La infancia es una etapa de suma importancia para el desarrollo del ser humano; cualquier cosa que altere de alguna forma este proceso, puede afectar al individuo por el resto de su vida. En esta línea, una investigación reciente ha demostrado que las situaciones de violencia durante la infancia aceleran el envejecimiento celular y el desarrollo biológico de los niños.
Tras llevar a cabo un estudio exhaustivo, los investigadores descubrieron que situaciones tales como el abuso psicológico, físico y/o sexual, además de la privación de afecto y abandono emocional durante la infancia, afectan el desarrollo, traduciéndose en un envejecimiento más rápido.
La violencia durante la infancia puede ser devastadora
La exposición a situaciones adversas durante la infancia aceleran el proceso de envejecimiento y el desarrollo biológico de los niños; esto puede aumentar las probabilidades de que estos niños, durante su adultez, sufran de un sinnúmero de problemas de salud, tanto físicos como mentales, que podrían ser graves.
Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores, dirigido por Katie McLaughlin, Profesora Asistente de la Universidad de Harvard, evaluó la historia de vida de 250 niños y adolescentes de diferentes orígenes étnicos, con edades comprendidas entre los 8 y los 16 años; posteriormente, se analizó la relación entre la exposición a la violencia y los procesos asociados al desarrollo biológico.
Específicamente, se realizaron entrevistas y encuestas, tanto con los niños como con los padres, a fin de identificar posibles situaciones de violencia que estos jóvenes se hayan visto obligados a afrontar a lo largo de su vida. Adicionalmente, los investigadores tomaron muestras de saliva con el objetivo de llevar a cabo un análisis del ADN de los participantes.
Otro elemento tomado en cuenta fue la edad en la que estos niños entraron en la pubertad. De esta manera, fue posible analizar la relación entre la exposición a hechos de violencia, el desarrollo y los cambios epigenéticos asociados al envejecimiento. Así, se descubrió que el 25% de estos niños habían sufrido abuso sexual, mientras que el 42% fueron víctimas de violencia física. Por su parte, según los resultados, el 16% de los participantes experimentó inseguridad alimentaria durante la infancia.
Los efectos de la violencia durante la infancia perduran hasta la adultez
Tras llevar a cabo la investigación, se encontró que los niños que habían estado más expuestos a situaciones de violencia, mostraban una edad epigenética superior a lo esperado para su edad cronológica. También, se observó que estos niños entraban en la pubertad cuando eran más jóvenes en comparación con el resto. Por tanto, los investigadores concluyen que los jóvenes que sufrieron situaciones adversas como las mencionadas anteriormente se habían desarrollado de forma más acelerada que el resto de los participantes.
Al respecto, los investigadores explican que en la mayoría de los organismos vivos que son expuestos a situaciones adversas en etapas tempranas del desarrollo, se observa una aceleración de los procesos de maduración; el objetivo biológico y evolutivo de esto es lograr la madurez reproductiva lo más rápido posible. Sin embargo, esto puede tener consecuencias negativas para la salud.
Por ejemplo, la aceleración del envejecimiento epigenético se relaciona a un aumento de las probabilidades de desarrollar depresión a lo largo de la vida; en la misma línea, este fenómeno está asociado a enfermedades como cáncer, problemas cardiovasculares, obesidad y deterioro cognitivo.
Finalmente, los investigadores advierten que estos resultados podrían usarse para desarrollar métodos de identificación de jóvenes en situaciones de riesgo que podrían necesitar de servicios de salud adicionales. Adicionalmente, se recomiendan otros estudios a fin de evaluar los posibles beneficios que podrían derivarse de estrategias de intervención temprana sobre problemas de este tipo durante la infancia.
Referencia: Early Experiences of Threat, but Not Deprivation, Are Associated With Accelerated Biological Aging in Children and Adolescents, (2018). https://doi.org/10.1016/j.biopsych.2018.09.008