse con total seguridad.
Aquí te mostramos cinco adaptaciones excepcionales que los animales desarrollaron para sobrevivir entre las sombras.
Oídos compensados para la oscuridad

Debido a sus grandes ojos, los búhos pueden parecer las aves con la vista más aguda, pero en realidad su mejor sentido es el que no se ve, el auditivo. A pesar de que no poseen orejas, su oído es extremadamente sensible, lo que les permite no solo escuchar bajas frecuencias de sonido a grandes distancias, sino también identificar con precisión la fuente del ruido.
Esto gracias a la particular forma ovalada de su cara, que actúa como una antena parabólica en las noches, enviando todos los sonidos hacia los costados de su cara. Ahí, debajo de una fina capa de plumas, se hallan sus “oídos compensados”. Uno un poco más arriba que el otro, para oír mejor las diferentes frecuencias y triangular la ubicación de su próxima cena. Sin duda una de las adaptaciones nocturna más asombrosas del mundo animal.
El ultrasonido y sus posibilidades para socializar

Aunque los murciélagos poseen una buena visión nocturna, prefieren depender de sus bocas, narices y orejas para desplazarse por la oscuridad. Ellos emiten ondas de sonido ultrasónicas que rebotan en los objetos y le indican al murciélago los obstáculos que hay en el camino.
Comúnmente se conoce a esta adaptación como ecolocalización, pero bien podría llamarse “el radar de la naturaleza”, ya que es utilizado por muchos otros animales como un mecanismo para atrapar presas. Sin embargo, para los murciélagos la ecolocalización es la única habilidad que tienen que los ayuda a socializar.
De acuerdo con el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, las ondas que liberan los murciélagos incluyen información sobre su sexo, edad e identidad. Por tanto estas pueden atraer a otros murciélagos interesados en su “perfil” para iniciar una relación.
Patas sensibles a las vibraciones y el sonido

Quizás nos desagraden las arañas, pero debemos reconocer que desarrollaron una de las más curiosas adaptaciones del mundo animal en sus patas. Estos debido a que están llenas de receptores de vibración que permiten que las arañas escuchen sin tener en realidad orejas.
Gracias a estos receptores, las arañas pueden detectar vibraciones en el aire y localizar criaturas a su alrededor, incluso las que no se pasean por su telaraña. Esto les permite capturar a sus presas en el aire de la misma forma que lo hacen los pescadores en el mar: Lanzando sus redes.
De hecho muchos científicos creen que las patas de las arañas sirven también como un sistema de advertencia, que le indica al insecto cuando debe quedarse inmovil para evitar confrontarse con un depredador.
Visión infrarroja

Las víboras, las pitones y las boas son de las pocas criaturas capaces de detectar el calor que producen los seres vivos. Esto no solo les ayuda a ubicar ratones durante las noches, sino también a sorprender a presas escondidas en las madrigueras durante el día.
Todo ello gracias a los «hoyos» sensibles que se hallan entre sus fosas nasales y ojos. Estos receptores especializados poseen miles de terminaciones nerviosas que pueden detectar las variaciones de temperatura hasta a un metro de distancia. Tal y como lo hacen actualmente los termómetros digitales y los visores infrarrojos.
De acuerdo a los científicos, estos receptores nerviosos funcionan con la misma proteína que nuestra nariz utiliza para detectar sustancias “picantes” como la cebolla. Solo que en las serpientes estas proteínas se han transformado en delicados receptores de calor, que les permiten identificar a su próxima comida.
Bioluminiscencia

Si bien para nosotros existe la esperanza de que el sol vuelva a salir, para muchos animales en las profundidades del océano la luz es solo una fantasía. Por eso, muchas especies marinas han tenido que mejorar su visión para poder esconderse. Mientras que muchas otras han aprovechado la falta de luz para crear sus propias linternas “capta peces”.
Este es el caso de los peces linterna, que han desarrollado la capacidad de encender una parte de su cuerpo como las luciérnagas, pero debajo del agua. La adaptación bioluminiscente de estos animales se logra a través de la separación de una molécula llamada luciferina, que libera energía al ambiente a modo de luz.
Cuando los peces linterna buscan comida, ascienden a la superficie y se mezclan con la luz del ambiente para atraer a los peces y engullirlos. Sin embargo, algunos peces linterna utilizan también su pares de luces para atraer a su pareja, emitiendo parpadeos de luz rítmicos que resultan “hechizantes” para el sexo opuesto.
En general…
A lo largo de los años muchos tipos de animales han tenido que adaptarse al planeta. Por una parte debido a los cambios terrestres, y por otra debido a nuestras propias acciones poco ecológicas, que han reducido la cantidad de comida disponible y limitado los espacios de caza.
Si algo podemos aprender de las adaptaciones nocturnas de estas especies es que siempre existen maneras de sobrevivir a pesar de las adversidades; e incluso de hacerlo con estilo.
Referencias:
Five Amazing Adaptations That Help Animals Thrive in the Dark https://www.smithsonianmag.com/science-nature/five-amazing-adaptations-that-help-animals-thrive-in-the-dark-180979612/
How do bats echolocate and how are they adapted to this activity https://www.scientificamerican.com/article/how-do-bats-echolocate-an/
How do nocturnal animal hunt their prey? https://www.scienceabc.com/nature/animals/how-do-nocturnal-animals-hunt-their-prey.html