Aunque el tiempo ha estado aquí mucho antes de que llegáramos –y seguirá estando cuando nos vayamos–, aún nos es complicado comprender del todo cómo este funciona. Pero, tomando en cuenta que apenas hemos vivido un 0,002% de la edad del universo, es entendible que, en perspectiva, no hayamos experimentado tanto de este como para conocerlo tan bien.
A escala cósmica, nuestra existencia es aún insignificante, pero ello no evita que nuestra curiosidad quiera superar los muros que nuestra existencia impone. De allí que, a pesar de nuestra relativa brevedad, hayamos hecho todo lo posible por comprender al tiempo, medirlo, entender qué lo influye y también cómo influye él en nosotros.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, comprender a fondo al tiempo sigue siendo una tarea compleja. Por esto, escritos como el que realizó Jonathan O’Callaghan para How It Works magazine, citado por Live Science, pueden sernos de mucha ayuda. Sobre todo porque podemos aprovecharnos para pasearnos sobre todo lo que sabemos acerca del tiempo, de forma que se nos haga más fácil comprender cómo este funciona.
¿El tiempo es constante?

No. Efectivamente, el tiempo sí es una constante en nuestras vidas; pero, su propio paso, no es consistente en sí mismo. Inicialmente, figuras como Isaac Newton, en el siglo XVII, vieron el tiempo como un elemento lineal e invariable que se debería aplicar de la misma forma en todo el universo.
Sin embargo, esta postura fue refutada por Albert Einstein, en 1905. Allí, el reconocido físico propuso que el tiempo en realidad era relativo, es decir, dependía de su interacción con otros elementos como la gravedad y el propio espacio-tiempo. Como consecuencia, lo que se consideraría un segundo en la Tierra, no necesariamente lo sería en Marte, o al viajar por cualquier otra parte del espacio –tal como sucede en su paradoja de los gemelos–.
En la actualidad, sabemos que Einstein tenía razón. Por esto, para entender cómo funciona el tiempo, debemos tener clara la capacidad de este para dilatarse o contraerse dependiendo de variables como el efecto de la gravedad o del propio movimiento.
¿Cómo funciona el tiempo? Una historia de entropía
Tal como destaca O’Callaghan “Newton y Einstein estuvieron de acuerdo en una cosa: que el tiempo avanza”. Efectivamente, ambos postulados implicaban que el tiempo, ya fuera de forma estable o cambiante, siempre se mueve hacia adelante.
Es bien sabido que el universo tiende a la entropía, al caos y al deterioro, tal como lo establece la segunda ley de la termodinámica. De allí que el paso del tiempo también sea un constante avance hacia estos bastiones.

Ya sea que hablemos de la vida humana –increíblemente efímera en la perspectiva cómica– o de la de una estrella o una galaxia, el tiempo no hace excepciones y avanza hasta que cada uno de estos elementos alcanza su punto de entropía máxima y se destruye para dar inicio nuevamente al ciclo.
Otras teorías sugieren que el paso del tiempo se debe a la expansión del universo –ya que espacio y tiempo están siempre unidos–. Sin embargo, esto ha presentado una paradoja: si el universo alcanza su máximo y se detiene o encoje, entonces el tiempo seguiría también este patrón. ¿Es siquiera eso posible? Por ahora, esa es una respuesta que la ciencia no puede dar.
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