Aunque es ampliamente conocido que el tirón gravitatorio de la Luna impulsa las mareas en la Tierra y, con ellas, los ciclos de vida de las criaturas costeras, nuestro satélite natural también influye en la vida animal con su luz.
Para las personas que viven en ciudades atiborradas luces artificiales, puede ser difícil imaginar cómo la luz de la Luna puede cambiar tan dramáticamente el paisaje nocturno. Sin embargo, en la naturaleza, el ciclo lunar está estrechamente vinculado a algunos extraños patrones de comportamiento animal.
Moldeando el comportamiento animal
La presencia o ausencia de la luz de la Luna, junto con los cambios predecibles en el brillo a lo largo del ciclo lunar, pueden moldear la reproducción, el forrajeo, la comunicación y otros aspectos de la vida de un animal.

Durante décadas, los investigadores han estado catalogando los efectos de la luz de la luna en los animales y continúan identificando nuevas conexiones. Una variedad de racionalizaciones explican estos efectos: una luna llena puede proporcionar una señal de tiempo para eventos sincronizados, facilitar la comunicación visual en la noche, o simplemente asustar a los animales nocturnos normalmente activos entre las sombras.
Por ejemplo, los tejones europeos tienden a marcar territorio con su orina con más frecuencia durante la luna nueva que en la luna llena. De acuerdo a los investigadores, la luna nueva parece ser el mejor momento para el apareamiento, debido que el aumento de la oscuridad proporciona a la pareja de tejones protección contra los depredadores acechantes.
Las parejas de tejones pueden tardar hasta 90 minutos en aparearse, un periodo en el que son más vulnerables a los depredadores. Así que mientras que el patrón de orina puede parecer un hábito aleatorio, tiene una raíz práctica en defensa propia, la cual es guiada por la luz de la Luna.
Sincronización lunar
En una noche decembrina especialmente iluminada por la luna, los corales frente a las costas de Australia sincronizan la liberación más masiva de óvulos y espermatozoides, y si bien es cierto que una variedad de factores ambientales se conjugan, incluyendo temperatura, salinidad y disponibilidad de alimentos, los investigadores han encontrado que los niveles de luz de la luna parecen jugar un papel importante, ya que el evento siempre ocurre en luna llena.

Los chinches, larvas de insectos tipo libélula llamados antílopes, cavan nuevas trampas cada día, y los investigadores han descubierto que estos agujeros se hacen más grandes durante las lunas llenas.
Este aumento en el tamaño del orificio puede ser el resultado de que su presa se vuelva más activa bajo la luz de la luna llena, haciendo que el esfuerzo adicional de cavar hoyos más grandes valga la pena. Sin embargo, los investigadores han descubierto que este hábito persiste incluso en la oscuridad total de un laboratorio, lo que sugiere que otros componentes del ciclo lunar también influyen.
Los leones son cazadores nocturnos, pero ocasionalmente matan durante el día, especialmente después de la luna llena. Las investigaciones han demostrado que los leones consumen menos comida durante las noches iluminadas, posiblemente porque la presa es menos activa en estos momentos.
Para compensar la cacería de una noche poco productiva, los leones deben encontrar combustible adicional durante el día, en especial luego de una noche particularmente bien iluminada.
La observación de estos procesos le permite aprender más sobre la interacción de los organismos vivos con el mundo circundante, y nos muestra cómo el comportamiento animal está sujeto a ritmos circadianos, estacionales y lunares.
Referencias:
Orienting to polarized light at night — matching lunar skylight to performance in a nocturnal beetle. Journal of Experimental Biology, 2019. https://doi.org/10.1242/jeb.188532
Born at the right time? A conceptual framework linking reproduction, development, and settlement in reef fish. Ecology 2018. https://doi.org/10.1002/ecy.2048
Foraging behavior and hunting success of lions in Queen Elizabeth National Park, Uganda. African Journal Ecology, 1984. https://doi.org/10.1111/j.1365-2028.1984.tb00682.x
A ‘dynamic’ landscape of fear: prey responses to spatiotemporal variations in predation risk across the lunar cycle. Ecology Letters, 2017. https://doi.org/10.1111/ele.12832