Para poder incursionar en el mundo de la fotografía es vital que conozcamos conceptos como la “exposición” que forman parte de sus pilares base. A través de ese conocimiento, podremos abrirnos paso a un nuevo mundo de opciones que nos permitirán jugar tanto con nuestra cámara como con nuestras tomas, para crear imágenes únicas y acordes al estilo o mensaje que deseamos evocar.
Con eso en mente, no nos desviemos más y ahondemos un poco en lo que es la exposición y por qué se trata de un concepto tan importante para cualquier adepto a la fotografía.
¿Qué es la exposición?
Una vez hemos conseguido nuestra cámara ideal, será momento de empezar a juguetear con ella para aprender a ajustarla para cada sesión. De allí que surja la necesidad de conocer en detalle una de las bases principales de cualquier fotografía, la exposición.

De forma muy resumida, la exposición no es más que el nivel de luz capturado en la fotografía. Una imagen con una “correcta” exposición no tendrá ni demasiada luz ni demasiadas sombras, sino un equilibrio perfecto para que se identifiquen todos los componentes de la captura.
¿Por qué es básico conocerla?
Como bien sabemos, la luz es un elemento fundamental en cualquier buena fotografía. Por lo que, si queremos capturar buenas tomas, siempre será necesario que manejemos adecuadamente la exposición.
De no hacerlo, podríamos encontrarnos con imágenes sobreexpuestas (con demasiada luz) o subexpuestas (con demasiada oscuridad) que podrían arruinar lo que habría sido una captura perfecta.
Ahora, es cierto que la mayoría de las cámaras se encargan de ajustar dichos valores de forma automática. Sin embargo, aunque ellas siempre buscarán la configuración “correcta”, tal vez ella no siempre vaya de la mano con lo que queremos que nuestro lente capture.
Por ese motivo, ¡dejarlo en automático podría cortar fuertemente nuestra libertad creativa! De allí que valga la pena codearnos con los settings manuales de la cámara hasta conseguir los valores que más nos agraden para una toma.
El equilibrio perfecto: tips para regular la exposición

Igualmente, si tienes los ajustes manuales pero no estás seguro aún de qué configuración utilizar, acá te compartimos algunos tips que podrían serte de utilidad. Gracias a eso, podrás asegurarte de evitar los problemas de exposición y así tener bajo control la primera de las bases de la fotografía.
En particular, deberás prestar atención a tres elementos: la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO. La primera regula la cantidad de luz que recibe el sensor de la cámara. La segunda controla el tiempo que dicha luz incidirá sobre el sensor. Finalmente, la tercera determinará qué tan sensible sea el sensor a la luz que llega a él.
Si queremos evitar los problemas de subexposición o sobreexposición, lo mejor será seleccionar uno de estos tres settings como principal y ajustar los otros dos en base a él. De esa forma, si se aumenta alguno de los tres, sería preferible disminuir los otros dos, de forma que la captura de luz no sea demasiado intensa. En caso de bajar el valor de alguno, entonces los otros deberían subir, todo siempre buscando el equilibrio.
¿Cómo salvar una foto con mala exposición?
Afortunadamente, el proceso de postproducción de una fotografía puede hacer por completo la diferencia entre una captura que iría directo a la basura y nuestra toma soñada. Por eso, para poder rescatar una imagen con mala exposición, otra de las bases para una buena fotografía es el manejo de los programas de edición adecuados.

En particular, existen dos alternativas que no solo serán altamente efectivas, sino que son perfectas tanto para profesionales como para principiantes. Acá estamos hablando específicamente de Photoshop y de Lightroom. Con cualquiera de ellas podrás salir al rescate y traer de vuelta a la vida cualquier toma que haya quedado con demasiada o muy poca exposición.
¿Cómo retocar la exposición de una fotografía en Photoshop?
En el caso de Photoshop, cuentas con dos alternativas para reparar una fotografía con sobreexposición o subexposición. De una forma, mantendrás casi intacto el material original y con el otro lo modificarás directamente.
El primer método es un poco más largo que el segundo. Pero, en perspectiva, es una opción preferible ya que resulta menos destructivo para el material original que deseamos retocar. En todo caso, acá te explicaremos ambos para tú mismo puedas tomar la decisión.
Para no corromper la fuente original, lo mejor que podemos hacer es trabajar con la “Capa de ajuste de niveles”. De esa forma, las modificaciones que hagas sobre la imagen se guardarán en esa capa aparte.
Para sumarla al lienzo solo tendremos que buscar la opción “nueva capa de ajuste” e ir a “niveles”. Allí, pulsamos “ok” en la ventana abierta y ¡listo! Una vez allí podrás modificar los valores de blancos y negros de la imagen trabajando con el histograma al desplazar las fechas de la barra inferior hasta conseguir el resultado deseado.
Por otro lado, si queremos trabajar sobre el material original, solo tendremos que entrar a los ajustes del histograma directamente. Para eso, solo tendrás que cliquear “imagen”, luego “ajustes” y, seguidamente, “niveles”. También podrías usar el atajo “Ctrl + L”.
¿Cómo retocar la exposición de una fotografía en Lightroom?
Para el caso de Lightroom, el proceso de retoque no se dará desde el histograma. De hecho, dicha casilla, que se encuentra en la esquina superior derecha del menú “Revelar”, te servirá más como una guía. Con ella, podrás asegurarte siempre de que los valores tonales de tu imagen se mantengan siempre equilibrados.
Ahora, para arreglar la exposición de tu fotografía, lo que tendrás que hacer será ir directamente al submenú “Básicos” que se encuentra dentro de la opción “Revelar”. Una vez allí, encontrarás la categoría “exposición” desde la cual podrás manejar los niveles de luz y de sombra en la imagen.
Lo mejor en este caso es no ir a extremos y dejar la imagen en un punto medio, ya que Lightroom te ofrece otras herramientas con las que atacar las zonas que hayan quedado demasiado iluminadas o muy oscuras.
Si después de lo anterior tienes zonas sobreexpuestas, puedes usar el medidor de “Altas Luces” para bajar su intensidad. Pero, ¡ojo! Si bajas demasiado este medidor la imagen puede empezar a lucir opaca, por lo que debemos estar siempre atentos a ese detalle.
Como complemente, las áreas subexpuestas de la fotografía se pueden rescatar con el medidor de “Sombras”. El deslizador de “Negros” a veces también puede ser una alternativa útil. Pero debe usarse con mesura, ya que bajar demasiado sus valores puede restar contraste a la foto.
Del mismo modo, los medidores de “Contraste” y “Claridad” podrían ayudarte con eso también. El primero será perfecto si quieres aplicar el efecto a toda la foto y el segundo preferible si solo quieres modificar las áreas más claras.
Finalmente, podrás también dar un retoque a los colores al trabajar con controles como “Temperatura”, “Matiz”, “HSL”, “Color” y “Saturación” que nos ayudarán a dar a nuestra foto la tonalidad justa que deseamos.