Persona recibiendo una inyección.
Crédito: HR@PAHO/Organización Mundial de la Salud.

Desde el año pasado, la pandemia del COVID-19 ha azotado al mundo entero e, incluso ahora, sigue causando problemas en infinidad de países. Pero, la diferencia en este 2021 es que finalmente tenemos una forma de plantarle la cara. Tal es el caso de las jornadas de vacunación contra el coronavirus que han empezado en todas partes, incluida Latinoamérica.

Esta parte del continente americano fue la penúltima zona del mundo en ser fuertemente afectada por los primeros avances del SARS-CoV-2. Ahora, algunas de sus naciones como Brasil y Chile forman parte de los países más afectados del planeta.

Es claro que los contagios han sido difíciles de controlar y que la situación se ha salido de las manos de los países en variadas ocasiones. ¿La llegada de las vacunas ha hecho alguna diferencia? Para poder contestar a esto es necesario que recorramos los procesos de vacunación que se han dado hasta ahora y cómo estos han influido (o no) en la situación de crisis de las naciones latinoamericanas.

¿Cómo son las jornadas de vacunación contra el coronavirus en Latinoamérica?

Según el registro realizado por Our World in Data, podemos observar que naciones como Chile llevan la clara delantera en los procesos de vacunación contra el coronavirus no solo en Latinoamérica, sino en todo el continente. Para estos momentos, este ha logrado dar al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 al 36,34% de su población.

Solo Uruguay puede seguir relativamente de cerca este avance, ya que ha logrado vacunar ya al 20,6% de su población también con al menos una dosis. Pero, como vemos en la gráfica, solo ahora a inicios de abril Uruguay ha logrado llegar al porcentaje en el Chile ya estaba para finales de febrero. Por lo que se observa que el proceso ha sido claramente más lento.

Tabla que mide el porcentaje de población que ha sido parte de la vacunación contra el coronavirus en Latinoamérica.

Después de estas dos naciones, ningún país de Latinoamérica posee cifras que superen al 10%. Como una muestra de esto, podemos ver que en el tercer y cuarto puesto, se encuentran Argentina y Brasil, con un 7,73% y un 7,70% de sus poblaciones respectivas vacunadas con al menos una dosis.

Más abajo nos encontramos entonces con México (5,88%), Costa Rica (4,4%), Colombia (3,88%), Perú (1,74%), Bolivia (1,74%), Ecuador (1,16%) y Venezuela (0,05%).Esto según las cifras reportadas por Our World in Data hasta el 3 de abril de este 2021.

Los otros dos países americanos, Estados Unidos (31,16%) y Canadá (14,7%) presentan porcentajes de vacunación relativamente altos. Pero, mientras que este último ha logrado mantener controlado el avance de la pandemia, el primero se ha posicionado ya por meses entre los más afectados del mundo por el COVID-19.

Curiosamente, esta es una característica que comparte con Chile y con Uruguay, ya que estas naciones, a pesar de tener un alto porcentaje de vacunación, siguen fuertemente afectadas por el aumento de contagios y el descontrol de la pandemia.

Mirando de cerca: ¿por qué el “éxito” de Chile y Uruguay no frena la pandemia?

Chile no solo se encuentra en el tope de la clasificación de Latinoamérica con respecto a las vacunación contra el coronavirus, sino también en cuanto a contagios, según Our World in Data. De hecho, este se trata de uno de los países más afectados por la situación, ya que solo lo superan en esto Uruguay y Brasil.

Para este caso, nos enfocaremos específicamente en detallar los casos de vacunación en Chile y Uruguay. Esto puesto que, como vemos, son los dos países latinoamericanos que presentan la dicotomía más particular entre contagios y población vacunada.

Chile

Mujer mayor sosteniendo una tarjeta de vacunación contra el coronavirus de Chile.
Crédito: AP.

La campaña que inició con un lote de la vacuna de Pfizer-BioNTtech en diciembre cobró fuerza una vez Chile obtuvo grandes lotes de la CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac. Ahora, medios como la BBC Mundo han reportado que ya ha logrado vacunar con una dosis a más del 30% de su población; y, con dos dosis, al 15% de esta.

La Universidad Johns Hopkins reportó que, para el 24 de marzo del 2021, Chile ya acumulaba 942.958 casos de COVID-19 y 22.384 muertes por su causa. Con esto, el país se sitúa como aquel con la mayor tasa de mortalidad por coronavirus en América Latina –reportando 1,5 mil fallecimientos por cada millón de habitantes–.

Igualmente, dicha tasa continúa a la alza, con una persona falleciendo cada 15 minutos en su territorio y un promedio de 100 dejando este mundo cada día. Igualmente, a pesar del éxito de su jornada de vacunación, sigue siendo el país de Latinoamérica con más casos activos el COVID-19.

Uruguay

Cuando volteamos a ver a esta otra nación, nos encontramos con una situación distinta a la de Chile, pero que ha llevado a consecuencias muy similares. Tal como lo ha registrado la Universidad Johns Hopkins, el país de 3,5 millones de habitantes, hasta este domingo 4 de abril reportaba 712 muertes por coronavirus.

A pesar de que fue uno de los últimos países en recibir lotes de vacunas, rápidamente se ha posicionado en entre los más eficientes en cuanto a vacunación en Latinoamérica. Acá, solo Chile a lo ha superado, al entregar 34,5 dosis de la vacuna por cada 100 personas, ante las 5,9 dadas por Uruguay, reporta BBC Mundo.

Según Our World in Data, Uruguay tiene una de las tasas de mortalidad más bajas de América Latina –siendo esta solo del 1% de los afectados–. Sin embargo, también es uno de los países donde se han dado más contagios. De hecho, Our World in Data también registró cómo este domingo Uruguay pasaba a Brasil como el país con mayor número de casos nuevos de COVID-19.

En promedio, Uruguay reporta 33,51 casos por cada 100 mil personas en una semana. Según los parámetros de la Universidad de Harvard, la “zona de riesgo” inicia cuando se superan los 25.

Solo un paso puede separar al éxito del fracaso

Inyectadoras apiladas unas sobre otras.
Vía Pixabay.

Podemos ver que, en ambos casos, aunque las naciones han tenido un éxito rotundo durante la vacunación contra el coronavirus en Latinoamérica, están lejos de ser los países menos afectados por la pandemia. Acá, a pesar de que ambas situaciones son distintas, un mismo factor les jugó en contra: subestimaron a la pandemia.

Para el caso de Chile, una vez comenzó a aumentar el porcentaje de vacunados, las medidas de restricción impuestas por el gobierno de Sebastián Piñera comenzaron a bajar. Como resultado, las personas salieron a la calle de nuevo, visitaron restaurantes, tiendas y demás –algunos incluso sin tapabocas–.

Se creyó que las vacunas serían una última barrera contra el virus, y ha quedado demostrado que no. Incluso si las personas no se enferman, este puede seguir circulando y atacar a otro que no esté igual de protegido. Al final, las buenas noticias de la vacuna contra el COVID-19 terminaron por aupar la crisis pandémica en el territorio chileno.

Por su parte, Uruguay se destacó durante el 2020 por usar una estrategia de “libertad responsable” con la que se pidió a la gente que se mantuviera en su casa por propia voluntad. Con esto, el gobierno de Luis Lacalle evitó las medidas de restricción militar y policial de otros países.

Debido al éxito de este formato, a partir de abril de este año actividades como la construcción, el comercio y la educación presencial se reactivaron lentamente. En paralelo, la variante brasileña P1 –conocida por ser más contagiosa– llegó al territorio uruguayo. Acá, nuevamente, el país se confió, no mantuvo las medidas necesarias y terminó cayendo víctima del virus nuevamente.

Cifras de humo: ¿por qué el manejo del coronavirus y la vacunación en Latinoamérica son tan difíciles de medir?

A pesar de que se ha llevado un registro lo más cercano posible de los eventos de vacunación contra el coronavirus en Latinoamérica, no todos los casos han sido fáciles. Como un ejemplo de esto, podemos mencionar a Venezuela, que se encuentra en uno de los últimos lugares en cuando a vacunación no solo por las pocas dosis que se sabe que ha comprado, sino por la falta de registros que indiquen a cuántas personas han vacunado.

Según se sabe, han llegado lotes de la vacuna rusa, Sputnik V, y de la china, Sinopharm, que suman 700 mil dosis. Estas se deben colocar por pares, por lo que solo alcanzarían para vacunar a 300 mil habitantes de los 28,5 millones registrados en el 2019.

Se esperaba que Venezuela aprovechara el convenio COVAX, destinado a países en desarrollo. Pero la nación se ha negado a recibir los lotes que le corresponderían de la alternativa de AstraZeneca y, según parece, no ha logrado comprobar tener la capacidad de pagar los 100 millones de dólares que implicaría la adquisición total del lote de vacunas contra el COVID-19, según reportó BBC Mundo.

Inyectadora junto a frascos con la vacuna contra el COVID-19.
Vía Pixnio.

El gobierno de Nicolás Maduro ha avisado adicionalmente que este mes llegarían las vacunas candidatas, Soberana-02 y Abdala, desarrolladas en Cuba, para realizar los ensayos clínicos en Venezuela. Pero, nuevamente, no se dieron más detalles sobre fechas, lotes o itinerarios.

En la actualidad, Venezuela es uno de los países que reporta menos casos de COVID-19 en toda América Latina. Se podría pensar que el país se encuentra controlando la pandemia, pero en realidad, al igual que con las vacunas, no existe una forma de conocer las cifras verdaderas.

Más allá de las vacunas: un problema mucho más arraigado que la pandemia

Como podemos observar, el proceso de vacunación en Latinoamérica no es solo un elemento superficial o del que solo puedan tomarse sus datos base. En el continente latinoamericano la situación siempre es mucho más enrevesada que eso.

Esto trae como consecuencia que, para poder conocer el verdadero estado de un país, debamos observar infinidad de aristas diferentes y cómo estas interactúan entre sí. Ya que solo a través de este proceso de cruce de datos podremos conocer con un poco más de exactitud la realidad constantemente dual y cambiante que se vive en muchas naciones.

Aun así, recordando casos como el de Venezuela actualmente, o el de Chile al inicio de la pandemia, también debemos tomar en cuenta que incluso las “cifras oficiales” pueden estar lejos de representar la realidad que vive un país. Por lo que, esto siempre complicara el poder dar una mirada más profunda a la situación de estos territorios, a menos que se viva en ellos.

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