¿Has pensado que el mundo puede no ser lo que parece? No eres el único. Desde Descartes hasta los filósofos modernos, son muchos los que se han planteado esta posibilidad de que este mundo sea una simulación. De hecho, el aumento de la tecnología en nuestras vidas podría no ser solo una coincidencia, sino un intento por hacernos entender que lo que estamos viendo con nuestros ojos no es nuestro mundo.
Este debate sobre la existencia del mundo se conoce a menudo como la teoría de la simulación, y nos señala la posibilidad de que simplemente estemos viviendo en una simulación por computadora, quizás antes de tener uso de razón. Una idea que, por muy descabellada que suene, está siendo cada vez más apoyada por la comunidad científica en todo el globo.
El mundo es una “matrix”

Pero ¿qué es vivir en una simulación? Tal como sugiere la película de ciencia ficción The Matrix, es cuando nuestras entradas sensoriales y salidas motoras están conectadas a una simulación. En otras palabras, cuando estamos completamente inmersos en un mundo que resulta familiar para nuestros sentidos, pero desconocido para nuestro cuerpo.
Pensemos en The Matrix, el cuerpo biológico y el cerebro real de Neo estaban en una cápsula, mientras su mente estaba en otro mundo. Todas sus entradas sensoriales provenían de la simulación, por lo que no fue consciente del “mundo real”, sino hasta que Morfeo le entrega la pastilla roja para activar sus sentidos y salir de la simulación.
La simulación tiene más de una cara
Puede que si vemos está idea de un mundo creado a partir de la simulación nos suene muy fantástica como para ser cierta si la vemos como una trama cinematográfica, pero lo cierto es que existen muchos tipos de simulación que pueden ser utilizados en nuestra realidad. Como es el caso de:
- Las simulaciones impuras: Es cuando el cuerpo biológico existe fuera de la simulación, y los sentidos son los únicos que están conectados a ella. También se le conoce como biosim, ya que existe una parte biológica, como el cerebro, que suele estar conectada a la simulación por computadora.
- Las simulaciones puras: Es cuando los seres simulados están completamente dentro de la simulación, por tanto, se vuelven parte de ella en mayor o menor medida. Es decir, las personas no existen sino que todo, hasta sus cerebros, han sido simulados para vivir dentro de ese mundo.
- Simulaciones mixtas: Como su nombre lo indica, contienen tanto biosims como simulaciones puras. Cómo ocurre en The Matrix, en donde Neo y Trinity son biosims, mientras que los personajes de la “máquina” son simulaciones puras.
Para la hipótesis de la simulación de la que hablamos aplican por igual las simulaciones puras, impuras y mixtas. Esto debido a que todos estos “plots” tienen una vinculación científica y filosófica extensa.
Entonces… ¿Es realmente posible que nuestro mundo no sea real?

Antes de responder a esta pregunta es importante considerar el grado de simulación al que nos referimos, es decir, si se trata de una simulación local en la que se imita solo una parte de nuestro mundo; o si se trata de una simulación global en la que toda la Vía Láctea sería una gran mentira.
En el caso de las simulaciones locales, sí deberían ser más fáciles de crear, ya que requieren mucha menos potencia computacional. De hecho, estudios actuales han usado en más de una ocasión simulaciones para estudiar el cerebro de las personas. Sin embargo, podría no ser viable para nuestro caso, pues nos impediría interactuar con el resto del mundo como lo hacemos actualmente, a través del turismo o de internet.
Si una simulación local es completamente local, no puede simular adecuadamente la interacción con el resto del mundo y deberían ponerse obstáculos para impedir que la persona se dé cuenta. Como en la película de 1999, The Thirteenth Floor, cuando el protagonista se encontró con carteles de prohibido mientras trataba de conducir a Nevada”.
David J. Chalmers, autor del libro Reality+: Virtual Worlds and the Problems of Philosophy
Aunque no resulta del todo imposible si es una simulación local flexible, es decir, si abarca un rango considerable y se complementan los detalles a medida que se ejecuta la simulación. Por ejemplo, simular todo el continente terrestre y solo añadir detalles rudimentarios para dar a entender que existe un “universo” más allá.
De igual forma, podríamos considerar a las simulaciones como temporales o permanentes, por su duración; planificadas o accidentales durante su desarrollo; y así sucesivamente. Los filósofos se aprovechan mucho de estas consideraciones para desarrollar nuevas teorías sobre la posibilidad de un mundo irreal.
En resumen…
Por el momento nada es seguro, ya que lo más curioso de las simulaciones es que son tan reales para nosotros que resulta muy difícil pensar que no son reales. Pero recordemos que actualmente la tecnología nos ha demostrado que podemos crear mundos mágicos de la talla de Harry Potter con un par de ordenadores y una pantalla verde. Por tanto, simular árboles y criaturas fantásticas hasta el último detalle no sería ningún problema.
Quizás, el único “pero” en esta teoría sea el comportamiento humano causado por el cerebro, ya que la mente parece ser una máquina subjetiva compleja. Sin embargo para eso existen las biosim, en las que nuestro cerebro sí existe pero el mundo que percibe no.
Podrías pensar que tienes pruebas definitivas de que no lo eres. Creo que eso es imposible, porque cualquier evidencia de este tipo podría simularse. Si es así, nunca podremos demostrar que no estamos viviendo en una simulación”.
David J. Chalmers
Tal vez la mayor parte de nuestra vida no ha sido simulada, pero los simuladores aparecieron en un punto sin que lo hubiéramos notado. O tal vez lo que conocemos como Tierra, casa o familia son simplemente nunca existió. La pregunta más importante que deberíamos hacernos de cara al futuro es si podremos demostrar algún día si este mundo es una simulación.
Referencias:
Can We Prove the World Isn’t a Simulation? https://nautil.us/can-we-prove-the-world-isnt-a-simulation-13756/