Hoy en día hay un grupo de personas que aman las notas de voz, pueden mandar de 10 a 15 por día y lo consideran correcto. Creen que es la forma más rápida de enviar lo que piensan a sus familiares y amigos. ¿Pero esto es siempre así? El otro sector de la población, aquel que detesta las notas de voz, suele sentir que son algo irritables. Y lo sienten de ese modo porque detestan su tono de voz y la presión que conlleva decir algo que valga la pena y con el mejor tono posible.
Además, ambos bandos también han llegado a mencionar que odian escuchar sus notas de voz. Nosotros tampoco escuchamos lo que enviamos, pues es raro reproducirnos a nosotros mismos, ¿no? Estas y muchas otras interrogantes planteamos en este artículo.
El panorama actual de las notas de voz

La generación Z odia las llamadas, pero eso no impide que muchas personas sigan haciéndolas y las consideren más cercanas. Pero pensemos un poco más allá y recordemos las aplicaciones que usamos. Vamos a comenzar con WhatsApp, una aplicación móvil que, desde el año 2013, permite enviar notas de voz. Para ese entonces fue toda una novedad y hoy en día se mandan alrededor de 200 millones cada mes.
Pero, esto no queda allí, otras aplicaciones como Messenger e Instagram también las han incorporado como elemento extra en sus chats. Incluso Twitter introdujo esta función. Y, lo más curioso de todo esto, es que aplicaciones de citas como Hinge, Bumble y Happn han incorporado a las notas de voz en su ecosistema.
¿Qué significa todo esto? Creemos que estas aplicaciones las incluyen porque quieren darle la oportunidad a sus usuarios de tener un contacto más cercano con otras personas. Quizás por ello las apps de citas también las están añadiendo ahora mismo. Sin embargo, ¿cómo podríamos comparar esta vía de comunicación con otras? ¿Es superior o igual que las demás?
Notas de voz vs mensajes
De acuerdo con Silke Paulman, del departamento de psicología de la Universidad de Essex: «Las señales vocales por sí solas pueden comunicar nuestro estado interno (emociones, actitudes, motivaciones) sin necesidad de palabras adicionales». Centrémonos un momento en eso: a través del mensaje de texto podemos enviar mensajes que no denotan ningún tipo de emoción. Si estamos tristes ese día, podemos decir que estamos bien y los emojis nos ayudarían a disfrazar todo ese sentir. Nadie se enteraría de nada.
En cambio, con las notas de voz, ocurre algo distinto. Nuestro tono de voz podría ser interpretado por la otra persona y descubrir lo que verdaderamente estamos sintiendo en ese entonces. Piensa en esto: cuando quieres cancelar una cita con alguien que conociste hace poco en Tinder, si en realidad ya no tienes interés, la persona lo notará en ese pequeño rastro oral que dejan los tonos en los mensajes de audio.
Sin embargo, hay algo que otorga las notas de voz que no dan los mensajes, y es lo siguiente: autoridad. Justificar la cancelación de una cita de trabajo o disculparte por algo en específico podría darte más puntos y ganarte a los interlocutores. Debido a que estás usando una vía más cercana para expresar lo que sientes. Como si estuvieras en persona.
Notas de voz vs llamadas
Según Bernie Hogan, investigador principal del Instituto de Internet de Oxford, la unilateralidad de las notas de voz, sin señales sociales importantes, hace que sean un desafío para algunas personas: “Durante las llamadas telefónicas, modificamos nuestro tono y el contenido de nuestra conversación de acuerdo con los comentarios que recibimos de las personas con las que estamos hablando”. Entonces: “En ausencia de esa retroalimentación, debemos trabajar duro para pensar en la persona al otro lado del teléfono. Para algunas personas, eso es muy fácil, a otros no les importa, pero un tercer grupo se vuelve muy consciente de tener que improvisar en el acto”.
Las notas de voz son unilaterales y no tienen la obligación de responder a un contexto determinado para existir. Puedes enviar una nota de voz aislada sobre tus compras en el supermercado a tu amigo sin fundamento alguno, solo porque querías contar lo que viviste.
En cambio, una llamada siempre tiene un contexto en sí misma, lo que dices allí va surgiendo del tema que estás planteando en el momento. Habrá algunos segundos de silencio, pero siempre resurgirá la charla de acuerdo a lo que estés viviendo. Es algo más vivo y natural.
Por supuesto, muchos prefieren las notas de voz porque es como una llamada sin serlo y no tienes que estar muy libre para poder enviarlas. Si estás ocupado y quieres decir algo, las notas de voz pueden hacerse en un segundo y no quitan mucho tiempo. La presión de centrar tu atención absoluta en la otra persona se acaba.
¿Hay alguna conclusión para este debate?

No creemos que esto tenga alguna solución.Todo dependerá del contexto y lo que estemos haciendo para determinar si un medio es más cómodo que otro. Por ejemplo, las personas que envían notas de voz de 4 minutos no piensan en el tiempo de la otra persona. Porque, aunque pueda escucharse cuando se desee, la otra persona debe prestar atención por cuatro minutos consecutivos. Y, de seguro, será una nota de voz vaga.
En cambio, las llamadas se producen en un tiempo determinado, puedes participar en ella y luego termina. Tienen un principio y un final establecido. Las notas de voz no. Incluso la simpleza de un mensaje puede ayudar a dar una respuesta rápida para luego seguir trabajando.
El marco de esta diversidad de preferencias es grande y cada día surgirán cosas positivas o negativas de estas vías de comunicación. Solo te aconsejamos no abusar de cada una de ellas e intercalar su uso.