El dinero es el motor que ha impulsado a la humanidad a las más crueles guerras y absurdas disputas de la historia. Pero el dinero podría ser también la clave para moldear el cerebro de los bebés y alcanzar la felicidad a futuro. Al menos eso sugiere el nuevo estudio realizado por la Universidad de Columbia y la Universidad de California en Estados Unidos.
“El primer año del bebé”, cómo fue nombrada esta investigación, analizó a 435 familias con bajos recursos en Nueva York, Nueva Orleans, Omaha y Minneapolis. Esto a fin de evaluar cómo la reducción de la pobreza podría influir en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños más pequeños.
Explorando la preferencia de los bebés por el dinero

Para este estudio, los investigadores reunieron a las madres de cada familia y les asignaron aleatoriamente dos montos mensuales para el cuidado de sus bebés: $333 a algunas familias y $20 a otras. Al cabo de un año, los investigadores midieron la cantidad de dinero invertido por esa familia, a la par con la actividad eléctrica del cerebro de su bebé.
Como resultado, obtuvieron que los bebés cuyas madres habían recibido los pagos en efectivo más altos, tenían una mayor actividad cerebral. Caso contrario al que presentaban aquellos bebés cuyas madres habían recibido menos.
¿La pobreza altera el cerebro de las personas?
Todos los cerebros sanos están formados por sus entornos y experiencias. Esto ha sido demostrado en diversos estudios, y se debe a que las capacidades cognitivas en cada persona se van desarrollando desde su nacimiento, y a través del aprendizaje del mundo que le rodea.
Por eso, los investigadores ven un posible vínculo entre el dinero y el cerebro de los bebés. No desde el punto de vista materialista, sino como un factor que ha alterado el desarrollo de su maduración biológica, e impulsado cambios en el entorno en el que se desarrolla el infante.
Sin embargo, y debido a la naturaleza aleatoria del estudio, no se han podido determinar qué factores ambientales podrían haber desencadenado estos cambios cerebrales. Ni tampoco, que tanto $333 pudieron haber alterado las experiencias o los entornos de los bebés en un año.
No sabemos si la pobreza en sí causa diferencias en el desarrollo infantil, o son factores relacionados a la pobreza los causan esas diferencias. Pero la relación con la variable pobreza es evidente”.
Kimberly Noble, investigadora en la Universidad de Columbia
La pobreza, un factor de riesgo que destruye familias y cambia cerebros

Tradicionalmente, las campañas gubernamentales enfocadas a apoyar a las familias con bajos recursos, se han centrado en ofrecer condiciones laborales en lugar de bienestar a las familias. En este sentido, los investigadores esperan que sus resultados puedan contribuir al desarrollo de mejores políticas para abordar la pobreza en el mundo, y en particular para los bebés recién nacidos.
Nuestros hallazgos subrayan la importancia de cambiar la conversación y centrar más la atención en políticas de transferencia de ingresos para el desarrollo de los niños”.
Kimberly Noble
Por ello, los ivestigadores continúan trabajando en el proyecto “El primer año del bebé”, solo que ahora, centrados en si los gastos de dinero del hogar, el comportamiento de los padres o el estrés familiar tuvieron algo que ver con los cambios en el cerebro de los bebés.
Referencias:
Landmark Poverty Experiment Shows Extra Money Changes Babies’ Brains https://www.sciencealert.com/providing-cash-to-low-income-mothers-puts-their-baby-s-brains-on-a-new-wavelength
The impact of a poverty reduction intervention on infant brain activity https://doi.org/10.1073/pnas.2115649119