El coronavirus ya ha pasado casi tres meses entre nosotros. Su paso por los diferentes continentes ha dejado a las naciones en estado de alerta y en situaciones de emergencia de diferentes magnitudes. Por los momentos, aún no existe un tratamiento directo contra el COVID-19 más allá de la minimización de los síntomas.

Sin embargo, el mundo entero se encuentra corriendo para poder descubrir una vacuna lo más rápido posible. Con ella no solo se podría inmunizar a quienes aún no se han contagiado. De hecho, también se podría utilizar para que actuara como un minimizador de la gravedad de la enfermedad si se aplica en las etapas más tempranas de la misma.

Alrededor de todo el globo podemos ver iniciativas individuales de pequeñas y grandes organizaciones que persiguen esta meta. Pero, trabajar separados podría hacer que el descubrimiento de la vacuna demorara más de lo que querríamos esperar.

Por ello, entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han propuesto nuevos proyectos que involucren la participación del mundo. De este modo, se podrían combinar esfuerzos y conocimientos para obtener los mejores resultados en el menos tiempo posible.

Las declaraciones de la OMS

En una breve declaración, la semana pasada, el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dio a conocer la posición de esta entidad al respecto. “Múltiples ensayos pequeños con diferentes metodologías pueden no darnos la evidencia clara y sólida que necesitamos sobre qué tratamientos ayudan a salvar vidas” declaró. Con ello, dejó claro que la OMS está optando por un mecanismo de colaboración del que esperan sacar mejores frutos que de los esfuerzos particulares.

Presentando el estudio SOLIDARITY

Con ello, dio pie para presentar la iniciativa de la organización a la que nombraron SOLIDARITY. Para aclarar un poco su funcionamiento del Director General explicó: “Este gran estudio internacional está diseñado para generar los datos sólidos que necesitamos, para mostrar qué tratamientos son los más efectivos”.

En estos momentos, la iniciativa cuenta con el apoyo de países como Argentina, Bahrein, Canadá, España, Francia, Irán, Noruega, Sudáfrica, Suiza y Tailandia. Sin embargo, Adhanom Ghebreyesus declaró que tiene fe de que muchas más naciones se unan pronto a este proyecto.

Estas son las medicinas que se probarán, por ahora

Como lo hemos visto, este estudio cuenta con la colaboración de países de casi todas partes del mundo. Se espera que cada nación conduzca sus propias investigaciones, pero que la información se comparta en una base de datos común que haga mucho más fácil el análisis de datos. Por los momentos, el plan de la OMS es poner a prueba 4 medicamentos prexistentes para determinar su nivel de influencia sobre el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2.

Primero tenemos la dupla que se utiliza contra la malaria que se conoce como cloroquina e hidroxicloroquina. Asimismo, entra también al estudio el remdesivir (azitromicina) que se ha utilizado como medicamento contra el ébola. Para finalizar la lista, nos encontramos con la combinación de un par de medicinas que se han utilizado para tratar el VIH (Lopinavir y Ritonavir).

El primero que hemos mencionado en otras oportunidades ha mostrado ser efectivo contra otro tipo de coronavirus como el SARS y el MERS. Por lo que, existe la esperanza de que el mismo pueda traer la solución que se busca contra el COVID-19. No obstante, las pruebas de laboratorio aún no han sido concluyentes y, por ende, no se puede hablar de una “cura” o vacuna lista.

En una situación muy similar se encuentra el remdesivir que, al no ser efectivo contra el ébola, podría haber mostrado mejores resultados contra el COVID-19. Por ahora, aún hay dudas pues su acción en solitario aún debe ser probada versus un placebo para notar sus capacidades.

Finalmente, la dupla Lopinavir-Ritonavir en su momento se veía prometedora. Pero, ya han surgido evidencias que indican que la solución no está en esta dirección.

La lista está sujeta a cambios

Debido a estas nuevas evidencias, es posible que la OMS deba replantear su lista de medicamentos a probar. Afortunadamente, desde un principio planearon todo como una investigación abierta. Por lo que, no resultará tan difícil sacar de la lista a este par, para añadir cualquier otra combinación más prometedora.

Por ejemplo, China ha declarado estar haciendo pruebas para el medicamento japonés conocido como favipiravir. Ello debido a que, debido a ciertas pruebas preliminares, este medicamento contra la influenza podría ser un buen contrincante para el COVID-19.

Otro nuevo candidato de estudio en esta área podría ser el matrimonio entre el medicamente contra la malaria (hidroxicloroquina) y el usado contra el ébola (azitromicina). Según recientes declaraciones y evidencias ofrecidas por investigadores franceses, las mismas parecen ofrecer resultados positivos en la lucha contra el avance de la enfermedad en el organismo.

No obstante, aún es necesario hacer más pruebas que permitan corroborar su efectividad. Aun así, por ahora, esta parece ser una de las alternativas más prometedoras.

Algunas otras iniciativas

La OMS no es la primera entidad en iniciar proyectos en búsqueda de un tratamiento contra el COVID-19. Países como Estados Unidos y China ya han dado sus primeros pasos en esta dirección.

Este primer par muestran iniciativas individuales, pero no son las únicas que han tenido éxito. En Europa, por ejemplo, están realizando coaliciones entre los países para desarrollar proyectos de estudio que permitan ubicar una vacuna para el coronavirus. Asimismo, la Casa Blanca recientemente ha anunciado un proyecto colaborativo mundial que también la intención que extender el tamaño y alcance de los datos existentes sobre el COVId-19.

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