Sabemos bien que el atractivo físico puede influir en la forma en la que un individuo se desarrolla en sociedad. Empíricamente, vemos que las personas atractivas suelen conseguir mejores trabajos, sueldos y oportunidades en general.

Mucho de eso tiene que ver con las convenciones sociales y nuestra preferencia natural por la belleza. De hecho, el conocido “efecto halo” juega un papel fundamental en dicho proceso.

Ahora, los investigadores Min-Hsuan Tu, Elisabeth K. Gilbert y Joyce E. Bono han explorado con más profundidad ese concepto en el ámbito laboral. Gracias a sus observaciones, publicadas en Personnel Psychology, no solo se ha confirmado el rol determinante del atractivo físico, sino los elementos que podrían utilizarse para “nivelar el campo de juego”.

Las personas atractivas tienen más oportunidades a la hora de buscar trabajo

De acuerdo a los investigadores, sus resultados revelaron la existencia de lo que denominaron una “prima de belleza”, que va de la mano con el efecto halo antes mencionado. Gracias a su atractivo físico, las personas tienen más oportunidades para demostrar sus habilidades en su trabajo y suelen ser más tomados en cuenta por sus colegas y superiores.

Mujer atractiva.
Vía unsplash.com

Ahora, esa situación también termina generando espacio en el que las personas pueden desarrollar a través de la práctica tanto sus habilidades de comunicación como su liderazgo. Algo que, a la larga, los haría mejores candidatos para otros trabajos, incluso dejando su atractivo de lado.

Queríamos examinar si existe un sesgo general hacia la belleza en el trabajo, o si las personas atractivas se destacan profesionalmente porque son comunicadores más efectivos”, expresó Min-Hsuan Tu, profesor asistente de organización y recursos humanos en la Escuela de Administración de la Universidad de Buffalo (UB).

Se descubrió que las personas atractivas solían ser mejores comunicadores. Eso mientras que, al mismo tiempo reflejaban confianza y una “actitud de poder” que los hacía deseables para un trabajo. Ello se comprobó cuando se consultó a gerentes a quiénes contratarían basados únicamente en sus expresiones, postura corporal y una breve introducción conocida como ‘elevator pitch’.

De entre los 300 candidatos, los gerentes prefirieron en su mayoría a las personas más atractivas. Por lo general, alegaron que entregaron su mensaje con más contundencia y a que, por lo que parece, su “presencia no verbal” era más efectiva.

Una “imagen de poder” podría igualar el campo de juego

Personas atractivas en el trabajo.
Vía Shutterstock.

Para poner a prueba la idea la “presencia no verbal”, se pidió a las personas menos atractivas que realizaran una “pose de poder”. Es decir, que se pararan con la espalda recta, manos en las caderas, pies separados hasta la altura de los hombros y con la cabeza erguida. Luego de una segunda ronda, se consultó a los gerentes a cuáles candidatos contratarían.

Lo que descubrimos fue que, si bien las personas guapas tienen un mayor sentido de poder y son mejores comunicadores no verbales, sus pares menos atractivos pueden nivelar el campo de juego durante el proceso de contratación al adoptar una postura poderosa”, continuó Tu.

Para el segundo intento, los gerentes tuvieron preferencias más divididas, con las personas menos atractivas en “pose de poder” destacándose más que antes. Eso demostró que la presentación de confianza o poder –que usualmente viene como una cualidad más desarrollada en las personas más atractivas– puede disminuir el “efecto halo” y generar oportunidades más equitativas para quienes compiten con personas atractivas para obtener un puesto de trabajo.

Referencia:

Is beauty more than skin deep? Attractiveness, power, and nonverbal presence in evaluations of hirability: http://dx.doi.org/10.1111/peps.12469

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