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Apple y Google unieron esfuerzos para desarrollar una tecnología de rastreo de contactos a través de Bluetooth que podría aplanar la curva de contagio del COVID-19 que ha afectado a millones de personas. Sin embargo, este sistema de rastreo de contactos pone en tela de juicio lo que se ha criticado desde hace pocos años: la privacidad.

El agresivo aumento de contagiados por COVID-19 y a su vez el colapso del sistema sanitario han llevado a los gobiernos, instituciones de salud a trabajar de la mano con tecnológicas para que busquen soluciones efectivas para detener la propagación del coronavirus.

El rastreo de contactos para detener el virus

Entre las soluciones establecidas en todos los sectores llegan a la conclusión de que el método más efectivo para controlar el coronavirus es a través del rastreo de contactos. 

Recientemente, un grupo de científicos publicó un estudio que señalaban que una app de rastreo podría ser el método más rápido y efectivo para contactar y aislar a las personas que estuvieron cerca de algún contagiado por COVID-19, no solo porque estaría a disposición de todos en su smartphone, sino porque reduciría tiempo y horas de seguimiento manual como los realizados en Wuhan.

Si bien, muchos países como Israel están implementando algunas herramientas que acceden a los datos telefónicos del usuario para identificar a las personas infectadas, no deja de ser escalofriante pensar que este tipo de monitoreo agresivo sea la única solución para detener el coronavirus.

No obstante, no podemos escapar del hecho de que actualmente muchas tecnológicas presentan soluciones basadas en datos y en vista de que Apple y Google se asocien para dar un paso adelante es sin duda una muestra que estamos cada vez más cerca de este estado de vigilancia permanente.

Apple

La solución de Apple y Google

En un artículo previo, contamos que los gigantes tecnológicos se unen para desarrollar un sistema de rastreo de contactos que alertará a las personas que estén en riesgo de contagio de COVID-19 si algunas de las personas con quienes se reunieron en un rango de 14 días resultó infectada.

Apple y Google, implementarán la tecnología Bluetooth Low Energy (BLE) y otras aplicaciones aprobadas de organizaciones de salud, para el rastreo de contactos con el fin de disminuir las cifras de contagio del coronavirus en el mundo.

Su plan se basa en utilizar el rastreo de contactos con suscripción voluntaria, que permita localizar a las personas infectadas. Para esto, el primer paso será descargar la aplicación.

Google señala que a través del bluetooth se almacenarán las señales en intervalos de 5 minutos de los teléfonos cercanos, una información que permitirá establecer las conexiones existentes entre los equipos.

Asimismo, la persona infectada tendrá que ingresar la información correspondiente en la app. Posteriormente, las personas que cuenten con la aplicación serán informadas en caso de que deban aislarse por estar en contacto con alguien infectado.

Cualquier persona que haya tenido contacto con un paciente –-compartió un elevador u oficina, autobús o tren– recibirá un mensaje para instruirle sobre cómo hacerse la prueba.

¿Pandemia vs privacidad?

Google y Apple han ideado un sistema de clave anónima que cambiará cada 15 minutos y les permitirá saber a quién pertenece el “equipo infectado” sin revelar su identidad.

Si bien, la iniciativa de las compañías trataría en cierta forma de reducir el sesgo de violación a la privacidad, el hecho de que una persona permita compartir una señal de bluetooth de forma voluntaria no es muy alentador.

«No hay duda de que las libertades civiles tienen que ceder cuando se trata de una crisis de salud pública como esta«, dijo Jay Stanley, analista senior de políticas en el Proyecto de Discurso, Privacidad y Tecnología de la ACLU. «Pero cualquier incursión en las libertades civiles debe ser necesaria, debe ser efectiva y debe ser proporcional».

Muchas encuestas arrojan que muchas personas estarían de acuerdo en usar la app, pero es difícil saber si millones de personas en todo el mundo estarían dispuestas a hacerlo.

Y aunque este software se encuentra en desarrollo, aún deja mucha tela que cortar e interrogantes que aclarar, ya que Google y Apple tendrán que garantizar que la tecnología ofrece la completa privacidad del usuario y además demostrarlo, en un tiempo donde los ataques en línea se incrementan y los usuarios finales son los más afectados.

Las empresas planean lanzar una primera versión en mayo, se trata de una API (interfaces de programación de aplicaciones) que permitirá la interoperabilidad entre los dispositivos iOS y Android, haciendo uso de aplicaciones de salud oficiales.

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