Todos tenemos secretos, esa es una verdad incuestionable. De hecho, estudios han demostrado que guardar secretos puede promover un mayor bienestar y una mayor calidad de vida.
Sin embargo, algunos secretos pueden ser una importante fuente de malestar. Al respecto, siguiendo los resultados de una investigación reciente, se sugiere que los secretos que nos generan vergüenza podría generar un mayor malestar en comparación con aquellos que nos resultan culposos.
Secretos, culpa y vergüenza
Si bien guardar secretos es parte normal del comportamiento humano, e incluso puede ser beneficioso, algunos secretos pueden ser una importante fuente de malestar psicológico para las personas.
A fin de estudiar esto, un equipo de investigadores realizó una encuesta en la que participaron 1.000 personas. Específicamente, se les preguntó a los participantes sobre sus secretos, además de los sentimientos asociados a ellos, prestando especial atención a la vergüenza y la culpa.
Adicionalmente, se tomó en cuenta la cantidad de veces que los participantes pensaban respecto a sus secretos y sus esfuerzos diarios para ocultar esta información durante el mes inmediatamente anterior al estudio.
De esta manera, se encontró que los participantes que sentían vergüenza por sus secretos, le dedicaban una mayor cantidad de tiempo diario a pensar en ellos que aquellos que sentían culpa o cualquier otra emoción asociada a la información oculta. No obstante, se observó que ni la vergüenza ni la culpa eran sentimientos que predecían el ocultar la información.
En este caso, la decisión de ocultar un secreto tenía que ver con la frecuencia con la que las personas mantenían conversaciones relacionadas a los secretos con la persona a la que se lo oculta, en lugar de sus emociones con respecto a la información.
La vergüenza asociada a los secretos resulta más incómoda que la culpa

Analizando más a fondo los resultados, los investigadores encontraron que cuando los participantes se avergonzaban de sus secretos, su autoestima se veía afectada, pues se sentían pequeños, sin valor e impotentes. Por su parte, la culpa se asoció a sentimientos como remordimiento, arrepentimiento y tensión psicológica.
Específicamente, los secretos vergonzosos giraban en torno a la salud mental de los participantes, experiencias traumáticas o problemas para aceptar su apariencia física. Por otro lado, los secretos asociados a la culpa, hacían referencia a herir a otras personas, decir mentiras o violar la confianza de alguien más.
En este sentido, el arrepentimiento no mostró ser un factor predictor de la cantidad de tiempo que le dedicaban las personas a pensar sobre sus secretos. Más bien, fueron los sentimientos de impotencia asociados a la información oculta, los que determinaron qué tanto pensaban los participantes sobre sus secretos.
Finalmente, los investigadores sugieren que las personas deben evitar juicios excesivamente críticos sobre si mismas en atención a la información que ocultan, esto podría evitar importantes sumas de malestar a nivel psicológico.
Referencia: Shameful Secrets Bother Us More Than Guilty Secrets, (2019). http://dx.doi.org/10.1037/emo0000542