Vivimos en mundo donde muchas de las actividades realizadas por los seres humanos han sido reemplazadas por sistemas inteligentes. Dispositivos programados para buscar la perfección en sus actividades. Ante esta premisa, nos preguntamos, ¿la IA será capaz de reemplazar la empatía que nos caracteriza?
A medida que pasa el tiempo, los avances en materia de inteligencia artificial crecen. En efecto, si no medimos su impacto se podría convertir en una amenaza para la humanidad. Incluso, mezclarse con facetas de nuestras vidas como en el aspecto sentimental.
Aunque suene un poco exagerado y probablemente se asocie con películas de ciencia ficción donde máquinas intentan eliminar a la raza humana buscando la perfección en el planeta, se podría tomar como una idea. No a este nivel, pero si para tener una panorama más claro de lo que nos espera si no controlamos el poderío que pueden alcanzar los sistemas inteligentes.
¿Deberíamos preocuparnos por la cuarta revolución industrial?

Cuando se habla de la cuarta revolución industrial, el término se asocia con revolución digital. Una nueva era donde la tecnología se integra con los seres humanos en diferentes aspectos. Un ejemplo claro de esto se observa en las grandes compañías donde muchas de las actividades que antes realizaban personas, hoy día han sido automatizadas y reemplazadas por máquinas. Si bien estos aparatos aceleran la producción, atentan con el personal empleado. ¿En qué sentido? La empresa podría prescindir de sus servicios.
De hecho, los expertos consideran que dentro de 10 años “la automatización reemplazará la mitad de los trabajos actuales”. Es por ello que debemos analizar esta situación y buscar ocupaciones viables que se adapten a la economía digital que nos espera.
La inteligencia artificial carece de sentimientos
Si bien la IA busca el perfeccionismo, nunca se podrá igualar con los inteligencia humana. Los sistemas inteligentes por muy desarrollados que sean no pueden percibir emociones, no puede amar ni odiar, ni mucho tener empatía. Al menos que los investigadores encuentren alguna forma de atribuirles esos sentimientos. ¿El aprendizaje automático será la clave? ¿Puede un sistema inteligente aprender a amar?
Lo más cercano a esa integración entre seres humanos y artificiales es el desarrollo de sistemas robóticos con características propias de las personas. Más allá de la inteligencia, hablamos de máquinas datadas de partes y órganos semejantes a los nuestros.

Para muestra, se han desarrollado máquinas cibernéticas para complacer a las personas sexuales. Para algunos, esta es una solución a sus problemas de soledad, mientras que para otros es acabar con la interacción humana, puesto se estaría perdiendo la esencia que nos caracteriza como persona.
El ámbito militar también se ha visto influenciado por la IA
A medida que avanza la tecnología la forma de operar por los militares cambia. Sus armas van de la mano con la tecnología. Años atrás, los soldados se enfrentaban con espadas, cañones, armas basadas en pólvoras, hoy día esto ha cambiado. Las grandes potencias del mundo se enfocan en desarrollar sistemas inteligentes que les permitan enfrentar o dominar a sus enemigos de una forma distinta.

Tal como comenta Tech Xplore, “la proliferación de la guerra con drones es un ejemplo muy vívido de estas nuevas formas de conflicto. Crean una realidad virtual que está casi ausente de nuestro alcance.”
Retomando la interrogante anterior, ¿la IA será capaz de reemplazar la empatía que nos caracteriza? Con base en la información actual se puede decir que no. Pero, de lograrlo representaría el fin de los avances tecnológicos en este campo, pues se estarían creando aparatos inteligentes a nuestra imagen y semejanza. Incluso, con capacidad superarnos, algo que podría acabar con nuestra humanidad.
Entonces, ¿lo permitiremos?