Los dispositivos GPS no solo sirven para conocer direcciones o saltarnos el tráfico en nuestro paso por la carretera, sino también para estudiar el comportamiento de animales como los hipopótamos, e incluso detectar brotes de ántrax.
Un estudio realizado en 2017 en el Parque Nacional Ruaha, en Tanzania, reveló cuán útil puede llegar a ser esta tecnología para rastrear esta y otras enfermedades en los animales. Este trabajo es único en su tipo, y sus resultados, publicados en la revista Ecosphere, muestran una perspectiva única sobre la ecología de este tipo de infecciones.
GPS para estudiar el comportamiento de los hipopótamos
Durante la estación seca de 2016, un equipo de ecologistas instaló collares GPS a 10 hipopótamos machos en el parque de Tanzania. El objetivo inicial era rastrear los movimiento de los animales para estudiar con mayor detalle su comportamiento y, al mismo tiempo, evaluar el impacto de la reducción del caudal de muchos de los principales ríos de África.
Los collares GPS para rastreo durarían aproximadamente un año, luego del cual deberían empezar a caer. Pero, antes de eso, los investigadores notaron que uno de ellos no se había movido durante un par de días, por lo que procedieron a buscarlo, llegando a un estanque. Para sorpresa del equipo, dentro de él había unos seis cadáveres de hipopótamos.
Un brote inesperado de ántrax entre hipopótamos
Claramente, el enfoque inicial del estudio no era monitorear la propagación de una enfermedad infecciosa; sin embargo, al toparse con los cadáveres de hipopótamos y confirmar que se trataba de ántrax, supieron de inmediato que estaban usando una herramienta eficaz para detectar este tipo de brotes (y quizás prevenirlos).
Entonces, bajo un nuevo enfoque, empezaron a probarla. Primero determinaron cuántos hipopótamos habían interactuado con individuos con alto riesgo de tener la bacteria; Para ello, realizaron conteos diarios de hipopótamos vivos y muertos en las numerosas piscinas a lo largo de este tramo del río Gran Ruaha. Luego, realizaron un muestreo de la patología para confirmar que se trataba de ántrax.
De este modo, rastrearon la propagación del ántrax entre los hipopótamos y la dirección que seguía, y vincularon esta información con los datos recolectados a través de los collares GPS. En el proceso, descubrieron que cuatro de los 10 hipopótamos que rastrearon durante el período de estudio podrían haber contraído la enfermedad y, de hecho, tres de ellos murieron.
Rastreo por GPS mostró que los hipopótamos no cambian su comportamiento durante brotes de ántrax
Los investigadores también mostraron interés por determinar si el brote de ántrax tenía algún efecto sobre el comportamiento de los hipopótamos, como actitudes evasivas, lo cual también dilucidaron con ayuda del rastreo GPS. Descubrieron que la infección no tenía un impacto drástico sobre el movimiento de estos animales, pues tanto los infectados como los sanos se movilizaban de forma similar.
Este fue un hallazgo particularmente importante dado que los hipopótamos infectados pueden caminar hasta siete kilómetros en busca de agua y, al mismo tiempo, trasladar la enfermedad a otras zonas lejanas.
El papel de la sequía en la propagación de la enfermedad
Pero, sin lugar a dudas, lo más importante fue el impacto de la sequía sobre el comportamiento de los animales y la propagación de la enfermedad. Los hipopótamos no parecían evitar los cadáveres dentro de los estanques, y esto se debe precisamente a la necesidad de agua.
En condiciones normales, estos animales suelen evitar tocar a otros de su propia especie, pero con la dificultad de conseguir estanques adecuados, se vieron en la necesidad de permanecer en los que alojaban a los cadáveres.
En definitiva, el uso de los dispositivos de GPS ayudó a los ecologistas en su objetivo de estudiar el comportamiento de los hipopótamos y la propagación del ántrax. Y el hallazgo más significativo, más allá de la utilidad de esta tecnología, fue el papel de la sequía y los movimientos de los animales en la propagación de la enfermedad.
Referencia:
Hippopotamus movements structure the spatiotemporal dynamics of an active anthrax outbreak. https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ecs2.3540