Vasos sanguíneos donde pueden formarse coágulos de sangre.
Vía Pixabay.

Desde que iniciaron los procesos de vacunación, se han presentado cuadros de personas que desarrollan coágulos de sangre tras recibir la vacuna contra el COVID-19. Esta situación ha causado alarma entre el público y se ha traducido en una pérdida de confianza en las capacidades de la vacuna.

Sin embargo, una reciente investigación presentada en la revista Stroke ha demostrado que deberíamos preocuparnos más por los efectos secundarios del coronavirus que por los de la vacuna. De hecho, se observó que la coagulación de la sangre es un riesgo mayor en los sobrevivientes del COVID-19 que en aquellos que recibieron su vacuna.

Los coágulos de sangre son más probables tras el COVID-19 que tras la vacuna

El estudio que ha llegado a estas conclusiones fue apoyado por el liderazgo del Consejo de accidentes cerebrovasculares de la American Heart Association y de la American Stroke Association. Gracias a los datos recopilados por estas, de más de 81 millones de personas, fue posible encontrar muestras suficientes tanto de pacientes recuperados del COVID-19 como de personas vacunadas contra este.

Vasos sanguíneos donde pueden formarse coágulos de sangre.
Vía stock.adobe.com

En sus resultados, fue posible observar que los sobrevivientes del COVID-19 tenían entre 8 y 10 veces más posibilidades de desarrollar coágulos de sangre, en comparación con quienes habían recibido la vacuna.

En ambos casos, la ocurrencia de este tipo de eventos es baja, pero es claro que las vacunas son las que tienen el menor porcentaje en esta área. De allí que se hayan reportado 20 casos de trombosis entre 514 mil sobrevivientes, y que no haya habido ninguno de estos entre más de 490 mil vacunados con las opciones de Pfizer o Moderna.

La sociedad debe procurar recibir sus vacunas

Gracias a esta información, se ha corroborado algo que las instituciones de salud han repetido desde el inicio de las vacunaciones: debemos procurar recibir la vacuna. A pesar de que no se niega que algunas otras opciones de vacunas como la candidata Janssen y la de AstraZeneca hayan reportado casos de trombosis, es claro que dichos eventos siguen siendo una minoría –y una que ni siquiera se compara con la posibilidad de tener coagulación de la sangre post COVID-19–.

“La infección por COVID-19 es un factor de riesgo significativo para [coagulación de la sangre]… (…) La probabilidad de desarrollar CVST después de una vacuna COVID-19 es extremadamente baja. Instamos a todos los adultos a que reciban cualquiera de las vacunas COVID-19 aprobadas”, declaró Karen L. Furie, autora principal y directora del departamento de neurología de la Escuela de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown.

Aprendiendo sobre la marcha

En estos momentos, nos encontramos dentro de un periodo clave de la pandemia. En este 2021, estamos mucho mejor preparados para hacer frente al COVID-19 de lo que estábamos en el 2020.

Sin embargo, aún no sabemos todo sobre el virus, y apenas estamos comenzando a ver la forma en la que este se relacionará a largo plazo con la vacuna. Por este motivo:

“Se necesitan más estudios e investigaciones a medida que continúa la pandemia. (…) También necesitaremos datos e investigaciones sólidas sobre las personas que no desarrollaron coágulos de sangre después de la vacuna, para que podamos comprender completamente los mecanismos moleculares y celulares subyacentes [a la trombosis] relacionada con la infección por COVID-19 o después de la vacunación”, concluyó Furie.

Referencia:

Diagnosis and Management of Cerebral Venous Sinus Thrombosis with Vaccine-Induced Thrombotic Thrombocytopenia: https://doi.org/10.1161/STROKEAHA.121.035564

Lea también:

¿Qué síntomas se dan durante un episodio de coagulación de sangre?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *