La obesidad y las enfermedades mentales son problemas cada vez más comunes entre los adolescentes. Sin embargo, a pesar de que se sabe que ambos se pueden superponer, han sido pocos los estudios que se han destinado a investigar el porqué detrás de esta relación.
Ahora, gracias a los datos publicados en diciembre del 2020 en la revista científica Acta Paediatrica, podemos tener una idea más clara de cómo la salud mental y la obesidad se relacionan en los adolescentes. Sin embargo, las respuestas obtenidas en el estudio no fueron exactamente lo que los investigadores esperaban. Esto debido a que, aunque existe un vínculo, este no es tan mutuamente influyente como se creía.
Una relación conocida, pero poco estudiada
Como ya lo dijimos, la obesidad en los adolescentes y los problemas de salud mental han estado en la mira de los doctores por años. De hecho, la ciencia también ha sospechado la relación entre estos.
No obstante, a la hora de buscar los estudios realizados, es posible notar que no hay muchos que realmente estudien la relación entre estos dos factores. Igualmente, las formas actuales y más conocidas de tratar la obesidad en la adolescencia no se relacionan tan directamente con enfermedades mentales.
Al estar conscientes de esto, los investigadores Anna Björk, Jovanna Dahlgren, Eva Gronowitz, Fanny Henriksson Wessely, Annika Janson, My Engström, Lovisa Sjögren, Torsten Olbers y Kajsa Järvholm decidieron traer más luz sobre el tema.
Para hacerlo, tomaron como punto de partida los registros de 48 adolescentes con un índice de masa corporal promedio de 42 –es decir, con sobrepeso–. De estos, el 73% eran féminas y, en general, todos rondaban los 15 años. Luego, se tomaron tanto sus testimonios como los de sus padres, para poder obtener la información que dio forma al estudio.
Los adolescentes con obesidad tenían enfermedades mentales con más frecuencia
En la actualidad, otros estudios recientes han indicado que la obesidad puede relacionarse con el daño cerebral en los adolescentes. Ahora, este nuevo estudio vincula también la incidencia de problemas mentales con la manifestación de obesidad en los adolescentes.
Para esto, su investigación tuvo dos fuentes de investigación. Por un lado, los jóvenes respondieron una encuesta referente a posibles síntomas de depresión y episodios de atracones de comida en los que se alimenten excesivamente y sin control. Por el otro, los padres indicaron si habían captado o diagnosticado comportamientos asociados al autismo o al déficit de atención en sus hijos.
Al comparar los datos de las dos investigaciones fue posible ver que la mayoría de los padres reportó haber detectado síntomas de desórdenes mentales como el déficit de atención o el autismo en sus hijos.
Específicamente, el 54% de estos observó síntomas que al menos concuerdan con los perfiles de estas condiciones. Ahora, solo el 15% de la muestra realmente contaba con un diagnóstico para estos trastornos.
Por su lado, solo un 32% de los adolescentes reportó realizar “maratones de comida” y un porcentaje incluso menor (20%) mostró síntomas de depresión clínica. Con lo que fue posible ver una incidencia mucho mayor de trastornos neuropsiquiátricos asociados a la obesidad que a otras conductas o síntomas.
La salud mental no actúa como un potenciador de la obesidad en adolescentes
A pesar de que se encontró una relación entre las enfermedades mentales y la obesidad en adolescentes, esta no fue causal. En pocas palabras, a pesar de que ambas condiciones se superpusieron, no necesariamente una fue causa o consecuencia de la otra.
De hecho, según observaron los investigadores, los adolescentes con diversos desórdenes neuropsiquiátricos como el déficit de atención o el autismo no tuvieron más problemas que el resto con su alimentación. En pocas palabras, la salud mental no jugó un rol diferenciador en la forma en la que los adolescentes se llevaban con su alimentación, con comportamientos depresivos o con actividades como los atracones de comida.
Aun así, la investigación mostró que los 48 adolescentes investigados tenían dificultades lidiando tanto con su salud mental como con los problemas de alimentación. Por esto, los investigadores consideran que es vital que se desarrollen tratamientos multidisciplinarios que aborden la obesidad, pero que también busquen trabajar con los problemas neuropsiquiátricos adyacentes.
De este modo, aunque uno no sea el motivador para la aparición del otro, se podrán eliminar dos problemas con un mismo esfuerzo. Al final, todo esto se traducirá en un adolescente más sano, física y mentalmente, que tendrá la capacidad de disfrutar de una mejor calidad de vida.
Referencia:
High prevalence of neurodevelopmental problems in adolescents eligible for bariatric surgery for severe obesity: http://dx.doi.org/10.1111/apa.15702