
En 1871, Charles Darwin puntualizó que la diferencia mental entre los humanos y los animales, por grande que sea, ciertamente es de grado y no de tipo. Si bien la economía, elecciones que sopesan los pros y los contras de cada intercambio, luce como una idea puramente humana, existe sobrada evidencia de que los animales también manejan estos preceptos.
La toma de decisiones en animales se ha estudiado tradicionalmente asumiendo que optimizan su consumo de energía y oportunidades reproductivas bajo presión evolutiva, y han adaptado su comportamiento de elección en consecuencia. Por lo tanto, muchas teorías ecológicas de la toma de decisiones tienen en común con los modelos económicos que se centran en la optimización del comportamiento de elección.
Noción corroborada
Los animales no piensan, entonces, ¿cómo pueden tomar decisiones económicas? En términos muy generales, la economía es una disciplina que tiene como objetivo predecir cómo las decisiones individuales afectan la oferta y la demanda de recursos generalmente limitados.

La diferencia en el comportamiento económico humano y animal es mucho menor de lo que se podría pensar a primera vista. Esta noción es corroborada por varias líneas de investigación que prueban empíricamente las predicciones de la teoría económica utilizando animales.
Estos estudios muestran que las ratas, por ejemplo, cumplen sorprendentemente bien las predicciones de la teoría de la demanda, la teoría de los precios, la oferta laboral, la toma de decisiones bajo riesgo y la elección intertemporal.
Un estudio de 2017 mostró que la avispa cartonera hembra actúa como una propietaria astuta. Ella deja que las avispas ayudantes se muden a su nido y cuiden a su descendencia a cambio de refugio.
Fuerzas del mercado
Pero esos ayudantes pueden elegir a qué nido unirse, y prefieren ir a nidos que no requieren tanto trabajo. Cuando los investigadores agregaron más nidos al campo, efectivamente, las avispas hembras estaban dispuestas a aceptar contribuciones más pequeñas de los ayudantes, un comportamiento que da soporte al principio económico: mayor oferta, precios más bajos.

Las fuerzas del mercado juegan un papel en el comportamiento de todos los seres vivos, desde plantas hasta primates, pasando por aves, peces e insectos. Se trata de un buen recordatorio de que actuar por interés propio no siempre ofrece los efectos esperados y, por lo tanto, elaborar estrategias y cooperar es un enfoque apropiado para obtener mejores resultados.
En perspectiva, a pesar de que los contextos en donde las decisiones económicas tomadas por humanos y animales pueden ser muy diferentes, la teoría económica puede ser aplicada con éxito tanto al comportamiento humano como animal.
Referencias:
Market forces influence helping behaviour in cooperatively breeding paper wasps. Nature Communications, 2017. https://doi.org/10.1038/ncomms13750
Biological markets: supply and demand determine the effect of partner choice in cooperation, mutualism and mating. Behavioral Ecology and Sociobiology, 1994. https://doi.org/10.1007/BF00167053
Adult Cleaner Wrasse Outperform Capuchin Monkeys, Chimpanzees and Orang-utans in a Complex Foraging Task Derived from Cleaner – Client Reef Fish Cooperation. Plos One, 2012. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0049068