Mano con la palma hacia arriba viniendo desde el borde derecho de la imagen sosteniendo una representación digital de una cadena de ADN, e el fondo, una representación digital de tres espermatozoides.
Crédito: Psicoactiva.

La fertilidad es una característica biológica que viene impresa en cada individuo según sus genes. En general, se sabe que las características positivas y negativas de esta pueden pasarse de generación en generación. Sin embargo, este conocimiento se trata tan solo de la punta del iceberg.

Científicos y académicos como Iain Mathieson, líder del estudio, y Melinda Mills, coautora, se han fijado también en este punto y han tenido la curiosidad suficiente para querer saber qué se oculta bajo la superficie. Gracias a este esfuerzo, el estudio que se ha presentado apenas en la Reunión Virtual 2020 de la Sociedad Estadounidense de Genética Humana finalmente nos lleva a un nuevo nivel para entender nuestra genética, capacidad reproductiva y proceso evolutivo.

Sobre los genes, la fertilidad y la selección natural

“[Este estudio] » pone a prueba empíricamente una de las preguntas más apasionantes y fundamentales formuladas por los científicos de muchas disciplinas y décadas: ¿hay evidencia de una selección natural en curso en los seres humanos y, de ser así, qué es y cómo funciona?”, comenta Mills.

Básicamente, la investigación realizada en más de 785 mil individuos logró identificar 43 ubicaciones en los cromosomas (loci) que pudieron ligar a determinado número de hijos o a la falta de descendencia. En estos casos, cada locus (ubicación dentro del cromosoma) parecía tener un papel fundamental en la determinación de la fertilidad o infertilidad del individuo.

Dentro de este grupo, uno un gen particular cuyos loci no solo entraron en la primera categoría sino que se mostraron particularmente cambiantes durante el tiempo. Fue justamente al profundizar en el estudio de estos genes que los investigadores pudieron establecer la relación entre estos y los procesos de selección natural humana.

La piedra angular: el gen FADS1

El gen particular que se mostró determinante en este campo se conoce como FADS1 y sus loci son FADS1/2. Según la investigación comparativa entre antiguos y nuevos registros, justamente este tuvo variaciones notorias con el paso de las décadas.

De hecho, los investigadores llegaron a afirmar que aún se encontraba bajo un proceso activo de selección natural. Uno que permitía activar o no estos genes en los organismos de los individuos. Lastimosamente, por ahora tampoco se maneja mucha información sobre este proceso ya que:

“[El gen FADS1], representa quizás el único ejemplo de una variante genética con evidencia de selección histórica y en curso”, aclara Mathieson.

¿Los humanos estamos experimentando la selección natural incluso ahora?

. A estas alturas, la ciencia afirma sin dudas que los humanos continuamos evolucionando. Sin embargo, sabemos bien que la evolución no solo se consigue a través de la selección natural. De hecho, existen otros procesos ambientales y biológicos a través de los cuales el ser humano puede evolucionar. Por este motivo, a pesar de que la presencia del proceso evolutivo, la existencia o no de una selección natural actual no era tan clara.

Ahora, esta nueva información sobre nuestros genes nos deja ver que al menos partes de nosotros siguen sometidas a procesos de selección natural humana.

Referencia:

Genome-wide analysis identifies genetic effects on reproductive success and ongoing natural selection at the FADS locus: https://doi.org/10.1101/2020.05.19.104455

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