El pingüino emperador es la única especie de pingüino que sigue la arriesgada estrategia de reproducirse únicamente en el implacable invierno antártico, lo que hacen en enormes colonias de varios miles de aves.
Después de que la hembra pone su huevo, sale al mar por meses para reponerse alimentándose con peces; durante ese tiempo el macho queda encargado de incubar el huevo en un entorno en el que las temperaturas se vuelven cada vez más frías.
Papá queda a cargo
El motivo de reproducirse en invierno se reduce a algunas restricciones de programación muy estrictas. Cuando varios miles de crías llegan a una colonia de pingüinos, requieren toneladas de alimentos, pero eso solo está disponible en la primavera.

Dado que la incubación del huevo requiere de unos cuatro meses, los pingüinos programan la eclosión de su descendencia para el momento en que es mayor la disponibilidad de recursos, lo que garantiza una alta tasa de supervivencia.
Pero antes de lanzarse al mar en busca de sustento, los pequeños polluelos fueron abrigados por sus padres, quienes asumieron la titánica tarea de proteger a sus crías de fuertes ventiscas y temperaturas bajo cero.
Para lograrlo, los papás pingüinos se aprovechan de varios artilugios. El primero, es estar casi completamente cubiertos por una densa capa de plumas de varios centímetros de grosor, que aísla sus propios cuerpos y sus crías.
De modo similar a otras especies de pingüinos, el emperador está equipado con una solapa de piel desnuda en su abdomen, llamada “bolsa de cría”, que protege al huevo.
A tal fin, el pingüino equilibra ingeniosamente el huevo sobre sus patas, lo presiona contra la piel desnuda y luego lo cubre con un pliegue de plumaje del abdomen, aislando completamente a la descendencia del congelado mundo del exterior.
Adaptados al entorno
Los investigadores explican que el contacto directo con la piel, calienta al huevo a través de los vasos sanguíneos que se encuentran justo debajo de la superficie. La piel en sí misma es muy sensible a la temperatura del huevo.

Eso sintoniza a los papás emperadores con el bienestar de sus polluelos, alertándolos cuando los huevos necesitan un poco más de cobertura para mantenerlos cómodos.
Pero todo esto depende de que el pingüino padre pueda mantener su propio aislamiento en beneficio de sí mismo y de sus crías.
Una de las varias adaptaciones que tiene el pingüino emperador en particular es la capacidad de no perder el calor en el entorno. En parte, eso lo logra teniendo el menor contacto posible con el hielo, para lo cual levantan sus patas del hielo, se apoyan en sus talones y se afianzan con la punta de la cola.
Pero las aves paternas tienen una estrategia más para mantener a sus crías a salvo: el abrazo grupal. Los pingüinos emperadores son famosos por crear enormes grupos en los que cientos de aves se juntan en una masa en constante circulación para garantizar el calor colectivo.
En un entorno tan hostil, el impresionante calor del grupo puede ayudar a los papás emperadores a reducir su metabolismo y el uso de energía, por lo que pueden continuar calentando a sus preciosas crías.
Referencia: Emperor penguin body surfaces cool below air temperatura. Biology Letters, 2013. https://doi.org/10.1098/rsbl.2012.1192