Todos sabemos lo difícil que puede ser retrasar la gratificación. Pero la civilización humana se construyó alrededor de nuestra capacidad supuestamente única para planificar, anticipar las necesidades futuras y sacrificarnos ahora para cosechar mejores recompensas más adelante.

Hace casi una década, los simios demostraron que pueden planificar eventos futuros. Ahora, un estudio en cuervos reveló que estas inteligentes aves también pueden planificar un evento más allá del momento actual.

Habilidades puestas a prueba

El hallazgo puede ayudarnos a comprender cómo los diferentes animales pueden evolucionar para tener el mismo tipo de inteligencia, a la vez que sugiere que la capacidad de proyectar el futuro debe haber evolucionado al menos dos veces.

La confirmación de que los simios cuentan con la capacidad de previsión llevó a muchos científicos a pensar que la capacidad de planificar evolucionó a través de los linajes de los homínidos. Dadas las innumerables muestras de inteligencia observadas en los cuervos, los investigadores se propusieron explorar si estas aves contaban con este rasgo.

Una serie de pruebas demostraron que los cuervos son capaces de planificar para el futuro, así como sacrificar una recompensa inmediata en favor de un mejor premio más adelante.

Para ver si los cuervos podían aprender nuevas habilidades y usarlas para resolver problemas futuros, el equipo de investigación enfrentó a las aves a una serie de experimentos. Cada una se sumergió en dos habilidades que los cuervos no suelen realizar en la naturaleza: el uso de herramientas y el trueque con las personas.

El equipo recurrió a la comida como elemento motivador, pero la configuración fue complicada porque muchos animales, incluidos los cuervos, tienen comportamientos adaptativos como almacenar comida. Las ardillas, por ejemplo, acumulan comida para el invierno, pero se trata de comportamiento preprogramado, no de un acto de previsión.

Entonces, los investigadores no solo enseñaron a los cuervos a usar herramientas para recuperar comida, sino que también desafiaron a las aves a pensar en el futuro.

Los cuervos enfrentaron una tarea simple: dejar caer algo por un tubo largo y obtener una recompensa en la parte inferior de una plataforma. Pero las aves tuvieron que elegir qué herramienta usar entre cuatro opciones: tres objetos que no permitían completar la tarea y una pequeña roca que sí pudo.

Sensibles a la noción temporal

Cada prueba fue diferente. En la primera, un cuervo escogió una herramienta, pero luego se hizo esperar 15 minutos antes de que pudiera acceder al tubo. Una segunda prueba similar hizo que las aves esperaran 17 horas en lugar de 15 minutos. Estos tiempos extendidos probaron hasta qué punto los cuervos podían planear con anticipación. Los cuervos demostraron ser competentes en ambos casos, completando con éxito las tareas el 73 por ciento de las veces.

Los investigadores no solo enseñaron a los cuervos a usar herramientas para recuperar comida, sino que también las desafiaron a pensar en el futuro.

El equipo también probó el autocontrol de los cuervos al ofrecer una recompensa inmediata y menos atractiva, frente a la oportunidad de deleitarse con una comida más grande más adelante. Los cuervos audaces prefirieron descartar la recompensa inmediata en favor de un mejor premio futuro.

Un tercer ejercicio entrenó a los cuervos para intercambiar alimentos por una tapa de botella, que las aves tuvieron que elegir entre otras tres opciones, nuevamente utilizando condiciones que desafiaron su capacidad de esperar o exhibir autocontrol.

Las aves obtuvieron la misma puntuación en estas pruebas, demostrando de manera convincente que los cuervos son sensibles a la noción temporal y eligieron la tapa de la botella por su valor futuro.

En referencia a estos resultados el investigador Can Kabadayi, catedrático en el Departamento de Ciencias Cognitivas de la Universidad de Lund en Suecia y coautor del estudio, comentó:

“Es sorprendente que los cuervos puedan planear con anticipación a la par de los simios, dado que sus ancestros comunes divergieron hace unos 320 millones de años. Sin embargo, este no es el primer ejemplo en el que animales drásticamente diferentes desarrollaron rasgos similares: el ancestro común de las aves y los insectos no volaba, pero ambos pueden volar”.

Referencia: Ravens parallel great apes in flexible planning for tool-use and bartering. Science, 2017. https://doi.org/10.1126/science.aam8138

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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