Mano femenina a punto de cambiar una página de un libro impreso.

Muchos profesores de diferentes niveles han empezado a sustituir las lecturas de libros impresos por textos digitales, o cursos multimedia que incluyen audios y videos con el fin de ofrecer mejores recursos para potenciar su aprendizaje.

Evidentemente, en la actualidad contamos con una amplia variedad de recursos que merecen ser aprovechados, sobre todo por su auge entre los jóvenes. Sin embargo, el hecho de que existan, sean novedosos y que parezcan más didácticos no garantiza un mejor aprendizaje. De hecho, en este objetivo, la lectura en papel sigue siendo la más efectiva porque favorece un conjunto de elementos clave en el proceso.

Mejores resultados de aprendizaje con lectura en papel

Ciertos estudios demuestran que los estudiantes asumen que obtendrán una puntuación más alta en una prueba de comprensión si han hecho la lectura del material digital. Sin embargo, los resultados de las pruebas demuestran que obtienen puntuaciones más altas cuando leen el material en su forma impresa. Esta conclusión fue válida tanto para estudiantes de primaria como para estudiantes universitarios.

Trabajos más recientes arrojaron nueva evidencia de ello. Los investigadores les preguntaron a los estudiantes cómo percibían su aprendizaje en general cuando usaban materiales de lectura impresos o digitales. Y, en efecto, la lectura en papel fue la preferida porque favorecía su concentración, memoria y aprendizaje más que la lectura digital.

Los beneficios de la lectura de textos impresos para el aprendizaje

La evidencia científica recolectada hasta ahora apoya la lectura en papel como una vía efectiva para el aprendizaje exitoso, al menos en comparación con la lectura en pantalla. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene el papel, o la forma de un libro, o la dinámica de mover páginas, o su conjunto, que favorecer este importante proceso?

Pues bien, existen una variedad de factores que no podemos dejar de mencionar. Uno de ellos radica en las propiedades físicas del papel, que involucra un movimiento de manos y la distribución de la vista a través de páginas distintas. Este proceso, que puede resultar tan aburrido para muchos, parece ayudar incluso a vincular el recuerdo de una sección particular del texto con la página en la que se encontraba.

Una laptop junto a una pila de libros impresos en una biblioteca.

Al leer en papel, resulta más fácil identificar la idea principal en un pasaje de lectura, una tarea simple, pero que puede resultar más difícil en un libro digital. De ahí que labores más exigentes que requieren abstracción mental, como hacer inferencias a partir del texto, también sean más fáciles leyendo en papel que a través de una pantalla.

Los investigadores también afirman que la lectura impresa mejora la probabilidad de recordar los detalles del texto, como algún rasgo físico de los personajes, o el orden en que ocurrieron los hechos.

¿Por qué los audios y videos no favorecen el aprendizaje como los recursos impresos?

Partamos de la «hipótesis superficial», que plantea que cuando las personas leen un texto digital adoptan una mentalidad diferente a la que tendrían a la hora de leer un texto impreso. La hipótesis sugiere que para leer textos en redes sociales, por ejemplo, en los que abunda la informalidad, hacen menor esfuerzo mental que cuando están leyendo en papel.

Hombre haciendo lectura en un medio digital junto a un libro impreso y una taza de café.

 

Y es que los medios digitales tienen características que pueden limitar el aprendizaje, y los hábitos de sus usuarios, que suelen usarlos con mentalidad de entretenimiento, las acentúan.

Por ejemplo, como mencionamos al principio, al usar medios digitales hay menor concentración y falta un punto de referencia físico fijo. Los usuarios también tienen propensión a la multitarea, es decir, a hacer otras cosas mientras leen lo que favorece la desconcentración. También hacen menor uso de anotaciones y revisan lo que leyeron, escucharon o vieron con menos frecuencia.

Libros digitales, audios y videos tienen aplicación educativa, pero no en todos los contextos

Esto no quiere decir que los textos digitales y los recursos audiovisuales no tengan cabida en el entorno educativo. Los tiempos en los que vivimos, y sobre todo la pandemia, han promovido el uso de la tecnología tanto para el trabajo como para la formación educativa en diferentes niveles. Y aunque el proceso haya sido arduo, muchos han visto sus beneficios.

Sin embargo, hasta ahora el recurso tradicional parece arrojar mejores resultados; para el aprendizaje que amerita concentración y reflexión, la lectura de textos impresos sigue siendo la mejor alternativa. Aún queda un largo camino por recorrer para determinar bajo qué contextos los audios y videos resultarían más idóneos.

Referencia:

Why we remember more by reading – especially print – than from audio or video. https://theconversation.com/why-we-remember-more-by-reading-especially-print-than-from-audio-or-video-159522

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Romina Monteverde

Venezolana, ingeniera química, redactora y autodidacta.

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