La pandemia de COVID-19, causada por el virus del SARS-CoV-2, está asociada con una importante morbilidad y mortalidad. Si bien los pacientes infectados suelen presentar fiebre y síntomas respiratorios compatibles con la neumonía, COVID-19 se ha asociado con múltiples efectos extrapulmonares, incluidas las manifestaciones gastrointestinales y hepáticas.
Estudios anteriores realizados en China identificaron un aumento de las pruebas hepáticas en el 15 por ciento de los individuos afectados, y aunque se ha descrito la prevalencia y la gravedad de las pruebas hepáticas anormales, su relación con las pruebas hepáticas de referencia anteriores a la hospitalización por COVID-19 sigue sin comprenderse bien.
Caracterizando anomalías
Aunque los estudios de China han informado de asociaciones entre las pruebas hepáticas anormales y la duración de la estancia hospitalaria, el riesgo de progresión a un COVID-19 grave y la mortalidad, hay datos limitados sobre estas relaciones en las cohortes de los Estados Unidos.
A fin de abordar esta falta de conocimiento, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale realizó un estudio con el objetivo de caracterizar las anomalías de las pruebas hepáticas y su asociación con los resultados clínicos en pacientes hospitalizados con COVID-19 en una importante red de hospitales de los Estados Unidos.

Para el estudio, los investigadores analizaron una cohorte de 1.827 pacientes con COVID-19 confirmado que fueron hospitalizados en el Sistema de Salud de Yale-New Haven entre el 14 de marzo y el 23 de abril de 2020.
Fuerte asociación
El equipo analizó las características clínicas y las pruebas hepáticas incluyendo la aspartato aminotransferasa (AST) y la alanina transaminasa (ALT), la bilirrubina, los niveles de fosfatasa alcalina (ALP) y albúmina, en tres puntos temporales (línea de base de preinfección, admisión, pico de hospitalización), y se hizo una comparación con los resultados, incluyendo la presentación de COVID-19 grave, la admisión en la unidad de cuidados intensivos, el requerimiento de ventilación mecánica y muerte.
En primer lugar, el análisis reveló que las pruebas hepáticas anormales son muy comunes en los pacientes hospitalizados con COVID-19, y más comunes en los pacientes de Estados Unidos de lo que se informó anteriormente en China.

Mientras que la prevalencia de pruebas hepáticas anormales en estudios de China se estimó en un 15 por ciento, los investigadores evidenciaron tasas más altas que oscilan entre el 40 y el 67,5 por ciento en la cohorte norteamericana.
Adicionalmente, el equipo evidenció una fuerte asociación entre las pruebas hepáticas anormales y la gravedad de los casos de COVID-19, indiferentemente de si los pacientes llegaron al hospital con problemas hepáticos existentes o los desarrollaron durante su hospitalización relacionada con COVID-19.
Estos resultados, explican los autores, proporcionan nueva y sólida evidencia que caracteriza la carga, la gravedad y el patrón de las pruebas hepáticas anormales, y los resultados clínicos asociados en pacientes hospitalizados con infección confirmada del coronavirus SARS-CoV-2.
Referencia: Abnormal Liver Tests in COVID‐19: A Retrospective Observational Cohort Study of 1827 Patients in a Major U.S. Hospital Network. Hepatology, 2020. https://doi.org/10.1002/hep.31487