Es un hecho establecido que nuestros esqueletos son sorprendentemente maleables. Los restos que se exhiben en los museos pueden parecer sólidos e inertes, pero los huesos debajo de nuestra carne están vivos, y aunque el esqueleto de cada persona se desarrolla de acuerdo a lo establecido en su ADN, se adapta a las tensiones únicas de su vida.
Si presionas tus dedos en la parte posterior de tu cráneo, justo por encima del cuello, y sientes una pequeña espiga, es posible que te encuentres entre personas cuyo cuerpo ha respondido al uso de teléfonos inteligentes mediante el crecimiento de nuevas capas de hueso.
Cada vez más común
El bulto óseo del cráneo, conocido como protuberancia occipital externa, es cada vez más común. En un estudio publicado en el año 2016, los autores describieron cómo habían estado detectando estas protuberancias con mayor frecuencia en las radiografías de pacientes relativamente jóvenes en su clínica.

Para obtener más información, examinaron 218 radiografías de la columna cervical lateral de personas de entre 18 y 30 años de edad, donde aparece la protuberancia occipital externa.
Del grupo, el 41 por ciento tenía el bulto, y el 10 por ciento tenía un “pico” de al menos 20 milímetros de largo. Esta protuberancia fue más común en hombres (67 %) que en mujeres (20 %). El más largo fue de 35,7 mm en un hombre y de 25,5 mm en una mujer.
Exigencia adicional
Estos hallazgos podrían explicarse por el aumento en el uso de tecnologías de mano desde la infancia. Al describir el fenómeno denominado “cuello de texto”, los investigadores señalaron que al mirar dispositivos como teléfonos inteligentes y tabletas, nuestros cuellos deben esforzarse para mantener nuestras cabezas en su lugar.

Los investigadores explicaron que la cabeza humana pesa alrededor de 4,5 kilogramos, y la inclinación hacia adelante adoptada para ver las pantallas de los dispositivos genera una exigencia adicional al cuello, y este esfuerzo prolongado podría llevar al cuerpo a construir nuevos tejidos óseos para aumentar el área de superficie que sostiene esta masa.
Al respecto, el doctor David Shahar, un científico de la salud de la Universidad de la Costa del Sol en Australia, y autor principal de la investigación, explicó:
“Mantener esta posición por periodos prolongados de tiempo puede aumentar la presión en la coyuntura donde los músculos del cuello se adhieren al cráneo, y es probable que el cuerpo responda creando nuevos tejidos óseos, lo que origina a esa protuberancia.”
Aunque afortunadamente estas protuberancias rara vez causan problemas médicos, la recomendación generalizada es mejorar la postura.
Referencias: A morphological adaptation? The prevalence of enlarged external occipital protuberance in young adults. Journal of Anatomy, 2016. https://doi.org/10.1111/joa.12466