Aunque nuestra atención sigue centrada en la COVID-19, aún hay otras enfermedades antiguas aquejando a parte importante de la humanidad. Entre ellas, la fiebre tifoidea, que infecta a unos 11 millones de personas cada año y mata a más de 160,000, pero la historia podría cambiar con una vacuna muy antigua.
Los investigadores afirman que tan solo una dosis de esta vacuna tuvo un 80 por ciento de eficacia para prevenir la enfermedad en miles de niños en Malawi. ¿Significa que hemos encontrado la forma idónea para erradicarla?
A un paso de convertirse en una enfermedad intratable
La fiebre tifoidea es causada por un tipo de bacteria llamada Salmonella Typhi. A pesar de su nombre, esta es muy diferente de la que causa malestar estomacal. Al invadir el cuerpo, esta puede causar fiebre y enfermedades sistémicas en los niños.
A pesar de su carácter letal, los médicos han tratado la fiebre tifoidea con antibióticos durante mucho tiempo. Lamentablemente, la crisis de resistencia microbiana también se ha extendido a este caso, devolviéndonos a los pronósticos de antes del uso de estos medicamentos.
Y para sorpresa de muchos, desde hace tiempo existe una vacuna para prevenir la fiebre tifoidea. Lamentablemente, es demasiado cara y su administración se limita a los viajeros que se desplazan de países de altos ingresos a países menos favorecidos.
Otras razones por las que no se ha extendido su uso también es la corta duración de la inmunidad que provee, y además no se puede administrar en menores de 2 años con ligeras excepciones.
Una sola dosis de una vacuna conjugada para niños
La situación ha motivado a los investigadores a buscar soluciones más eficaces y seguras a largo plazo. Su nuevo trabajo lo enfocaron en Malawi, un país africano en el que la infección con esta bacteria es bastante común.
Administraron la vacuna Vi-TCV del Consorcio de Aceleración de la Vacuna contra la Tifoidea (TyVAC) a más de 14,000 niños. Luego compararon sus resultados con los de otros 14,000 niños que recibieron en su lugar la vacuna antimeningocócica del grupo A (MenA). Entre 18 y 24 meses después, los resultados fueron muy positivos. Como escriben los autores en su artículo:
«Entre los niños de Malawi de 9 meses a 12 años de edad, la administración de Vi-TCV resultó en una menor incidencia de fiebre tifoidea confirmada por hemocultivo que la vacuna MenA».
Una vacuna contra la fiebre tifoidea eficaz, segura y esperanzadora
Cabe destacar que durante el período de estudio ocurrieron 130 eventos adversos graves en los primeros 6 meses después de la vacunación; 52 de ellos en el grupo que recibió la Vi-TCV y 78 en el grupo MenA. En este último, se registraron 6 muertes. A pesar de ello, los investigadores descartan algún vínculo entre los efectos adversos graves y las vacunas administradas.
A un paso de que la fiebre tifoidea se convierta en una infección intratable, los resultados de esta vacuna antigua son muy esperanzadores. Ahora se espera que las autoridades respectivas los tomen en cuenta y desplieguen nuevos programas de vacunación en países de ingresos bajos y medios.
Referencia:
Safety and Efficacy of a Typhoid Conjugate Vaccine in Malawian Children. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2035916