Los procesos de toma de decisiones son complejos y dependen de muchos factores para llevarse a cabo. Ahora, en nuevo estudio publicado recientemente en Science Advances, se ha determinado un nuevo sesgo cognitivo, detonado por la generosidad, que puede afectar nuestra valoración de otros individuos.
Los investigadores detrás del proyecto internacional fueron Marc-Lluís Vives, Tania Fernández-Navia, Jordi J. Teixidó y Miquel Serra-Burriel. Esta colaboración entre las universidades de Barcelona (España), Zúrich (Suiza) y Brown (Estados Unidos) dio como resultado un nuevo sesgo a considerar durante los procesos de evaluación y selección de candidatos para puestos de trabajo.
Erosión de la generosidad: el sesgo cognitivo que nos hace más estrictos

Específicamente, el nuevo sesgo cognitivo identificado ha sido denominado como “efecto de erosión de la generosidad”. En resumen, hace referencia a un proceso que poco a poco va haciendo que nuestro juicio sea más estricto. Todo como respuesta a una acumulación de actos “generosos”.
Esta perspectiva surgió luego de que los autores examinaran más de 10 mil evaluaciones de postulación para un puesto de profesor en Cataluña. La meta era determinar cómo la posición de un candidato podía afectar su oportunidad de ser seleccionado. Al final, se observó que esta influía, pero no por el puesto en sí.
Básicamente, se observó que mientras más “actos generosos” hiciera un evaluador, menos probable sería que los repitiera. En otras palabras por cada calificación de 5.0 que da –la nota mínima para que la se apruebe la solicitud–, las posibilidades de que dé otra disminuyen en un 7,7%.
Dicho espiral se repetía con cada oportunidad que el evaluador era generoso. Por lo que, como consecuencia, después de ofrecer un 5.0 a varios candidatos, se hacía cada vez menos probable que la persona estuviera dispuesta a dar la nota mínima a los siguientes.
La ‘culpa’ lleva la batuta en la toma de decisiones de evaluación
“Observamos que el mecanismo que afecta a la puntuación final no es el cansancio ni el contraste con el candidato anterior ni las expectativas del tribunal, como se afirma en otros estudios: es principalmente la culpa o el efecto de erosión de la generosidad”, afirmó Teixidó.
En otras palabras, los evaluadores otorgaron los primeros 5.0 debido a su sentimiento de “culpa”. Por esto, valoraron de forma más positiva y generosa a los candidatos que tenían menos posibilidades de aprobar, de forma que al menos llegaran al mínimo requerido. De esa forma, no se sienten culpables por haber rechazado a la persona.
Sin embargo, a medida que el número de casos de individuos que “casi lo logran” aumenta, la posibilidad de que el evaluador sea laxo disminuye (en un 7,7% por cada vez, específicamente). De esta forma, el tercer candidato poco prometedor tendrá menos oportunidad de recibir un 5.0 que el primero de la lista, pero aún tendrá más que el quinto.
Referencia:
Lenience breeds strictness: The generosity-erosion effect in hiring decisions: DOI: 10.1126/sciadv.abe2045
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